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Kaoru estaba oculto detrás de la pared, observando a Kojiro entrenar con el saco de boxeo.

Qué sexy... —susurró Kaoru, relamiéndose y mordiéndose los labios.

Él, a diferencia de su guardaespaldas, no hacía mucho ejercicio. Y no era porque fuera perezoso o algo por el estilo, simplemente le parecía asqueroso estar lleno de sudor.

No obstante, la vista de su guardaespaldas, con el sudor escurriendo por todo su cuerpo, era una vista sublime y pecaminosa para él.

—Joven Kaoru, ¿su padre no le enseñó que es de mala educación espiar a las personas? —le susurró el mayordomo en el oído.

Kaoru abrió sus ojos y se giró rápidamente. Sus mejillas estaban sonrojadas a más no poder y su corazón latía frenéticamente.

—¡Daiki! —exclamó, tapándose la boca en el acto —¿Q-Qué estás haciendo aquí? —susurró.

—He venido a avisarle que sus amigos han venido a visitarlo. Lo están esperando en la sala principal, joven Kaoru.

—Está bien... Gracias por informarme, Daiki —Kaoru soltó un pequeño suspiro y después se volteó para ver a su guardaespaldas.

Ahora estaba levantando unas pesas de 20 kilos y haciendo sobresalir sus enormes bíceps.

Kaoru se mordió una vez más los labios. Sin duda alguna era una vista demasiado tentadora.

Daiki, por otro lado, levantó una de sus cejas y sonrió de manera pícara.

—El joven Nanjo sí que ha captado su atención, joven Kaoru.

—N-No sé a qué te refieres —dijo Kaoru, desviando su mirada —M-Mejor ve a ofrecerles algo de comer a mis invitados —ordenó.

El mayordomo soltó una pequeña risa.

—Oh, eso ya lo hice. Incluso su amigo, el joven Ainosuke, me pidió que le trajera una botella de vino.

—Ese idiota... Siempre hace lo mismo cuando viene de visita —Kaoru suspiró y le dio una última mirada a su sexy guardaespaldas.

—No se preocupe, joven Kaoru. Si quiere, puedo grabar un video del joven Nanjo —bromeó el mayordomo, notando cómo el más joven se mordía sus labios.

—¡Daiki!

El mayordomo se echó a reír una vez más y acompañó a Kaoru hacia la sala principal de la mansión Sakurayashiki.

Era un alivio que Kojiro estuviera tan concentrado en su ejercicio mientras escuchaba musica, de no ser así, hubiese sido una situación bien incómoda para Kaoru.




Cuando Kaoru entró a la sala, pudo ver que, en efecto, Adam se había bebido media botella de vino tinto.

—Es increíble que te guste beber tan temprano, Adam —Kaoru rodó los ojos y se sentó junto a él, después fijó su vista en Tadashi —Tienes suerte de que tu novio esté contigo para controlarte, de lo contrario, estarías ebrio a mas no poder.

—Sabes muy bien que el vino no me emborracha como otras bebidas —respondió Adam, sonriendo —No es como en tu caso. Tú te embriagas hasta con la bebida menos alcohólica que existe.

—¡Eso no es cierto! —exclamó Kaoru, indignado.

—Sí lo es —respondieron ambos hombres.

Kaoru rodó los ojos.

—En todo caso, no los cité aquí para hablar sobre si soy tolerante o no al alcohol.

—Así es. Nos citaste para hablar sobre ese guardaespaldas que es un 11. Oh, espera, no es un 11, sino un...

The bodyguard and the pink rich boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora