El despertador sonó, y lo apagué rápidamente. Mi madre aún estaba sumida en un sueño profundo. Antes de salir hacia el colegio, me aseguré de esconder todo tipo de alcohol en mi habitación. La última cosa que quería era que me atraparan.
Mientras viajaba en el Uber, me recargué en la ventana, escuchando música a todo volumen. Hoy no me arreglé; llevaba un suéter grande y unos pantalones cómodos, con el pelo recogido en un desordenado moño. Me veía espantosa, y lo sabía.
—Señorita, llegamos —anunció el conductor.
—Gracias —respondí, bajando del auto. En el instante en que salí, sentí las miradas de todos sobre mí. Era extraño, la última vez que me miraban así fue cuando Melanie se burló de mí en el periódico escolar.
—¡Issy! —gritó Dylan, deteniéndome.
—Dylan, déjame en paz —dije, empujándolo con desdén—. No quiero verte.
Caminé con furia, sintiendo su mirada a mis espaldas. Al girar, entendí por qué todos me miraban con desprecio: Melanie había vuelto, con una sonrisa maliciosa que me hizo querer ignorarla y seguir mi camino.
Cuando me dirigía a la cafetería, Laech me interceptó.
—Issy —dijo, sonriendo—. Vamos a fumar.
Caminamos hacia el baño de hombres. Al entrar, vi a John, Kat, Meg, Henry y, por supuesto, a Melanie, que me observaban. Los ignoré y entré al baño con Laech.
—Regresó Melanie —comentó Laech mientras encendía su cigarrillo.
—Sí —respondí, sintiendo cómo su presencia me incomodaba.
Me acurruqué en su pecho mientras fumábamos, decidimos no entrar a clases y pasarnos todo el día allí, disfrutando de la libertad que nos brindaba el humo.
—Issy —dijo Laech, su tono cambiando—. Piensa un poco en lo que vas a hacer. No quiero que sigas con esta vida.
—Laech, no lo voy a dejar —me reí, intentando restarle importancia.
—¿A dónde vas? —preguntó, tomando mi brazo y haciéndome caer sobre él.
Ambos comenzamos a reír como dos idiotas, y lo volví a besar. Esta vez, Laech puso sus manos en mi cintura y me quitó el suéter grande, intensificando el beso. Comencé a desabrochar la camisa del colegio, pero en ese momento, mi celular sonó. Laech lo tomó y vio el nombre de Dylan en la pantalla.
—Te llaman —me dijo, entregándome el teléfono de mala gana.
—No importa —dije, colgando sin pensarlo.
Laech no continuó con el beso, y me sentí como una idiota. Se volvió a fumar y me pasó el cigarrillo de mota.
Caminamos por los pasillos, riendo como locos, mientras todos murmuraban sobre nosotros, criticando cómo había caído en las drogas.
—Laech —dije, haciendo una pequeña pausa—. ¿Tú solo me ves como una amiga?
Él rió y me besó apasionadamente.
Ya era sábado, y Laech estaba en mi casa, observando cómo me cambiaba. Decía que le parecía satisfactorio, especialmente cuando me quitaba la ropa.
—Me gustaba más el gris —dije, coqueta.
—Solo quieres que me desnude, ¿cierto? —pregunté, sonriendo.
Laech hizo un gesto de ofendido, pero luego comenzó a reír.
Estábamos afuera de una fiesta, fumando mientras todos bailaban y bebían.
—Issy, ¿verdad? —preguntó un chico de pelo rosado.
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El Fuck Boy (EDITANDO)
Romance-Pensé que teníamos algo-las lágrimas comenzaron a caer. -Pensaste?, enserio crees que yo me enamoraría de alguien y menos de ti solo quería acostarme contigo y lo logre. -Eres un idiota-digo con la voz entrecortada