Capitulo 5. Dos héroes, Una ciudad

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Aquella pregunta provocó en mi un escalofrío que me heló la sangre de pies a cabeza. Mis labios intentaron moverse torpemente intentando formular una palabra pero solo temblaban y lanzaban sonidos en un intento de conversar.

Nuestro choque de miradas se vio súbitamente interrumpido por las ruidosas sirenas de autos policías que se avecinaban en dirección a nosotros, tanto el misterioso hombre como yo miramos a la par y en dirección al ruido, extrañada por el hecho seguí mirando a lo lejos, excepto el aterrador varón, quien no tardó en hablar.

     — ¡¿Es que nunca se cansan esos idiotas?! —cuestionó insidioso y con gran enfado en sus palabras que aún alzaba al aire. En ese momento, giro a verme y dirigió sus palabras a mi— Parece que daremos un pequeño paseo

     — ¡¿QU-QUÉ?!

     — No pienso repetirlo dos veces

Tras esas palabras y con ayuda de la pinza que me sostenía, giro mi cuerpo terminando con el horrible calvario de estar de cabeza y con su brazo izquierdo, me tomó desde la cintura y me apretó contra él, sosteniendome para no caerme. Apoyándose de sus brazos robóticos que ahora y viéndolos más de cerca, podía asemejarlos a tentáculos, se aferro aún más fuerte a la pared del edificio donde hace unos segundos había caído y comenzó a escalar más arriba.

Mirando por última vez debajo de mí, note como Julie me observaba sin poder hacer nada, con ese rostro en expresión de espanto, mirando como me alejaba del edificio de apartamentos.

Él hombre, al estar casi a punto de llegar a lo más alto del complejo de departamentos, miró a su lado y de un salto, pasó a otro edificio más alto, anclando sus tentáculos mecánicos con fuerza sobre la pared.

Sinceramente estaba tan perdida como asustada; ¿Quién era este tipo? ¿Por qué escapaba de la policía? Y sobre todo ¿Por qué me rescato de aquella caída? Era obvio mirar que no tenía nada que ver con Spiderman, pero tampoco tenía la pinta de un colorido y sonriente superheroe, sin embargo tampoco podía considerarlo alguien de peligro, después de todo me atrapó antes de caer, alguien malvado no haría eso... ¿Verdad?.

Sea como sea, los saltos entre rascacielos no me gustaban en absoluto y sentía como si estuviera sobre un extremo juego mecánico de un parque de atracciones, era una suerte que las náuseas no fueran tan intensas como para vomitar en pleno escape. A la par, sentía como me resbalaba de los brazos del misterioso héroe mientras más saltaba y escalaba en el concreto y ladrillo, lo que provocó que me aferrara a él con todas mis fuerzas abrazando su cuello y cerrando mis ojos para que no tuviera que ver más la altura a la que estábamos llegando.

Pasando un par de minutos, las sirenas de policía se escuchaban cada vez más lejanas y esto hizo que la huida no fuera tan intensa.

     — Parece que los dejamos lejos —habló más tranquilo y seguro el hombre, mientras se ocultaba por lo alto de unos edificios entre callejones— Mierda ¿Donde estamos?

Poco a poco abrí mis ojos nuevamente y tan rápido como pude identifique la calle donde nos encontrábamos, no creía que escapara hasta Queens y tampoco esperaba que avanzará a tan extenso trayecto desde Manhattan, supongo que no es tan largo cuando no tienes que lidiar con tráfico. Tan solo un par de metros al frente, podía identificar el distrito urbano donde vivía. Mi mente comenzó a trabajar de inmediato, el hombre se ocultaba de la policía... Si se quedaba fuera entre paredes y a la vista de algún incauto, no tardaría mucho en ser encontrado, por lo que pensé en un plan.

     — ¡Agh! ¡Que carga! —protestó nuevamente mientras me soltaba un poco, aun estando suspendidos en el aire y solo siendo sostenidos por sus tentáculos anclados en las paredes del callejón— Ahora que perdí a esos estúpidos, no necesito un rehén, así que ya no me sirv...

Bajo la piel de Cordero || Dr. Octopus/ Otto OctaviusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora