XII. Sobrinos

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— Ahora, necesito que se calmen y dejen de alterarse...

La voz cansada y fastidiada del azabache se escucho por la sala.

Izuku y Kaminari aún estaban atados de pies a cabeza con esas cintas extrañas que hacían de bufanda al rededor del cuello de Aizawa.

Luego del escándalo en la sala de planeaciones, como dijeron que se llamaba, Aizawa los sacó a arrastras de ese lugar para llevarlos a otra de tantas habitaciones de ese castillo.

Era más pequeñas que las otras: había un pequeño escritorio, otra chimenea, muchos estantes con libros de tapa gruesa, y unos sofás rojos super elegantes. Aizawa estaba parado delante de ellos, mientras Izuku y Kaminari estaban sentados en un sofá de dos plazas.

Izuku y Kaminari se miraron para luego volver a ver a Aizawa y asentir repetidas veces.

— Bien. — el Beta deciso su agarré haciendo que las cintas volvieron a retraerse a una simple bufanda alrededor de su cuello.

Los dos Omegas empezaron a estirarse para desestenzar sus músculos.

— ¿Entonces? ¿Cuándo nos devolverá a nuestra época? — fue lo primero que salió de la boca de Kaminari, estaba ancioso quería irse.

— Eso no podrá ser por el momento... — Dijo el peli negro sentándose en el sofá delante de ellos.

— ¿Cómo que no podrá ser por el momento? — interrumpió Kaminari.  — ¿Cuanto tiempo? ¡No puedo estar aquí! ¿¡Y si nuestro jefe nos mata!? ¡No quiero morir!

— Kaminari — reprendió entre dientes Izuku, miró al azabache delante de él, este tenía cara de querer matarlos, suspiro — Señor. Necesitamos que nos explique como llegamos aqui... — pidió calmadamente Izuku.

Aizawa suspiro y los miró tomando una pose más seria:— Escuchenme, mi plan era solo conseguir la espada e irme, pero ustedes estaban en el momento y lugar equivocaba...

— No, usted escuchenos a nosotros, se nos fue ordenaron llevar esa espada. Como dijo el viejo de allá abajo, somos caza recompensas  pero en nuestro tiempo se les llama recolectores trabajamos para una persona que tiene todo el poder para destruirnos con un solo dedo si no obedecemos sus órdenes y si no nos devuelves la maldita espada, estaremos muerto — siseo Kaminari mirando al Beta, con el ceño fruncido.

— No lo haré y aunque quisiera no puedo hacerlo, esa espada fue enviada a hacia su época, hace barios años. La hemos estado buscando por todo los confines de la tierra, con ella tendremos todo el poder necesario para derrocar a Shigaraki y vivir en paz

— ¿De qué habla? ¡Por favor! ¡Nadie vivirá en paz! El mal siempre estará presente, no importa que hagan.

— ¿A caso no entienden la magnitud de esta guerra? ¡Todo el mundo morirá si no la detenemos!

— ¡Hay, por favor! ¡Nada va a pasar! ¿Acaso no viste que el futuro todo está normal? ¡No llegarán a nada! Las personas mueren y viven, nadie recordará lo que está pasando aquí, solo quedarán leyendas y historias que nadie creerá por lo ilógicas que suenan.

— ¿Nos les importa las vidas que se perderán? ¿Los niños que morirán injustamente? ¡Posiblemente el futuro lo olvide pero en esta época todos sufren por las perdidas de sus familiares! ¡Ellos son lo que están viviendo este infierno no los del futuro!

Kaminari lo miró envuelto en su mundo de rabia apretando los puños y la boca, su ceño fruncido. Estaba enojado y confundido, no era su intención tener tales pensamientos impertinentes y despreocupados.

— Lo siento... — se disculpo Denki mientras su mirada se perdía, estaba teniendo un revoltijo de emociones en ese momento y la única forma de expresarse era de esa manera.

Viaje Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora