II. Accidente.

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Izuku se encontraba caminando directo a la salida del Jardín botánico donde trabajaba. Acaba de terminar sus últimos datos y quiere volver a su departamento donde seguro Kaminari lo estará esperando en el sofá de la sala rodeado de comida chatarra mientras mira la televisión.

Midoriya Izuku tenía cierto apego por las plantas, no importa de qué tipo. De alguna manera sentía que le calmaba estar rodeado de tantas plantas con usos y significados diferentes, los olores, colores, formas de algunas plantas, le encantaban.

Antes de que su madre fuera asecinada por su padre. Su madre siempre le contaba su vida en el campo junto a sus difuntos abuelos, donde aprendió sobre las plantas, cultivos y flores.

Era tan entretenido escuchar a su madre hablar sobre todo eso que un día el mismo empezó a investigar de vez en cuando sobre plantas, tenía libretas con notas y dibujos de cada planta que le pareciera interesante.

Tanto era su afán por ellas que empezó a leer sobre cada una, investigar, llenarse la mente de cada información que resivia sobre plantas. Aún después que su madre fuera asecinada y que Izuku allá entrado a la mafia, su amor por las plantas no se fue.

Tanto que en un momento empezó a trabajar como investigador en el jardín metropolitano de plantas medicinales en Tokio. Siempre quiso entrar allí, pues este sitio no estaba abierto al público ya que está dedicado exclusivamente a la investigación y uso para la docencia de la Universida de Tokio.

Por lo tanto entro a trabajar allí con todo su esfuerzo - y ayuda de la mafia - como investigador. Era tan entretenido aprender cada día sobre nuevos especímenes de plantas. Básicamente su trabajo como investigador era; Con La definición utilizadas como drogas ilícitas. Cosa que ya sabía pues las drogas en la mafia eran movidas de ese modo.

Estudios de las plantas tóxicas, era interesante mirar ciertas reacciones.

Impacto de las plantas en la salud.

Estudió de las propiedades de las plantas para la fabricación de medicamentos... Etc.

Todo eso era algo de lo cual no se podría aburrir, su espacio de trabajo era cómodo, sus compañeros no eran personas molestas, eran dedicadas a su trabajo, algunas mas rectas que otras, pero Izuku no se podría quejar.

Ya estaba por irse pues terminó de anotar sus últimos datos acerca de una planta veneso que combinandola con una ilícita podrían hacer un fármaco. Todo eso le causa una emoción en su ser que no puede definir.

- ¡Izuku! - gritaron detrás de el. El nombrado rodó los ojos al saber muy bien quien era, aceleró el paso porque no tenía cabeza como para encontrarse con esa persona.

Lástima que el hijo de puta tenía piernas más largas que el.

- Izuku ¿por qué te vas así? - habló el Alfa con fingida tristeza en su voz. Izuku lo ignoro y siguió su camino.

Ese Alfa - el cual no recuerda su nombre -, no a parado de molestarlo desde que llegó nuevo a las instalaciones, no sabe cómo quitárselo de ensima. Debe admitir que es alguien bueno en su trabajo, pero es un imbécil en su vida cotidiana.

- ¡Oye! No me ignores así... - dijo acelerando su paso - ¿Qué te parece si tu yo tenemos una cita?

- No. - respondió cortante Izuku, llego al estacionamiento de la invernadero y se dirigió a una moto estacionada no muy lejos.

Se subió a su Suzuki SV650 y tomó el casco para ponérselo mientras el Alfa aún estaba al lado de él hablándo.

-... Eres tan testaduro ¿por que no solo sales conmigo? ¿Qué te cuesta? - cuestiono el Alfa mirando al Omega sobre la moto y se mordió el labio por lo sexy que se veía allí.

Viaje Al PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora