×Prólogo×

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El cielo se encuentra algo nublado, el sol abrasador que estaba hace dos horas se esfumó en cuestión de segundos, dejando un ambiente frío y oscuro.

Todos corren desesperados de un lado a otro sin hacer nada, en sus ojos puedo observar el temor y miedo que en ellos habita. Mi tía llora desconsoladamente mientras ve como su hija se debate entre la vida y la muerte.

Mi madre trata de calmar a todos, pero todos están más ocupados llorando y cayendo en pánico como para prestarle atención a la mujer que me dio la vida.

¿Es que acaso no saben que si caen en desespero no harán más que solo estorbar?

Yo me encuentro con los niños y niñas contemporáneos a mi edad, pero a diferencia de mi, ellos estaban temblando aterrados con toda esta escena. ¿Causa del alboroto? Venus.

Mi tonta prima– casualmente tenemos la misma edad– se cortó las muñecas "accidentalmente" o bueno, eso dicen.

Observo cómo pequeñitos rayos de sol se desvanecen entre las nubes oscuras que ahora pintan el hermoso cielo. Me pierdo por unos pequeños instantes en la inmensidad del cielo, lo contemplo y luego vuelvo a la realidad.

Por fin deciden ser inteligentes, dejan de dar vueltas en un mismo lugar y deciden llevarla a un hospital– cosa que debieron hacer desde el principio en mi opinión– mi tío Romana Venus en brazos, suben al auto y se pierden por la calle. Todos nos adentramos al patio trasero, los adultos conversan sobre lo qué pasó con Venus, lo horrible de la situación y que ojalá todo salga bien.

Los más pequeños juegan al escondite. Miro como corren de un lado a otro mientras otro lo persiguen, su piel está brillando por el sudor, inmediatamente hago una mueca.

De reojo veo como mi mamá me da pequeños vistazos.

– ¿Por qué no vas a jugar con los demás?– pregunta por mi rara, pero a la vez normal personalidad

– Sabes que no me gusta.– me limito a contestar sin siquiera dirigirle una mirada.

¿Qué tiene de divertido correr como unos animales para luego apestar a sudor? Exacto, nada.

Una señora que no conozco se acerca susurrar algo al oído de mi madre, trato de oír pero no tengo superpoderes.

Como desearía tener el poder de la audición.

Minutos después se da la noticia que Venus a salido de cirugía, pudieron contener el sangrado, perdió mucha sangre pero por milagro está a salvo.

Que lastima– pienso

Mi madre camina y yo como buen perrito sin nada que hacer la sigo, una vez ya alejada del grupo de personas ella se detiene en seco, haciendo que yo también pare de caminar, da una vuelta quedando justo frente a mi con cara de "Dímelo todo"

Aquí vamos de nuevo...

– ¿Qué fue lo que realmente pasó, Heranyx?– usa su tono de vos grave, ese que siempre usa con Zeus y que de vez en cuando lo hace conmigo, aunque sabe que no me causa nada.

¿Enserio esa mujer cree que eso intimida?

– No lo sé.– le contesto mirándola fijamente a los ojos.

Mientes– una vocecita en mi cabeza me reprocha

Mamá toma una larga respiración implorando la paciencia que obviamente no tiene.

– Te lo dire una sola vez, ¿qué fue lo qué pasó?– estoy a punto de contestar pero me corta– la verdad.– exige– los doctores encuentran extraño que una niña tan inteligente como Venus se haya cortado "accidentalmente", tú estuviste con ellas minutos antes, debes saber.

Siento como la rabia recorre todo mi cuerpo haciendo que este tiemble.

– Por última vez lo diré ¡No tengo la más mínima idea!– susurro tragando las ganas de gritar por enésima vez lo mismo– si tienes alguna duda de lo que digo puedes preguntarle a Venus... claro, si sobrevive.

Dicho esto, giro sobre mis talones comenzando a caminar lejos de todos. Una vez lejos dejó escapar una risita mientras una pequeña sonrisa se apodera de mi rostro.

¿Sé lo que pasó? Si.
¿Tuve algo que ver? Quizás...

"Cierra los ojos y verás oscuridad, vuelve a abrirlos y el demonio de las sombras ante ti estará.
Di mi nombre tres veces y tu perdición invocarás"

Me presento, soy Heranyx Atenea Mavridis.

Soy el monstruo que se oculta en el armario, pero pronto saldré a la luz...

Heranyx Donde viven las historias. Descúbrelo ahora