†CAPITULO CAUTRO†

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Zack Dimitriadou

No entiendo para nada lo que está pasando, acabo de llegar y ya todo está en un caos.

Siempre nos perdemos la parte emocionante.

Me siento al lado de mi hermana que al verme me da una sonrisa y se la devuelvo a medias, el ambiente es incómodo, se siente pesado y tenso.

– A ver ¿De qué me perdí?– pregunto curioso.

Aún no he levantado la mirada, todo está tan tenso que siento que una ligera brisa podría cortar la tensión y desatar un torbellino. Mi hermana Lambert me mira con una ceja alzada mientras mi madre a mi lado izquierdo me da un codazo.

– De todo, te perdiste de todo.– dice mi madre sin mirarme.

– ¿Me dirán?– susurro a voz muy baja para que nadie me escuche.

– Como bien sabes, aún está la pelea de las empresas y quien las dirigirá, Zeus está muy ocupado atendiendo las de él, Érebo no quiere saber nada de las empresas de su ex mujer y Atenas aún está muy pequeña para atenderlas.

– Entonces la empresa pasa a ser de Venus ¿no?

Venus, es una chica muy bella, tengo que admitirlo, la conozco desde que tengo diez años, sé que le gusto y estaría mintiendo en decir que no me atrae, es bella, sin embargo, su personalidad es el problema, aveces puede ser divertida pero la mayor parte del tiempo suele ser muy irritante.

— Sí, pero creo que ya no.— Lambert contesta y la miro extrañado ¿Entonces a quién?— Apareció una heredera, una que me cae mejor que Venus.

Levanto la vista por primera vez desde que llegue, primero observo a Érebo, su mandíbula está tensa mirando fijamente al final de la mesa, es ahí cuando le doy cuenta que todos tienen su atención al final de la mesa. Lentamente mi mirada viaja hasta donde todos miran, que es el final de la mesa, cerca está Zeus mirando con rabia a su padre, Atenas tiene los ojos llorosos y por último una chica, tiene un vestido rojo que la hace destacar entre todos, su cabello es negro corto y ondulado en las puntas, sus ojos son los que más me llaman la atención, son celestes, el típico celeste de todos los Mavridis, la  diferencia es que estos son celestes muy claros, su maquillaje oscuro hace resaltar sus hermosos ojos, está tensa con la mirada cristalizada tratando de controlar sus lágrimas.

— Como saben... Me costó mucho encontrarla, mamá la tenía muy bien oculta. Como yo no podré asistir tantas empresas...— comentaba Zeus pero la chica del vestido rojo lo corta.

— Soy la dueña oficialmente.— revela ganándose la sorpresa en todos.

Su padre la mira no muy confiado, no sé si lo finge a fin de cuentas nunca lo e visto preocupado por sus hijos.

— Sé que lo podrás hacer bien. Pero todos sabemos que no eres... Estable...— Éso si que gana la atención de todos en la sala.

La chica mira con odio a Érebo, casi que lo atraviesa con la mirada.

— Tú tampoco.— Ataca molesta— Y aún así diriges una empresa, así que lo quieras o no, dirigiré la empresa de mi madre, yo veré si la llevo a la ruina o hago de ella un éxito.

Se balancea, sus intenciones están claras, quiere salir, el ambiente está más pesado del que había cuando llegué, la tensión se siente.
Puedo ver cómo mira con odio a Érebo, odio puro

— Soy inestable, pero desde lo qué pasó tú lo eres más, se que es difícil lo qué pasó con Luci...

La chica lo mira incrédula, todos los demás estamos sin comprender lo que dice Érebo.

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