Una vez más como todas las anteriores, Win estaba al pie de la ventana con la mirada atenta a la casa de enfrente.
Su amigo no lo podía creer. No sólo estaba comiendo solo en el comedor de Win, sino que se le hacía exagerada la obsesión que tenía su amigo por aquel chico al que sólo conocía de vista.
Ya sería casi año y medio desde que aquel se mudó y Win le echó el ojo. Y aún así no había pasado nada interesante desde ese entonces. Mix creía fielmente que era momento de pasar página y comenzar a salir con personas reales, personas a las cuales no tuviera que espiar todo el tiempo y que por lo menos fuera capaz de mantener una buena conversación junto a ellas. No como lo era Bright.
- Escucha Win, yo sé que te gusta mucho ese chico, pero no estaría mal arreglarte un poco y salir a ver qué pescas. - alzó la voz, dejando su plato de sushi casi vacío para ir a regañarle un poco más de cerca.
El pelinegro suspiró con fastidio al ver qué su amigo ni siquiera así era capaz de prestarle atención a él, observandole con una entera cara de preocupación. Estaba sintiendo ganas de sacarlo de esa casa de una vez por todas. Pensaba que estaba llevando las cosas a un nivel bastante insano.
- Win, ¿Siquiera me estás escuchando? - repeló.
- No necesito pescar nada, Mix. - Se apresuró a decir. - no entiendo por qué quieres obligarme a arreglarme hoy. Es domingo, ¿Quién va al antro un domingo?
Win estaba seguro de que nadie lo medianamente interesante elegiría el domingo como un buen día para ir de fiesta, aún si eso incluía a su amigo, seguía convencido de que no habría nadie que le gustara en ese lugar.
Mix había ido a verle con la buena intención de comer y sacarlo un rato de casa, pero para Win el plan de ir al club un domingo no era para nada atractivo y le era mucho más sencillo ponerse a jugar al pie de la ventana para ver si tenía algo de suerte y veía a su vecino tan siquiera unos momentos.
- Lo sabrás cuando lo hagas. Las posibilidades de que le gustes al chico de enfrente son casi inexistentes; no sólo porque hemos visto chicas entrar a su casa, sino porque es más grande que nosotros. Ni siquiera lo topamos en la universidad. - Insistió.
Mix estaba decidido a lograr que su terco amigo se abriera al mundo de la conquista y estaba emocionado por hacerlo parte de lo que se había vuelto uno de sus hobbies más concurridos.
El chico había tenido ya un par de experiencias en el tiempo en el que aprendió a agarrarle cariño a los clubes, y no se arrepentía en absoluto de las anécdotas que tenía para contar.
- ¿Más grande que yo? Hablas como si fuera un anciano. De tres años más no pasa.
- Aún así, sabemos que no te hará caso, ¿Por qué no intentas sólo ignorar que existe?
- ¿Cómo pretendes que ignore a alguien que vive justo enfrente mío? Lo veo hasta cuándo voy a sacar la basura.
- ¿No será que lo espías para sacar la basura en el momento exacto en el que él vuelve a casa? - cuestionó el mayor, levantando su ceja mientras le juzgaba.
Sabía lo débil que era su amigo ante eso. Este no tardaría en abrir la boca para dejar ir la sopa.
- Bien, sí, puede ser que lo haya hecho las primeras veces, pero después lo hice por hábito. - Se excusó, apartando la mirada de su molesto amigo mientras se observaba la mano con detenimiento.
- ¿La estás leyendo? - inquirió el más bajo, inclinando su cuerpo hacia él con curiosidad. Win sacudió la cabeza, negando a los pocos segundos.
- Nada de eso, recuérdame que quiero comprarme un reloj.