Epílogo.

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La mano de Win era guiada por el calor del hombre que le acompañaba. Con la mirada bloqueada y el corazón palpitando ferozmente dentro de su caja fuerte. Win se sentía tan feliz que casi podía gritar hasta arrancarse la voz ahí mismo.

Podía inhalar el olor bien conocido de su chico. El mismo perfume que llevaba usando desde que lo conoció. Sin embargo, aunque trataba de inhalar más y más, ningún otro olor le parecía pista suficiente para descifrar qué es lo que le esperaba después de los incontables escalones que había subido con ayuda de Bright.

- No abras los ojos. - le advirtió el de ojos de avellana y seguido de eso, el sonido de una puerta abrirse le llegó a los oídos.

- Los tengo abiertos, idiota, pero tu franela negra hace que no pueda ver nada de igual forma. - se rió el más alto.

- Bien, entonces sólo cierralos. Yo te diré cuando puedas abrirlos.

Win movió su cabeza de arriba a abajo, cerrando sus ojos tal como le habían indicado y sintiendo como la tela dejaba de aferrarse más a su nuca.

No era capaz de ver nada, pero podía jurar que veía un poco más de brillo aún cuando mantenía sus ojos juntos todo el tiempo.

- ¿Alguna vez te ha golpeado lo rápido que pasa el tiempo?

Bright lanzó la pregunta con naturalidad, dando unas cuantas caricias sobre los cabellos del menor.

Su corazón se sentía cálido y comprendido alado de aquel muchacho y estaba cada vez más convencido de que animarse a salir de su encierro y abrir su corazón una vez más para él había sido una excelente decisión.

- ¿Nuestro primer aniversario te ha vuelto un hombre sensible? - Le devolvió la pregunta sin poder contener la sonrisa en su rostro.

- Nuestro primer año juntos, mi penúltimo semestre de universidad; sigo sin creer como todo se ha ido volando. - Expresó con un suspiro que ahogaba más sentimientos y emociones que seguían retenidas detrás de su garganta.

La nostalgia habitaba en el corazón del más grande, sintiéndose de pronto tan vulnerable.

Win acababa fácilmente con todos sus muros. Se sentía tan confiado de que estaría ahí sin importar qué faceta de sí mismo le mostrara día con día: desde el chico veraz, rápido y ágil, hasta el chico torpe, dócil y testarudo. Aún así, trataba de mantenerse alegre y vibrante como Win lo hacía para él.

- Yo también me he sentido así. - contestó al fin el pelinegro. - sobre tu pregunta; sí, sí lo he pensado tantas veces. Ayer justamente, cuando me fui a la cama pensé en hoy y en lo malditamente rápido que se había ido el año desde que estamos juntos.

- ¿Y no te ha dado miedo? - le interrumpió el mayor.

- ¿Por qué me daría miedo?

- Pues, no lo sé. Yo tengo miedo a veces, cuando pienso en cómo sería el futuro más que nada. - marcó su diente en su propio labio, echándole un vistazo al cielo estrellado que los acompañaba esa noche.- Jamás me importó pensar en eso, pero ahora temo de la gran habilidad que tengo para arruinar las cosas. - confesó apenado.

Win podía identificar la sinceridad en su novio y sonrió inconscientemente cuando la imagen de Bright puchereando apareció en su cabeza.

>> ¿Él estaría haciendo algo así ahora?<<

Pensó como un loco de amor.

- Es que eres un bobo.

- ¿Eh? - Bright giró su mirada nuevamente hacia su novio, entrecerrando sus ojos mientras intentaba entenderlo. - ¿Por qué tan de la nada?

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