🍑 CAPÍTULO 6

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Feng Xin encontró un perro callejero cuando tenía nueve años y lo llevó a casa. Pero sin importar cuanto le suplicó a sus padres, estos simplemente no dejaron que se quedara con el perro. Su madre, que era una dama de sociedad, dio un rotundo no, y su padre que casi nunca estaba en casa, no pudo complacer a su hijo.

Esa fue la única vez que Feng Xin lloró por algo.

Después sin importar que tanto dolor le causaron las cosas, nada fue suficiente para hacer que las lágrimas se desbordaran de sus ojos.   

Feng Xin se derrumbó en la pared trasera del edificio, junto a los contenedores de basura, un sollozo silencioso escapó de su boca y no pudo contener la mierda. No estaba ebrio, pero bien podría estarlo, fue a beber hasta olvidarse de sí mismo, pero no pudo perderse en el alcohol, simplemente merecía sufrir un poco.

El anhelo le apuñalo el corazón.

Fue un día de mierda, de principio a fin.

Parecía que iba bien cuando despertó con la hermosa pierna de Mu Qing sobre su cadera y el cálido aliento del tipo sobre la piel de su bíceps, pero hasta allí las maravillas. Llegó tarde a clases por follarse a un Mu Qing medio adormilado, no se arrepiente de eso, pero perdió la oportunidad de entregar una tarea, puede continuar sin dos puntos. Pero la mala suerte empieza allí. Cuando tuvo que ir a la facultad de bellas artes en busca del profesor Shin y mendigar una segunda oportunidad. Para los estudiantes de último año, dos puntos eran la diferencia entre la vida y la muerte.

El profesor Shin, que se creía una eminencia, le negó la oportunidad de entregar la tarea y le aconsejo que asistiera a sus clases porque era una lástima que reprobara su curso en el último año. Derrotado, Feng Xin se detuvo en una máquina expendedora para conseguir una botella de agua. Había corrido desde su departamento hasta la estación del autobús y sí, perdió el autobús. Tuvo que correr hasta la universidad, jadeando como un perro y luego tuvo que correr por todo el campus de Bellas Artes en busca del profesor Shin. Todo en vano.

Fue una mierda total.

Feng Xin le dio un golpe a la estúpida máquina que no aceptaba el maldito billete, fue entonces cuando lo escuchó.

―¡Estaba embarazada! ­―un grito susurrado por parte de una chica rubia ubicada en el centro de un grupo de estudiantes de Bellas Artes. Feng Xin la reconoció fácilmente. Era Shu Jimian, la mejor amiga de Jian Lan.

A Feng Xin nunca le agrado esa chica Shu.

―¿Cómo que estaba? ―cuestionaron las demás chicas― ¿Qué paso?

―¿Qué más? Abortó al cachorro.

Feng Xin arrugó la cara ¿Cómo podían hablar ese tipo de cosas en voz alta? Era desagradable, a Feng Xin no le gustó escuchar chismes, así que dejó en paz la máquina expendedora y se alejó.

―Pero la entiendo ―continuó Shu Jimian―, pobre Jian Lan. Ese tipo la abandono embarazada, con una familia en quiebra ¿Qué más podía hacer?

Feng Xin se convirtió en piedra. Ni siquiera se dio cuenta en que momento había retrocedido para tomar a esa chica Shu por los hombros y empujarla contra la pared. Los gritos y jadeos de sorpresa hicieron poco para tranquilizarlo.

―¿Qué dijiste? ―gruñó sobre la cara de esa chica.

La chica tembló, sus ojos casi salieron de sus cuencas, boqueó como un pez, nada salió de su boca. Feng Xin la soltó de golpe.

―Estás hablando de Jian Lan. Cuida tu boca.

―¿O qué? ―espetó Shu Jimian, quería parecer valiente, pero su barbilla tembló patéticamente. Los ojos de Feng Xin parpadearon en dorado.

𝐁𝐀𝐃 𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒 ❪ 𝑓𝑒𝑛𝑔𝑞𝑖𝑛𝑔 ❫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora