Capítulo 17: No me dejes sola

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Presente

Narra Lía;

Escucho el claxon de un carro pitar fuera de la casa, seguro es Víctor, corro tratando de encontrar el par de aretes que quiero. Los mismos que colocó mientras bajo las escaleras pues hay alguien tocando muy insistentemente la puerta.

Abro terminando de colocar el seguro en uno de los aretes, encuentro del otro lado a un Víctor que no conocía. No porta la típica corbata, ni sus lentes, lleva la camisa abierta y las mangas dobladas a la altura de sus codos dejando ver sus antebrazos, así como el tatuaje que lleva en la mano derecha.

No sabía que tenía tatuajes pero verlo de esta forma me gusta más de lo que admitiría en voz alta. El olor de su perfume penetra en mis fosas nasales sin importar la distancia entre nosotros.

- ¿Lista?- cuestiona él acercándose para darme un beso en la mejilla.

- Déjame ir por mi bolsa,- le digo antes de girar para ir por ella.

- Si te tardas mucho te dejo,- advierte desde la puerta.

Corro por la bolsa porque lo creo capaz de cumplir su amenaza. Una vez abajo cierro bien para subir a su carro. Él ni siquiera hace el ademán de abrirme la puerta, solo cruza frente al carro que es un Mazda5 rojo.

- No sabía que tenías carro,- le digo una vez que ambos estamos dentro. Él enciende el carro dejando que la música de su celular se reproduzca en el Bluetooth.

- Tú tienes y no lo usas, ¿porque te sorprende que yo haga lo mismo?

Él tiene un punto, pero si yo no lo uso es para estar con él, ¿cuál será su motivo?

La siguiente canción que aparece es una en la que canta Carlos, no conocía este lado de él.

- ¿Te gusta su música?- cuestiono.

- ¿De El recodo?- responde con otra pregunta.- Y me vuelvo vulnerable a su belleza y comienza una batalla en mi cabeza....

- Asumiré eso como un sí, aunque me refería a Carlos Rivera.

- Él no, que asco seguir a un gay.

- No es gay, estaba casado- por alguna razón siento que debo defenderlo.

- ¿Estaba o está?- pregunta girando su rostro para verme a los ojos.

- Está- respondo por lo bajo.

- ¿Te gusta?- de repente eleva la voz, acompañándose de una de sus características risas entre dientes.

- ¡No me gusta!- contesto a la defensiva.

- No me mientas,- se queja acelerando de más.

- ¡Vas a hacer que choquemos imbécil!

- Claro, el imbécil soy yo, perdón, mi error.

El resto del camino lo pasamos en silencio, él sube el volumen de los altavoces al tiempo que aprieta el volante.

Una vez en la plaza él se estaciona cerca del café donde ya está Paula y su novio. Víctor camina por delante con pasos apresurados, parece que quisiera deshacerse de mí.

- ¡Víctor!

- ¡¿Qué?!

- Nada.

- Ya, perdón. ¿Qué pasó?

- No me dejes sola,- en parte era para que no siguiera caminando así y en parte porque quería confirmar que me acompañaría con Carlos.

- Vamos dentro,- dice tomando mi mano para caminar a la cafetería.

Mi salvaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora