Narra Cyn;
2017
Estar en la casa de Carlos es normal, su cama es cómoda o quizás lo es el hecho de despertar juntos, él aún no lo hace pero disfruto la vista que tengo, sus ojos cerrados hacen que se noten sus largas pestañas, su pelo que cuando está muy largo se ve ondulado se arremolina en la almohada, misma que él abraza con sus brazos tonificados.
- Buenos días,- dice apenas tiene un ojo abierto. Su voz se escucha ronca pero tranquila, está en casa.
- Buenos días, mi amor- correspondo acercándome para dejar un beso en sus labios.
- Extrañaba despertar así,- explica él acercándose por más besos.
Nuestras bocas juntas no tardan en encontrar el ritmo adecuado pronto ya tengo sus manos en mi cadera moviendo mi cuerpo para estar más cerca del suyo, las mías sujetan sus mejillas en las que se logra percibir el nacimiento de su barba raspando un poco. Conforme avanzamos la temperatura se eleva, sin embargo es de esas veces que solo quieres disfrutar de los besos del otro sin llegar a lo sexual. Ya anoche saldamos las cuentas por todas las noches que me hizo falta.
El no buscar algo más no evita que me suba a horcajadas sobre él, en esa posición hay más roce entre nuestras intimidades, lo cual vuelve el momento aún más excitante sin dejar de estar lleno de amor. Bajo mis manos por cuello y torso que se encuentra desnudo, para sentir ese cuerpo que es mío desde hace tiempo. Él por su parte recorre con sus manos mi cuerpo por debajo de la ligera tela de la pijama levantándola a su paso.
El momento se ve interrumpido por el sonido tan característico de su timbre, el cual provoca que nos separamos, yo lo observo extrañada, son muy pocas las personas que conocen nuestro domicilio, su domicilio.
- Voy a abrir, mi amor,- dice él, por lo que yo bajo de su cuerpo.
- Deberías esperar un poco,- respondo riendo al notar su ligera erección levantar la tela de su bóxer.
- Ves como me pones,- contesta acercándose para besar de forma posesiva mis labios, a mi también me estaba costando mantener la cordura.
- Ya cálmate,- le reprendo.
Luego de unos momentos se dispone a bajar para recibir a quién sea que está en la puerta.
- ¿No te vas a tapar?- son mis celos los que me hacen cuestionar su decisión de abrir casi desnudo.
- ¿Quién puede ser?- responde restándole importancia.
- Como quieras respondo resignada.
Una vez sale del cuarto yo me coloco una bata encima para después acercarme a las escaleras desde donde espero poder escuchar quien es. Lo primero que percibo es el click de la puerta al abrir, lo siguiente es un leve intercambio de palabras. "¿Mamá?" pregunta Carlos sorprendido, "¡Niño! ¿Cómo se te ocurre abrir así?" responde una Lulu muy enojada. "Buenos días, Carlos" dice ¿mi papá?
La puerta se cierra y observo a un testarudo Augusto acercarse a las escaleras.
- Dime que no eran quiénes yo creo que eran,- digo sufriendo una vergüenza grandísima.
- Pues sí, tus papás y mi mamá están ahí afuera esperando que me cambie para recibirlos- responde con mala cara.
- Piensa que tal vez están felices de tenerte de regreso,- él me con cara de pocos amigos, sin embargo esta desaparece al momento en el que rodeo su cuello con mis brazos en el último escalón, también mis piernas suben a sus caderas para rodear su torso, él me mueve con facilidad hasta llegar al baño de su cuarto.
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Mi salvación
ActionSalvación 1. Solución de un problema grave o liberación de un peligro, de una amenaza, de una situación difícil, etc. 2. Objeto que salva o medio que permite salvar o salvarse. ¿Puede un corazón roto salvar otro? ¿Destino o casualidad? ¿Será que...