𓈈Capítulo 11𓈈

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Ambas hadas se acercaron a estos, Ángel se escondió detrás de unos minerales mientras que Elaine permanecía a su lado sin dejar de ver a los otros, el zorro de la avaricia era preso del guardián verde del hada.

- ¿Cómo es que tú sabes sobre la fuente y la mujer sacra? -pregunto sin entender el peliblanco.

- Elaine, a la que asesinaste, ¡era mi hermana! -habló con dolor y furia en su tono de voz.

El azabache miraba en silencio, sintió una punzada en su espalda, pero la ignoro por completó.

- Ya veo, me piensas matar para vengar a tu hermana, lo siento, pero eso no sucederá, soy inmortal. -se burló el de orbes rojizas.

-Mi tesoro sagrado tiene varias configuraciones, ¿lo recuerdas? -su tono era bastante serio y confiado.

"¿Qué te pasó hermano?... " pensó el de mechones tu bajando la mirada.

- Perdió a todos... -susurro la rubia y este la miro por unos segundos regresando a los pecados, el cual ya había atravesado con una lanza comenzando a fosilizarlo.

- ¿Eso qué significa? -pregunto confundido.

- Que serás de piedra. - respondió de manera neutra. - He esperado tanto por esto, querida hermana, ¿estás viendo esto?

Ángel observo a la de orbes canario, en efecto, miraba con atención, pero más que nada con decepción y algo de molestia. El azabache podía leer el corazón de esta y los sentimientos tan lindos y puros hacia el Zorro; inconscientemente sonrió.

- En fin, si tienes algo que confesar te escucho, aún que eso no significa que te perdone. - el zorro solo sonrió ampliamente mirándole fijamente. - ¿De qué te ríes? no te hagas el rudo, ¿la locura te gano? -observo como este término de volverse piedra. - Hasta nunca, Ban.

El resto de los pecados mortales y capitales caminaban en busca de los que habían salido corriendo. Todo esto sin éxito pues a pesar de llamarles ninguno aparecía, la pelirroja trataba de utilizar la conexión con el de mechones rubios para encontrarlo, esto resultaba fallar pues aún no tenían muy entrenado su enlace.

- ¡Es inútil! -grito la pelirroja.

- No hay señal de ellos. -mencionó la gigante.

- No nos dimos cuenta. -habló con fastidio la de cabellos magenta.

- ¿Han pensado que quizás ya regresaron al mundo de los vivos? -opinó el cerdo.

En cuestión de parpadeos, una mujer de cabellos negro y largos apareció frente a ellos, llevaba un traje blanco y sus ojos rasgados parecían estar cerrados.

- Meliodas, el Dragón de la Ira y Diane la Serpiente de la Envidia , un placer. -sonrió la mujer y miro a los otros. - Mencionaron que los pecados mortales viajaban con los siete pecados capitales, supongo que son ustedes. Es un honor.

Los pecados capitales estaban serios frente a está, los mortales en cambio, tenían un aspecto relajado y el rubio de orbes celeste permanecía con su sonrisa ladina mientras examinaba a la chica.

- ¿Quién es? -cuestionó confundido Hawk.

- Soy Guila, la caballero sacro. -se presentó la de diadema.

- ¿Y cómo llegaste aquí?

- Muriendo, claro está. -mencionó tranquilamente.

- Ósea que está mujer trae problemas.

- Y de los malos. -afirmó el rubio de ojos verdes.

La caballero Sacro desenvaino su espada, con un movimiento creo un fuerte viento que empujó lejos de los pecados a la princesa y al cerdo.

𝙿𝙴𝙲𝙰𝙳𝙾𝚂 𝙼𝙾𝚁𝚃𝙰𝙻𝙴𝚂 (Nanatsu No Taizai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora