3: Algodón no tan de azúcar

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Las clases terminaron y me dirigí  a mi casa

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Las clases terminaron y me dirigí a mi casa.

Después de la patética escena que tuve en la segunda clase no volví a ver a ninguno de los dos chicos mayores.

—Ya llegué, mamá.

—Hola, cariño. Hice lasaña, ve a dejar tus cosas y baja a comer.

Mi madre me saludó desde la cocina.

—Yendo.

Le sonreí y corrí a mi habitación.

Aventé mi mochila a la silla del escritorio y volví a correr a la sala.

—Listooooo. ¡Vamos a comer!

—¿Cómo te fue en la escuela?

—Hmm, ¿recuerdas a Soobin?

—¿El que te gusta?

—Hum huh.

—¿Qué con él?

—Tengo planeado hablarle para que le guste también...

Las cejas de mi madre se levantaron para que continuara hablando.

—Y... hoy quería decirle un cumplido, pero me puse muy nervioso y dije algo muy vergonzoso...

—¿Qué le dijiste?

—Que era un pecador por estar tan bueno.

Cubrí mi cara con las manos y mi mamá comenzó a reír.

—¡No te rías de mis desgracias!

—¿El chico no te cacheteó o algo? Yo lo hubiera hecho.

La risa de mi mamá volvió a intensificarse.

—Soobin no estaba ahí.

—Contexto.

Mi mamá dijo confundida tratando de sonar actualizada como nosotros la chaviza.

—Es que según yo, Soobin estaba ahí con su amigo pero cuando levanté la cabeza, él ya no estaba y sólo estaba su amigo.

—¿Le dijiste al amigo del que te gusta que estaba bueno?

Subject: ¡Enamorar a Soobin! - ¡Oh, no! Algo salió mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora