28: ¿Quién está cortando cebollas?

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—¿Conquistar a Soobin? ¿Te gusta Soobin?

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—¿Conquistar a Soobin? ¿Te gusta Soobin?

Y así, amigos míos, es como mi alma salió de mi cuerpo.

¿Han experimentado alguna vez tener un nudo tan grande en la garganta que les imposibilita hablar sin romperse, de esos nudos que están tan difícilmente enredados entre las palabras que quieres gritar para que la otra persona se quede contigo y no camine lejos? Porque yo lo estoy experimentando ahora mismo mientras veo cómo el brillo en los ojos del algodón se apaga de a poco mientras se pierde en sus pensamientos.

—¿Sabes qué? Eso ni siquiera importa — soltó ásperamente y sentí a mi corazón oprimirse. Sí importa; él me importa — Toma, puedes dárselo si quieres, pero te recomiendo que no le digas lo de la popó; mi amigo es más romántico de lo que parece — dijo con ironía y me dió el peluche feo después de sacarlo de su mochila; lo tomé por inercia — ¿Podemos hablar? — preguntó hacia Taeh; dando por terminada nuestra conversación.

El nudo en mi garganta duplicó su tamaño y mis ojos comenzaron a picar; odio ser de las personas sensibles que no pueden decir ni dos palabras sin llorar.

—¿Yo? — mi amigo preguntó confundido mientras acariciaba mi mano. El algodón asintió y Taeh pasó saliva.

No puedo dejar que se vaya sin que escuche mi explicación.

—Algodón... — llamé, juntando todo el coraje que pude para que mi voz no temblara e intenté detenerlo; sin embargo, él me ignoró y se alejó de mí.

Parpadeé repentinamente para hacer que mis ojos no derramaran lágrimas, pero verlo caminar como si no le importara lo que tuviera que decir; me rompió un poco.

Pero fue mi culpa, ¿verdad?

—¿Qué fue eso? — Yeonjun preguntó con desconcierto viendo en dirección a la que nuestro amigo seguía al otro chico — ¿No dijiste que le habías dicho sobre los pasos? — cuestionó suavemente mientras volteaba a verme.

Negué, mordiéndome un labio para no comenzar a hipar; una vez que lo hago, no puedo detenerme.

—Y-yo quería decirle cuando estábamos en el salón de matemáticas — hablé pausadamente —, pero me distraje y no le pude decir nada — agaché la mirada y la sudadera que el algodón me prestó volvió a formar un nudo en mi garganta; me aferré a sus mangas con el peluche entre mis manos —, se lo diría en el camino a casa, pero... — sorbí mi nariz y alcé mi mirada para ver al algodón —, pero parece que ya no habrá camino a casa.

Subject: ¡Enamorar a Soobin! - ¡Oh, no! Algo salió mal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora