CAP. 15
Tómame o Déjame
Finalmente (y después de dos horas) logré convencer a papá de que no estaba, bajo ningún concepto, embarazada. Me costó que me creyera, él era un viejo terco y obstinado que no dejaba de apuntar la escopeta de Min Woo en el rostro de Donghae; también le hizo dos hoyos al techo del restaurante cuando disparó al aire, y me tocaba a mí dar parte de mis liquidaciones para pagar por los daños ocasionados.
¿Ya mencioné que me dieron "tiempo libre" en el trabajo? Mi tío Victor dijo que técnicamente no lo tomara como un despido sino más bien como un receso a mis actividades (otra forma bonita de decir que mejor no regresara).
Me sentía herida y totalmente enojada por eso. Cuando Donghae se enteró de que me iba del departamento de Marie, me aseguró que siempre tendría un lugar junto a él, en su cama. Pero tuvo el descaro de mencionarlo frente a mi padre (lo que provocó que él lo amenazara de nuevo con la escopeta) así que me quedaría temporalmente en casa de papá.
Mamá iba a estar furiosa cuando le dijera. Ella sentía que la traicionaba cada vez que me quedaba con él. Y más ahora que supiera que lo de mi embarazo era falso; ella no paraba de decirme lo mucho que deseaba tener nietos corriendo por el patio trasero de la casa.
Pffft.
-En serio, ______. Perdóname -suplicó Min Woo, no dejaba de seguirme mientras yo limpiaba mi casillero y acomodaba mis cosas en una caja. Cliff lo quería vacío al final del día-. Lo que pasó conmigo y tu prima fue un desliz que nunca se volverá a repetir.
- ¿Es eso lo único que lamentas? -pregunté deteniéndome de mi tarea.
Min Woo era un tonto.
¡Le había dado una escopeta a mi padre, el hombre que no podía manejar un martillo sin golpearse el dedo!
-Sé que quieres que diga que lamento el que tu padre le haya apuntado con un arma a... ese... tipo, pero no diré algo que no siento.
- ¿Qué ganabas contándole lo del supuesto embarazo? -le reclamé.
-No sabía que era una mentira -Min Woo tuvo el descaro de lucir avergonzado cuando dijo eso-. Los únicos hijos que quiero ver en ti, serán los nuestros, no los de ese sujeto.
¿De verdad...? ¿Qué...? ¿Él acababa de decir eso? ¿Seriamente?
Lo fulminé con la mirada.
-Min Woo -arrugué la nariz-, no voy a tener a tus hijos. Entiéndelo de una vez: ¡no quiero nada contigo! ¿Cómo pudiste acostarte con mi prima sabiendo lo venenosa que es?
- ¡¿Yo?! ¿Cómo puedes reclamarme eso cuando sales con el esclavo sexual de ella? Yo solo me acosté con tu prima una vez... Bueno, dos -hizo una pausa y no despegó la vista del suelo-. Tal vez tres o cuatro veces, pero...
-Asco. Basta, no quiero seguir escuchando eso.
- ¡Oye, deberías estar preguntándote cuántas veces lo ha hecho ese tipo! ¿Tal vez unas cincuenta, cien?
- ¿Ciento cincuenta?
- ¿Qué? No creo que sea humanamente posible pero...
Cerré mi casillero de golpe y lo enfrenté.
-Tal vez tú y yo tuvimos un pasado, pero te aseguro que no hay ningún futuro. Todavía no puedo creer que le contaras a mi padre y le dieras una escopeta para venir a cazar a Donghae.
-Lo siento. Es que tú me vuelves un idiota...
-Corrección -se entrometió Donghae que venía caminando en mi dirección, a paso lento y con las manos metidas en los bolsillos delanteros del pantalón-, ya eres un idiota sin necesidad de la ayuda de ______.
Donghae se colocó a mi lado y sacó una de sus manos y la metió directo en el bolsillo trasero de mis jeans.
Di un pequeño brinco por la sorpresa.
Él prácticamente me estaba tocando el trasero.
Para Min Woo el gesto no pasó desapercibido. Sus ojos no dejaban de fulminar hacia la mano dentro de mi bolsillo. Ni a mí se me pasaba por alto tampoco; mi rostro se puso caliente en cuestión de segundos... hasta mi trasero se sentía caliente con esto.
-El asunto es entre _____ y yo -gruñó Min Woo-, no con el esclavo.
-Cualquier asunto que quieras tratar con ______, también lo tratas conmigo, lame vacas -le replicó él.
La mano que metió en mi bolsillo trasero se curvó y me pellizcó un poco fuerte.
- ¡Donghae! -chillé en voz baja. Min Woo no quitaba la vista de mi retaguardia.
-Y vete olvidando de mi chica, no lograrás meterte en sus pantalones ni para probártelos -Donghae hablaba en su modo de me-creo-el-dueño-del-mundo; o: me-creo-el-dueño-de-_______.
-______ fue mía muchísimo antes de ser tuya -habló Min Woo. La vena de su cuello saltaba con furia y parecía como si quisiera traspasarle la piel.
- ¿De verdad crees que fue tuya? -Donghae le dedicó una sonrisa arrogante, de esas que siempre ponía cuando me le quedaba viendo embobada por mucho tiempo, o cuando mi cuerpo se delataba con el efecto Bambi.
-Siempre fue mía... -y antes de que Min Woo pudiera terminar esa frase, Donghae ya se estaba abalanzando. Pero no hacia él, hacia mí.
Retiró la mano de mi bolsillo y la puso esta vez en mi glúteo.
Abrí los ojos en sorpresa pero ni siquiera llegué a formar palabras coherentes porque su boca ya estaba sobre la mía. Reclamando y devorando todo a su paso.
Su mano se deslizó más abajo y, de un tirón, me levantó lo suficiente como para encajar mis caderas con las suyas.
Jadeé inevitablemente en medio de nuestro beso.
- ¡No puedo creer esto! -escuché que se quejaba Min Woo, pero mi mente estaba en otra cosa diferente y lejana a él.
Los labios de Donghae eran perfectos... y muy conocedores. Un chico como él definitivamente sabía besar y hacer uso de su lengua.
Sus caderas se mecían levemente contra las mías y se sintió casi como tocar el cielo con las manos.
- ¿Pueden parar ya con la demostración pública? -volvió a hablar Min Woo, esta vez Donghae separó lentamente su boca de la mía y lamió mis labios.
¡Los lamió frente a mi ex novio!
- ¿Quedó claro quién es el maestro aquí, niño? -Noté que a Donghae le faltaba la respiración mientras decía esas palabras. Debería sentirme enojada porque se pelearan por saber a quién pertenecía, pero en su lugar me sentía atontada y deseosa de más. En esos momentos yo era como Bambi recién nacido: no sabía cómo caminar, no pensaba con claridad, tenía la mirada desenfocada y quería gritar por mi mami.
Definitivamente mi cerebro nadaba en morfina, y se había dado vacaciones a Nueva Inglaterra.
-Claro. Si yo también me hubiera acostado con Marie unas ciento cincuenta veces, tendría la misma o más experiencia de la que tienes -respondió Min Woo.
Lo último que supe fue que él de repente acabó en el suelo con el labio partido y con sangre escurriéndole de la boca.
Mi cerebro regresó de viaje instantáneamente.
Donghae me puso detrás de él, y por encima de su hombro fui capaz de ver a Min Woo ponerse de pie lentamente y limpiar la sangre con su dedo pulgar.
Su mandíbula se desencajó mientras le regresaba el golpe a Donghae.
Chillé y me alejé de ambos.
- ¡Deténganse! -grité pero ellos se preparaban para lanzar más golpes.
Debido a mis gritos de protesta, Rita se acercó corriendo hacia nosotros... también Mirna, Gustavo, y prácticamente todos los empleados del restaurante.
Donghae seguía moliendo a golpes a Min Woo, y Min Woo derribaba a Donghae y lo empujaba contra los casilleros siempre que podía.
- ¡Pero qué romántico! -Chilló Mirna- ¡Se están peleando por ti, _____!
-¡Mirna! -grité. Este no era momento para ponerse a decir tonterías.
-¿Qué? Yo solo digo la verdad. Eres una chica afortunada.
Yo estaba intentando hacer todo lo posible por separarlos pero ambos estaban ciegos de ira.
Donghae golpeaba con fuerza la mandíbula de Min Woo; el sonido del puño al chocar contra los músculos era desagradable.
Gustavo se tuvo que interponer entre los dos para detenerlos.
-Míralos, parecen perros peleándose por un hueso de mala calidad -susurró Marie en mi oído. Se había logrado colar también entre la gente.
Me giré para encararla. Tenía una mirada maliciosa en los ojos.
Todavía no había visto el desorden que causó en el departamento pero estaba segura de que mis cosas fueron las más afectadas de las dos.
Traté de ignorarla porque definitivamente ella tenía un problema mental, pero no le importó y continuó susurrando cosas en mi oído mientras Donghae y Min Woo se agarraban a golpes y Gustavo intentaba separarlos.
-Creo que tú no sabes la gravedad del asunto en cuanto a retener a Donghae; él no es tu tipo de hombre.
-Pero sí que es el tuyo, ¿verdad?
-Por supuesto. No te imaginas ni siquiera con quién estás tratando.
Los chicos no detuvieron la pelea, en su lugar involucraron también a Gustavo y el pobre recibió dos golpes en el hombro y la nuca.
-¿Y con quién estoy tratando según tú? -le pregunté.
-Estás tratando con un chico que es un ladrón.
Y seguía con lo mismo.
Rodé los ojos.
-Ya sé que estabas mintiéndome. Donghae no es un ladrón.
-¿Confías demasiado en él como para creerle?
Rita logró sacar a Gustavo lejos de la pelea. Donghae tenía un corte en la ceja y no dejaba esa sonrisa arrogante. Tenía que detenerlo tarde o temprano.
-Marie...
-Oh, ya veo. Ni siquiera lo conoces lo suficiente como...
-¡Ya deja de envenenarle la mente a ______! -Ambas nos sorprendimos cuando Dulce se entrometió entre las dos.
-_____, es obvio que tu prima está celosa de ti y por eso trata de arruinar tu relación a como dé lugar -se giró entonces en dirección a Marie-, y tú, está más que claro que no tomas muy bien el que un chico te haya botado. ¡Cielos! Supéralo de una buena vez. ¿No has oído que hay más peces en el agua?
- ¿Y quién es esta emo? -preguntó Marie, su rostro se puso casi tan rojo como su pelo.
- ¿Emo? Pffftt. Ninguna emo, cariño. Soy una gótica, y eso es algo muuuuy distinto.
-De todas formas, ¿quién crees que eres como para entrometerte?
-Soy una amiga de _____.
-Y una empleada de mi padre, así que no te...
- ¿Eres hija de Cliff? -Preguntó Dulce-. Jum, ya sabía que te había visto en alguna parte.
Traté de no reírme al hacer la comparación entre Cliff y Marie, pero era imposible no hacerlo. A Marie claro que no le pareció divertido.
-¿Te parezco hija de esa bola de grasa andante? -preguntó, ella estaba a punto de perder el control.
Dulce la observó de pies a cabeza. Su boca cubierta de labial negro se frunció mientras la repasaba con la vista.
-No hay dudas, son como dos gotas de agua... Hasta tienes la misma barbilla con forma de papa que tiene él.
Marie se acercó más a Dulce para intimidarla, pero Dulce no demostraba sentirse para nada de esa manera.
-Mira, emo -habló Marie-, si vuelves a decir otra cosa como esa, prometo que para mañana estarás haciéndole compañía a ______ en la calle de desempleados.
-Y si tú vuelves a decirme emo otra vez, prometo que te va a doler cuando te golpee.
-Oh.Por.Dios. Esto es emocionante -murmuró Mirna-, dos chicos se pelean por ti y ahora dos chicas. ¿Cómo lo haces? ¿Es algo que tomas? Porque si es así yo también quiero, y una dosis enorme.
-Es algo que mi madre prepara -le susurré en broma.
-Consíguemelo -me pasó una cantidad de dinero y la depositó en el bolsillo de mi pantalón.
-Hecho.
-¡______, ven y controla a estos hombres! -gritó Gustavo. Min Woo lo agarró de la camisa y lo empujó contra Rita.
Donghae sostuvo a Rita de un brazo para evitar que ella se cayera, y Min Woo aprovechó para patearlo en las costillas.
Jadeé al verlo.
-¡Min Woo detente! -chillé.
No podían pasarse toda la hora peleando, pero tampoco quería entrometerme porque la última vez que lo hice terminé con la nariz hinchada.
-¡¿Cómo me llamaste?! -gritaba Dulce por el otro lado de la habitación-. Ahora sí, te voy a golpear, perra.
Dulce se abalanzó contra Marie y le jaló el pelo.
Marie chilló e hizo garras con sus manos; era lo primero que hacía en una pelea: aruñar a la gente.
-No puedo encargarme de todos -dije a Mirna.
-Ocúpate del guapo y sexy macho de allá, y yo me encargo de que Dulce le dé unas buenas cachetadas a la zorrilla de este lado.
Mirna se puso en camino y se limpió las manos en su delantal azul.
Dulce seguía jaloneando el pelo de Marie y ella no dejaba de gritar groserías.
-Parece que ocupas ayuda por aquí -dijo alguien a mis espaldas. Era... ¿Key?
-¿Qué haces aquí?
Key lucía guapo. Usaba una camisa a cuadros de color verde, y llevaba una hebilla con forma de cascabel en la cintura.
-Donghae dejó a Dolly en mi casa ayer -respondió. Dolly era la motocicleta-. Me pidió que lo llevara a verte en la madrugada. Oh, también lamento de nuevo haberte dado el apresurado regalo de bebé.
-Asunto olvidado -le dije-. Oye, podrías... -señalé en dirección a Donghae y Min Woo. En serio, juro que parecían hacer pasos de baile en vez de estar luchando.
¿Acababa de ver a Min Woo hacer pasos del Gangnam Style, y a Donghae hacer los de una danza escocesa?
-Claro, yo me encargo -Key rodó los ojos y se movilizó para detenerlos.
-¿Quién es ese? -preguntó Mirna regresando a mi lado. Dulce seguía gritando y peleando con Marie que cada vez lucía más despeinada.
-Es amigo de Donghae. Se llama Key.
Key agarró a Min Woo de un brazo y lo alejó de Donghae. Donghae lo palmeó en el hombro y lo saludó como si minutos antes no hubiera estado agarrándose y tirándose del pelo con Min Woo.
Noté que Rita se quedó viendo embobada a Key, así como yo me quedaba por ocasiones viendo embobada a Donghae.
Ahora entendía lo que todos miraban en Donghae y yo.
Hmmm.
-Apuesto cien a que Rita termina enamorada de él de aquí a la próxima semana -me susurró Mirna.
Tomé el dinero que ella me había depositado anteriormente en el bolsillo y se lo puse en la palma de la mano.
-Trato hecho.
-Me uno también -dijo Gustavo poniendo una cantidad similar a la mía en la mano de Mirna.
-Anótenme a mí con lo mismo -gruñó Dulce desde el otro lado, ella era otra que parecía hacer pasos de baile con Marie, solo que Marie se miraba como aplastando cucarachas.
-Oh, esto se va a poner divertido -dijo Mirna.
De repente apareció Cliff por la entrada. Cuando vio el desorden que habíamos causado sus ojos se abrieron enormemente.
-¿Qué es todo...?
-Toma -Donghae lanzó un pequeño fajo de billetes que muy hábilmente Cliff atrapó-. Tú no has visto nada.
Cliff inmediatamente se fue por donde regresó.
Tuve que rodar los ojos y ver sospechosamente a Donghae.
-¿Qué te dije? -gritó Marie mientras Dulce la sujetaba del pelo-, es un ladrón.
Todos los presentes se quedaron callados y detuvieron las peleas, con miles de preguntas en sus ojos.
Donghae corrió a mi lado.
-Pregúntale -escupía Marie-, pregúntale de dónde saca el dinero.
Tragué saliva, incómoda por toda la atención que estaba recibiendo por parte de los demás.
-Anda, pregúntale -insistía ella-. Mejor aún, por qué no revisas la parte trasera de su espalda. Apuesto a que encontrarás sorpresas por ahí.
-¿Qué? -si se refería al tatuaje con su supuesto nombre la iba a golpear hasta el amanecer.
-Marie -Donghae la fulminó con la mirada-. Cállate.
-Vamos ______, sin miedo -dijo ella-. Claro, si es que te deja que revises.
Miré a Donghae, completamente confundida.
-Apuesto diez grandes a que es un sexy estafador, ¿quién más se anota? -Esa era Mirna. El dinero llegó rápidamente a su mano.
-¿De qué está hablando Marie? -le pregunté a él, ignorando a los demás.
Donghae suspiró y me tomó del brazo para sacarme de la habitación.
-¿Qué estás haciendo? -chillé mientras me arrastraba hacia la oficina de Cliff. Él se encontraba sentado en su silla de cuero, viendo fijamente el retrato de Frida Kahlo y comiendo una hamburguesa llena de mayonesa.
Al vernos se puso de pie y dejó su hamburguesa a medio comer en el escritorio.
-¿Quién les autorizó a meterse así en mi oficina? Suficiente con hacerme el tonto una vez...
Donghae le lanzó billetes y él los recogió todos.
-Solo quiero quince minutos con _______, a solas -dijo con prisa.
-Oh.
No entendía qué estaba pasando. ¿Qué rayos ocultaba ahora?
Cliff salió corriendo, llevándose su hamburguesa consigo; nos dejó solos.
Me crucé de brazos y puse distancia entre Donghae y yo.
Este era el momento en saber si el tatuaje era acerca de Marie o no.
-¿Qué es lo que necesitas decirme que tiene que ser a solas?
Él se pasó las manos por su espeso cabello negro.
Me miró a los ojos y vi el dolor en ellos.
-No te vayas a asustar -dijo.
Instantáneamente me asusté.
Llevó las manos a su espalda y... se sacó una pistola del pantalón.
Retrocedí tres pasos.
-¿Qué haces con eso?
-Es mía.
Parpadeé varias veces antes de hablar de nuevo.
-¿Para qué la quieres? -Retrocedí dos pasos más, pero él se adelantó hasta igualarme y quedar frente a mi rostro.
-¿Para qué apuntó tu padre una escopeta en mi cabeza? -preguntó tranquilamente.
-Para... ¿asesinarte? -estaba tartamudeando. Este Donghae realmente me asustaba mucho.
-¿Entonces para qué crees que la llevo?
Retrocedí un paso más.
Él avanzó también lo mismo.
-¿Vas a dispararle a alguien con esa cosa? -tenía miedo de preguntar.
-Sí, ______. Quiero dispararle a alguien con esta "cosa".
Volví a retroceder hasta que choqué contra la pared. Ya no tenía escapatoria.
-¿A quién? ¿Por qué quieres hacerlo?
-¿Sonaría malo si te dijera que quiero matar a mi hermano?
-Una muerte nunca es justificable. Sin importar el mal que te haya hecho esa persona.
-¿No importa si dicha persona salió libre de una institución mental?
-¿Tu hermano salió?
Él asintió con la cabeza.
-Y ahora me está buscando... y no dejaré que termine lo que comenzó años atrás...
Mierda. Esto no iba a ser nada bueno.
Nada.
Donghae seguía admirando la pistola en su mano. Yo no sabía nada acerca de esas cosas así que no tenía ni idea de qué marca o cuán vieja era. De lo que sí estaba segura era de que no quería verlo con una.
¿Matar a su hermano? ¿En serio? ¿Y salió libre de una institución mental?
No tenía idea de que pudiera hacer eso. ¿De verdad se podía, aun si el paciente no estaba del todo curado?
Tenía miedo que las cosas se le fueran a salir de las manos.
-Donghae... la venganza no es la solución. Matar a alguien es... -ni siquiera podía pensarlo. Cierto, había gente que se merecía la muerte, pero por más que odiara a una persona no sería capaz de arrebatarle la vida. Peor si era a un hermano-. Tienes que recordar que tu hermano está mal mentalmente. No sé mucho de la esquizofrenia pero...
-Basta _____. No sigas hablando.
-¿Que no siga hablando? ¡Pero si piensas matar a tu hermano! Tengo que hacerte ver lo equivocado de esa idea... -él puso dos de sus dedos sobre mi boca. Su frente se pegaba contra la mía.
-Ya sé lo arriesgado que es eso.
Tragué fuerte.
-¿Entonces qué haces siquiera pensándolo? Sabes que si pudiera, cambiaría las cosas.
Donghae acarició mi mejilla y bajó su mano hasta mi mandíbula.
-¿De verdad las cambiarías?
Asentí con la cabeza, sin romper contacto con sus ojos verdes. Un morete se le estaba formando cerca de la boca y de su pómulo.
Quería darle besitos para confortarlo.
-¿Confías en mí? -me preguntó repentinamente después de un minuto de silencio.
Volví a asentir.
-Confió en ti -le dije, pero no confiaba en sus malas decisiones.
Justo iba a decirle eso cuando él puso el arma en medio de los dos.
Mi pulso salió disparado.
-¿Qué estás haciendo?
-Shhh -susurró contra mi boca-. Confía en mí.
¿Qué?
Subió el arma hasta que quedó frente a mi rostro, apuntando hacia el techo.
Dejé de respirar.
-¿Qué vas a hacer? Baja el arma, por favor. Con eso no se juega.
Donghae puso su dedo sobre el gatillo.
Si él disparaba, de alguna forma nos iba a lastimar a ambos.
Traté de alejarme, pero Donghae me sujetó de la cintura, reteniéndome para que no me moviera.
-Solo te pido que confíes en mí -dijo.
¿Confiar en qué? ¿En qué quería probar el arma primero en mí?
Empecé a dudar en la cordura de Donghae.
Oh por... ¡¿Y si él fuera el esquizofrénico y no su hermano?! ¿Y si en verdad estaba con el hermano equivocado en vez del original Lee Donghae? ¿Y si...?
No tuve tiempo de seguir con el hilo de pensamientos porque Donghae jaló el gatillo.
Cerré los ojos y solo pude esperar a que ninguno de los dos saliera lastimado.
Pero después de varios segundos de esperar, no había escuchado aún el sonido del disparo.
Abrí los ojos lentamente. Sentí que algo se estaba enredando en mi cabello y me hacía cosquillas en la frente.
Eran... eran...
Lo golpeé en el hombro y me aparté de él.
-¡¿Estás loco?! -Lo juro. Este hombre me quería enloquecer. ¿Un arma de burbujas?
¡¡¡Aaaaagggg!!!
¿En serio? La pistola soltaba burbujas que golpeaban levemente mi rostro y explotaban al hacer contacto con mi pelo.
-¡LEE DONGHAE! -chillé-. ¿Sabes que casi se me sale el corazón al pensar que era un arma real?
Lo escuché reír pero yo estaba demasiado furiosa como para acompañarlo a reír también.
-Lo siento, nena -dijo él intentando alcanzarme por la cintura. Me alejé antes de que pudiera atraparme-. _____... lo siento. Lo sé, fue una mala broma pero es que... Quería enseñarle a Marie que no fuera una metida.
Fruncí el ceño.
-¿A Marie? ¿Qué tiene ella que ver con esto?
Donghae me señaló la puerta, estaba medio abierta.
-Marie nos estuvo escuchando en un principio. No sé cómo supo que tenía un arma guardada en la espalda pero...
-Eres un estúpido.
-Yo solo quería enseñarle una lección.
Resoplé.
-Ah, ¿sí? ¿Cuál es esa lección?
-A no ponerme en contra de mi chica. Quería comprobar que la próxima vez que Marie te estuviera diciendo idioteces, tú no le creerías con tanta facilidad. Vi cómo empezabas a caer de nuevo en sus mentiras, solo quería asegurarme de que confiabas en mí.
-Pues habían... -lo golpeé en el hombro-... otros... -le di un golpe en el pecho-... métodos. ¡Me asustaste mucho! Pensé que de verdad matarías a tu hermano.
-A pesar de que él cometió varios crímenes nunca me hubiera atrevido a matarlo -me dijo. Sus palabras sonaban sinceras-. Y no, él no está libre. Sigue encerrado y yo sigo negándome a verlo; no quiero que lastime a mi sobrina de nuevo.
Me crucé de brazos y expulsé todo el aire que contuve desde que sacó a Cliff de la oficina para hablar.
-Ahora, esos son problemas en los que sí te puedo ayudar.
Él alzó una ceja.
-Si quieres... te acompaño a verlo -ofrecí.
Donghae empezó a caminar alrededor de la pequeña oficina hasta que se detuvo frente al escritorio de Cliff y apoyó su cadera en una esquina.
-No quiero verlo. Hago suficiente pagándole una gran cantidad de dinero a la clínica. Dinero que, por cierto, no gano haciendo nada ilícito. Lo único ilícito que he hecho en mi vida es follar en un escritorio de madera.
Me estremecí al oírlo.
-¿Por qué me cuentas eso?
-Porque escuché lo que te decía Marie. ¿Quieres saber de dónde saco el dinero?
Me sentía tonta por quererlo saber. Me mordí el labio y evité verlo a los ojos.
-Key dijo que trabajabas; yo en verdad no quiero entrometerme más.
-______, mis padres tenían bastante dinero. Al morir, ese dinero pasó a mi hermano mayor, pero como él no estaba en condiciones para recibirlo, fue a parar a mis manos. Sé que tal vez piensas que soy algún narcotraficante, o terrorista, o vándalo. Pero no. Soy solo yo; no tengo ni un pelo de misterioso en mi vida. Tal vez sea un idiota, sí, lo reconozco; tal vez sea un arrogante hijo de puta que salió con la chica equivocada durante cinco meses, pero cada fibra de este inútil chico grita por no alejarse de ti. Me gustas. Mucho. Quiero que confíes en mí. Quiero que confíes en ti, en los dos. ¿No quieres que haya secretos entre nosotros? Bien, te contaré hasta las veces que codicié la bicicleta que tenía el vecino cuando éramos niños. Este soy yo. Tómame o déjame.
Mis ojos se estaban nublando levemente.
Le sonreí sin mostrar dientes.
-Ya tengo el título perfecto para tu libro -dije después de un rato.
Él me sonrió de regreso.
-¿Ah sí? ¿Cuál es?
-El Idiota encantador ataca de nuevo.
Se acercó hasta mí para sostenerme de la cintura. Esta vez se lo permití.
- ¿Solo encantador? Cariño, tengo el paquete completo: cara, cuerpo y personalidad. Eso no se resume en un título.
Bufé y pegué mi rostro a su pecho.
Olía delicioso. Como a esas lociones de marca desconocida que sólo se vendían en Siberia o en París.
Él me sostuvo así por un momento hasta que subió mi rostro para besarme en los labios.
Cierto, ningún título podría resumir todo lo que era él.
-Oye, ¿si Marie estuvo espiando hace rato, no crees que vaya a...? -No terminé lo que iba a decir ya que la puerta de la oficina de Cliff se abrió con un golpe.
Mi papá, el tío Victor, la tía Charlotte, Marie y varios de los empleados estaban al otro lado de esa puerta, viéndonos con horror. Mi padre se aventuró a entrar y apuntó con la escopeta a Donghae.
No de nuevo.
-¡Papá, ¿qué haces?! -Me solté de Donghae y me puse frente a él.
-______, muévete. Este tipo tiene que ir a la cárcel. Tu prima lo vio con un arma en la cintura y lo escuchó hablando de matar a alguien. Ahora, yo sé que a las chicas de hoy les resulta erótico asociarse con un mafioso, y culpo a todas esas series de vampiros que miras, pero no voy a permitir que mi hija se enamore de uno.
-¡Papá! La pistola de Donghae es de...
-¡Ahí está! Yo se la vi mientras estaba peleando con Min Woo. Creo que hasta lo pudo haber matado -gritó Marie apuntando hacia Donghae con un dedo.
Eso me enfureció.
-Donghae, pásame la pistola -le dije entre dientes. Le estaba dando la espalda pero él me pasó el arma de juguete sin rechistar.
La elevé y la apunté directo en la cabeza de Marie.
-¡Santo cielo, _____! -mi papá chilló y me miró en estado de shock.
A Marie se le había abierto la boca y se quedó inmóvil por un rato.
-Estoy apuntando justo a tu cabeza -le dije a mi prima aun con el arma en la mano-, si no quieres que jale el gatillo vas a tener que cerrar esa boca que tienes.
Wow. Un arma sí que me daba cierta sensación de control. Esto era emocionante. Aun cuando era una de burbujas.
-¿Qué mierda? ______, aleja esa cosa de mi cara -rugió Marie. Se puso pálida como un papel.
-No. Me has provocado demasiado y es hora de que pagues.
Escuché la risita de Donghae que provenía detrás de mí.
-Para empezar, papá, baja esa escopeta. Ya hablé con Min Woo y me dijo que te acabaste las balas. -Papá tragó haciendo temblar su manzana de Adán. Bajó la escopeta al suelo y se quitó los lentes para limpiarles el sudor.
-Debí suponer que ibas a hacer algo así -dijo él-. Desde el momento en que tu madre te convenció para que vieras esas películas de vampiros que se enamoran, supe que desviarías tus buenos pasos. Los vampiros enamorándose, es algo antinatural, hija. -Papá se volvió a colocar sus gafas de marco grueso.
Rodé los ojos.
-No estoy influenciada por películas de vampiros -respondí solemnemente.
-¿Qué familiar, en su sano juicio, se lanzaría a comerte después de ver que te hiciste una herida con papel de regalo? -reclamó, citando una de las partes de la película.
-Se nota que no las has visto, papá -dije sarcásticamente.
-Susan me hizo alquilarla. Ese fue dinero desperdiciado.
Suspiré, cansada de las divagaciones de mi padre, y regresé a mi labor de torturar por un rato a Marie:
-Bien. Ahora habla. Di, aquí frente a tus padres, con quién te has estado acostando estas últimas semanas.
Marie lució confundida por un momento.
-¿Qué...?
-No me mientas. Tus minutos están contados. Vamos, diles la verdad, cuéntales lo promiscua que eres.
Ella miró primero a mi papá y luego más atrás a sus padres.
En el fondo se encontraban Rita, Dulce, Mirna y Key. Mirna no dejaba de ver entre Donghae o Key, creo que se sentía indecisa sobre cuál de los dos elegir.
-______... -Marie torció la mandíbula-. No sé qué es lo que tratas de hacer pero te juro que...
-¿Qué, no es obvio? Me cansé de cubrirte y de que me eches todo el tiempo a mí la culpa. Empieza a confesar ahora antes de que se me vaya la paciencia.
Donghae seguía con las risitas.
-Deberías contar hasta tres -sugirió.
-Buena idea. Uno...
-¡Está bien! Mamá, papá: me he acostado con Sam desde que lo conocí. Listo. ¿Eso querías que dijera? -Me miró como si ella hubiera ganado la guerra.
-Dos... -alcé una ceja. Qué bien se sentía hacerla pasar por un mal rato.
Creo que ya entendía a Donghae y el por qué no aclaraba nada de mi supuesto embarazo: era gracioso ver a otros sudar.
-Y... -puse el arma en su cabeza, rogando para que no fuera a notar que era de plástico. Aunque dudaba que supiera distinguir una de la otra.
-¡Está bien, está bien! -chilló ella, levantó las manos al aire. La derecha le temblaba más que la izquierda-, también me he acostado con otros chicos. Pero deberían entenderme. Yo necesito más... mucho más de lo que un solo chico me ofrece; yo ya me acostumbré a la idea y será mejor que ustedes también se acostumbren.
Escuché a la tía Charlotte jadear.
-¿Contenta? -dijo Marie dándome una mirada asesina.
Sonreí abiertamente.
-Sí -jalé el gatillo de la pistola e inmediatamente una lluvia de burbujas salió disparada hacia el rostro con pelos de zanahoria de mi prima.
Donghae comenzó a reír más fuerte. Marie chilló escandalosamente.
-Eres una manipuladora -me dijo.
Le saqué la lengua y le regresé la pistola de juguete a Donghae.
Todos parecieron disfrutar de la broma y comenzaron a reír. Papá relajó su postura y me dio una mirada que me prometía muchos regaños para un futuro inmediato.
Key entró en la pequeña oficina, se quedó ido viendo por un momento el enorme cuadro de Frida Kahlo colgado en la pared, y luego caminó hacia nosotros.
-La ceja de esa mujer me está mirando -dijo él. No podía apartar la mirada del retrato-. Siento escalofríos.
-Oye, amigo -dijo Donghae-, aquí la tienes.
Key se deshipnotizó del cuadro y miró a Donghae.
Él le entregó la inofensiva arma y se dieron palmadas en la espalda.
-Me alegra que se hayan divertido -dijo lanzando burbujas al aire.
-Oh, sí. Fue una experiencia educativa -respondió él.
Por el rabillo del ojo pude ver a Marie acercándose hacia mí. Su rostro estaba rojo de la cólera.
-Se me olvidó decir otra cosa más -dijo, su voz sonaba terriblemente dulce y encantadora. Eso no era nada bueno. Donghae y Key detuvieron su plática y se quedaron observándola atentamente-. Donghae fue uno de los chicos con los que más follé. Lo hicimos en la alfombra del departamento, en el baño, en mi cuarto, en la sala, en la mesa del comedor y... hasta en tu habitación ______. Cerca de esos libros para mayores de edad que guardas en un gabinete -sonrió con malicia-. Lo hicimos en los baños de este restaurante, en esta oficina -Cliff, quien recientemente se había añadido en la reunión, jadeó y soltó un chillido horrorizado-. Lo hicimos en todas las posiciones y en todos los lugares posibles... no te sientas tan especial, querida. A ese chico yo lo entrené primero. Y tú, ¿qué le has dado a estas alturas? ¿Lo haces reír? Bien, pues continúa siendo su payaso mientras yo me convierto en su mujer.
Sencillamente no lo soporté.
No pude.
Me quebré como una ramita de hojas secas.
Ni siquiera pude arremeter contra Marie; mi cuerpo se sentía hecho de plomo. Solo quería alejarme de ella... de todos.
Y eso hice.
Salí disparada en la dirección a la que mis pies dictaban. No podía apartar las cientos de imágenes que se precipitaban por mi cerebro.
Ella tenía razón.
Marie estaba en lo cierto.
Mis pies dormidos me llevaron hacia los baños. Una vez dentro me metí en el cubículo más cercano y me deslicé en el suelo.
No podía dejar de preguntarme en qué lugar del baño ellos habían... follado. Tal vez en el baño de hombres, tal vez justo en donde estaba sentada, llorando.
¡Hasta lo hicieron en mi cuarto!
No podía creerlo. Cierto, eso ya era parte del pasado de Donghae y no podía cambiarlo aunque quisiera, pero dolía.
Sin importar lo que muchas de esas frases genéricas dijeran acerca de olvidar y perdonar, dolía demasiado como para hacerlo en este momento.
Escuché la puerta del baño ser abierta y me apresuré a silenciar mis sollozos y me senté sobre la tapadera del retrete, alzando mis pies para que no fueran a verme.
-_____, soy yo -era Rita-. -_____, sé que estás aquí porque te vi meterte en el baño.
Estiré de nuevo mis pies sobre el suelo y pronto ella los notó.
La oí acercarse hacia la puerta del cubículo en el que estaba, y sentí que se apoyaba para hablarme.
-Marie es una basura que no merece ni el más mínimo reconocimiento -comenzó a decir. Yo no dije nada. No podía; mi garganta estaba siendo atravesada por mi saliva y por mis sollozos-. Lo mejor que pudo haberte pasado es que te echara del departamento; con ella solo te ibas a envenenar rápido.
Escuché la puerta abrirse de nuevo.
Vi unos zapatos de hombre acercarse a las zapatillas azules de Rita.
-¿Está ahí? -Se me crisparon los vellos de los brazos. Era Donghae.
Encogí mis pies y abracé mis rodillas.
-Sí -respondió Rita-. No quiere hablar.
-Yo me encargo. -Las zapatillas de Rita quedaron fuera de foco mientras la escuchaba salir del baño-. _____, por favor no te vayas a enojar. Hace un momento te dije que deberías confiar más en mí, y al parecer solo estoy demostrando lo mucho que no deberías hacerlo. Lo siento.
Sollocé involuntariamente.
-Lo siento -volvió a repetir Donghae-. No quería que escucharas esas cosas viniendo de Marie.
No quería escuchar esas cosas y punto.
-¿Vas a hablarme de nuevo? -preguntó después de varios minutos de silencio.
-Tal vez -mi voz sonaba rota. Era una tonta. Obviamente Donghae tuvo un pasado movido con mi prima pero no quería saber absolutamente nada de lo que ellos una vez hicieron.
Era mejor vivir en la ignorancia de la mentira que abrir los ojos ante el conocimiento de la verdad.
-Primer secreto -dijo Donghae, su cuerpo se deslizó hasta quedarse sentado frente a la puerta. Lo único que se miraba a través de la ranura era una parte de su camiseta gris-. Cuando tenía diez años me enamoré perdidamente de la aseadora que mamá había contratado para un evento de gala. En ese entonces creía que un lunar peludo cerca de la boca era símbolo de sensualidad y elegancia... -No pude evitarlo y me reí/sollocé al mismo tiempo-. Ella me llevaba como treinta años de diferencia y yo caí rendido por las galletas de coco que siempre me daba por las tardes...
Me mordí los labios.
Donghae tenía algo que me hacía amarlo con facilidad. Había escuchado antes esa frase: Eres fácil de amar. Pero nunca había entendido su significado.
Con Donghae todo tenía sentido para mí ahora: él era fácil de amar. Imposible de no adorar, e irresistible de no querer.
Aunque él siguiera derramando sus secretos yo ya había tomado mi decisión desde que lo vi aparecer por esa puerta; iba a olvidar cada palabra de Marie. Estaba con Donghae en este momento, y aunque me dolía saber que estuvo con otras antes que yo, ahora estaba conmigo, en tiempo presente.
¿Qué me había dicho él antes? ¿Tómame o déjame? Pues yo lo tomaba.
Aun cuando viniera con cada pequeño secreto por defecto de fábrica.
Yo lo quería. No, yo lo amaba.
Amaba a Lee Donghae fuera o no un chico misterioso. Con todas y cada una de las advertencias que tuviera puestas.
Él era mío.~ Nota # 1: Recuerdo de Donghae ~
Chica de ojos color tormenta
Ojos grises.
No eran como esos ojos de gato, todos fríos y que parecían adentrarse a mi alma. No, sus ojos eran grises como el grafito. Como el cielo cuando empieza a formarse una tormenta.
Mierda. Me sentía indigno de ser visto por esos ojos.
La chica tenía la boca entre abierta justo lo suficiente como para que mi mente cochina deseara poder deslizar mi lengua y saborearla.
Ella se miraba confundida, y aun así atractiva.
Me preguntó qué había pasado, y yo, como el idiota mentiroso que era, le señalé un letrero de más de dos metros de altura con el que dije se había golpeado.
A decir verdad el imbécil de Key estaba jugando con mi nuevo balón de fútbol americano y lanzó un pase largo que no fui capaz de detener a tiempo, y que cayó en su cabeza lanzándola al suelo... y lanzando su paquete de condones también.
No había cosa más sexy que ver a una chica con varios de ellos. Lo que me hizo sentirme celoso del hijo de perra que se iba a deslizar en esos... en ella.
¡Basta! ¡No vayas ahí, Lee!
Ayudé a la chica ojos de color tormenta a ponerse de pie y bromeé un poco con ella y con su camiseta.
Se ruborizó rápidamente.
La dejé ir cuando una atractiva pelirroja a su lado inmediatamente se presentó a sí misma. Creo que dijo que se llamaba Marti, o Marla o Marsie.
Y sí, ella acababa de confirmarme que la chica de ojos grises tenía a alguien que se encargara de rellenar esos condones.
Bien. Yo no era un desarma relaciones así que ojos grises no estaba permitida para mí. Pero al menos tenía un buen reemplazo en camino.
Le sonreí a la pelirroja y me presenté como el chico despreocupado que aparentaba con todas, como si no estuviera jodido y destruido por dentro, como si me importara un comino lo que ella llegara a pensar de mí... Como si realmente la fuera a ver más adelante:
Lee Donghae.
Ese se supone que era yo.
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Prohibido enamorarse de Lee Donghae(terminada)
FanfictionGenero: Romance, Comedia, Drama y un poco de Lemon Sinopsis: no se puede negar lo totalmente atractivo que es: cabello negro, ojos claros, brazos musculosos, tatuajes discretos cerca de la base de su espalda, y deliciosos dedos largos que parecen pa...