Capítulo 40: No me dejes ir

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Previamente:

-La única cosa de la que me arrepiento es que no pude escuchar a Alice cuando me iba a decir sus sentimientos- Pensó el ojinegro, sonrojándose levemente.

A su cabeza llegaba el momento que tuvieron en una habitación del penthouse, donde los dos estaban conociéndose más íntimamente y expresándose sus sentimientos. Le desilusionaba ese momento donde Alice estaba por decirle que lo amaba y justo Hosaka gritó.

-Yo, me disculpo por lo de esa noche. Ya sé lo que sientes por mí, solo que estaba desesperado por oírlo de ti- Dijo un poco nervioso -Pero no pasa nada. Esperaré a que estés dispuesta a poder decirlo-

Algo que le confundió fue que Alice se detuvo, dejó de caminar y se quedó parada con la mirada baja. Su presencia se sentía algo decaída y eso le extrañaba. No sabía qué, pero intuía que algo no andaba bien.

-¿Alice...?-

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-¿Alice? ¿Estás bien?- Preguntó el azabache, preocupándose un poco.

-K~Kirito. ¡Yo t~te...!-

-Espera, Alice...-

Él rápido notó qué es lo que iba a decir, así que fue hacia ella y puso sus manos sobre su hombro para calmarla, pues se veía bastante nerviosa y tímida.

-Está bien, no hay necesidad de estar tan tensa. Te dije que puedes decirlo cuando quieras y cuando te sientas lista- Le dijo sonriendo.

No respondió nada al momento, pero para la extrañeza del azabache, ella apartó su mano de su hombro. Tragó bastante aire y empezó a verlo decidida a los ojos.

-Ahora... ¡Tengo que decirlo ahora!- Exclamó, con una mirada melancólica en sus ojos.

-¿Qué quieres decir con: "Tengo que decirlo"? Suena como si te estuviera obligando. No quiero que creas eso- Contestó algo nervioso.

Cada cariño de él le hacía tan feliz que le hacía daño igualmente. La ansiedad del futuro le lastima en el presente por el amor. Aun así, no podía negar que él tenía razón. Sentía que debía decirlo, no porque saliera naturalmente de ella, sino que más bien era algo que ya debía haber dicho hace mucho, y era increíble que a estas alturas aún tenga miedo de hacerlo.

Pero sobre todo, parecía que ella necesitara, que él pueda saber que realmente lo ama. Sería muy importante para sí misma.

-Tienes razón. Lo siento, Kirito- Dijo Alice, un poco decaída.

-Está haciendo más frío, el verano ya está terminando. Mejor volvamos a casa, mamá debe estarnos esperando ya- Sugirió él, sonriendo con ligera alegría.

-Muy bien. Vamos de una vez- Respondió como siempre.

Cuando la ojiazul puso su mano sobre la suya para quitarla de su hombro, hubo algo que él pudo notar. Alice parecía tener miedo, pero no era el temor que él ya conocía. Esa vergüenza y nervios de expresarse era algo mucho más que eso. Pareciera que algo le está molestando, al punto de hacerla decaer

-La mano de Alice estaba temblando... No era por el clima. Por algún motivo, no quise escuchar lo que tanto anhelo. Ella se veía muy incómoda- Pensó disimulando su preocupación.

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Enamorándome de ti (Kirialice)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora