MERA GUTIÉRREZ.
Me veo con lagrimas reales como cuando lloró sin sentirlo, así mismo paso las noches extrañando una vida que a nadie le importa más que a mí pero finjo que estoy feliz y todos lo creen. No sé qué me pasó cuando lo hice con Cesare, lo quiero mucho y en verdad está bueno pero hice algo que aunque quise y disfruté planeaba evitar porqué no quiero estar sola. Me siento satisfecha, no puedo negarlo.
Sino fuera por eso no hubiera pasado horas buscando formas de moverme durante el sexo, me gusta sentirme deseada pero siento que estoy haciendo algo mal y eso me mortifica, aunque lo disfrute no me siento como si lo hubiera hecho, siento que algo falto o que salió mal, o que hice algo mal.
Después de lo que hicimos, Cesare subió con el desayuno fue algo muy tierno y gentil de su parte, como suele serlo, pero me incomoda verlo después de mostrarle como soy. Por eso me bañé lo más rápido que alguna vez pude y salí disparada como una bala de su casa, lo observé por la ventana cuando llevó el desayuno y me sentí mal por dejarlo.
Me siento culpable por haberlo influenciado a abrirse esa cuenta de Only Fans, era algo que yo quería hacer, aunque siendo sincera jamás me atrevería, y sugerirle que esa podía ser una buena fuente de ingresos me hace sentir una mala persona y me hace cuestionarme todo lo que hago al ayudarlo, porque necesitaba dinero y esto aunque es algo que yo disfrutaría, no sé si él lo hace.
Cuando mi papá tomó la terrible idea de traerme a su país, dejando atrás todo una vida en México, la vida en Argentina estuvo llena de choques culturales, no muchos pero sí más de los que me imaginaba, no fueron un problema porque finalmente crecí con algunas costumbres de mi papá pero es extraño relacionarme con gente que no comprende ni comparte mucho del humor mexicano, por eso opte a dejar mi lado bromista y ocurrente en la mente de mis amigos en México.
Como sea salí disparada de la casa de Cesare como estúpida y la mejor excusa que se me ocurrió inventar fue la de pagar la cuota de la Universidad, por lo que tuve que regresar a casa de papá a pedirle plata en donde tuve que soportarme un sermón de las razones del porqué debía regresar a su casa.
Terminé discutiendo con él por banalidades absurdas y al llegar la Universidad, fue Dylan quién me habló por primera vez, bromeó sobre la gente que llevaba molestándome aún más de lo que ya estaba.
—Pará, pará, pará te estoy haciendo una broma. —Dijo al darse cuenta que estaba furiosa, giré molesta para ver quien se había atrevido a insultarme bromeando en un momento así.
—¿Te parece gracioso? —pregunté molesta para darme cuenta de lo atractivo que era, su piel estaba bronceada y sus ojos eran divinos como esmeraldas colocadas en un ángel.
—No te enojes hermosa —inquirió el, he hizo queme sonrojara —¿no te gustó?
—Cero.—dije con desinterés.
—Vamos...—refutó insistente con intenciones de una aprobación, mientras fingía que no me interesaba en lo absoluto.—anda, ¿Cómo te llamas?
—Soy Mera.—dije con un chasquido de lengua.
—¿Mera?, ¿Cómo la de los cómics?—comentó sonriente.
—Sí, ¿Algún problema?—respondí elevando una ceja.
—Tu no eres de por aquí, ¿Verdad? —habló y como de costumbre no pude diferenciar si era una pregunta o un comentario.
—No —respondí agradeciendo a la cajera por la atención mientras pagaba la cuota. Decidida a ignorarlo, camine rápido, pero en en intento de Dylan por alcanzarme me pisó el tenis el cual hizo que casi tropezará.
—Que odioso eres—pronuncie sutilmente.
—Perdona —dijo entre risas que batallaba por ahogar. —Quería saber si podrías darme tu número —se lo di porqué siendo sincera me gustó y sabía que algo podría hacer con él para tratar de ignorar lo que había pasado aquella noche con Cesare. —¿Y se puede saber a donde vas tan mojada?
—A casa.—niño rico, dije hacia mis adentros.
—¿Quieres que te acompañe?—pronunció con gentileza.
—Ya te di mi número, podemos hablar ahí.—respondí fulminante.
—¿Bueno pero puedes decirme porqué estás mojada?—dijo algo burlesco.
—¿Qué no te bañas? —pregunté frunciendo el ceño por disgusto para así dejarlo en las cajas de la universidad.
La verdad era que no tenía idea de a donde ir, la casa de mi padre era un infierno, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que chocaba con la familia de mi padre con sus ideas. Entonces camine asegurándome de que Dylan no viera a donde me dirigía y me metí al baño, para quedarme por varios minutos deslizando la pantalla del móvil, tenía los pies recargados en una de las paredes del cubículo y mi espalda y cabeza en la otra.
No podía parar de ver las fotos de Cesare, me gustaba, es tan sexy y guapo pero a la vez sentía un poco de molestia porque él tuviera el valor de hacer lo que hace y ganar dinero. Yo no generaba dinero, me gustaba meterme a Omegle por las noches para platicar con hombres que me mostraban sus penes y rogaban porque les mostrara algo.
Muchas veces accedía a mostrarles y por eso mismo me molestaba el hecho de que yo no estuviera generando y él sí. Aún así me gustaba la sensación que me dejaba hacer esas cosas en la noche por internet, pero al mismo tiempo mi ego o lo que fuera me traicionaba, haciéndome sentir mal por disfrutar de tener una vida sexual en internet, con desconocidos.
Siento que le había fallado a mi madre cuando me dijo que no hablara con extraños y eso hacía. Odio el momento en que mi papá me trajo a una ciudad donde nunca he podido encajar o bueno, no había podido hacerlo hasta que encontré a Cesare.
Pero las prácticas sexuales en Omegle se hicieron un hábito difícil de quitar, creo fue como una adición o algo así. Como sea, me siento muy preocupada por lo que sea que pasara con Cesare, no quiero quedarme sola, no quiero arruinar las cosas esta vez, y menos con él.
CONTINUARÁ...
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ONLY FANS
RomanceEsta historia comienza cuando Cesare Valeska crea desde su móvil la cuenta de Only Fans que desencadenaría la perdición de todos en la universidad de Harvard a la cual ingresa por medio de su amiga Mera Gutiérrez. Con el paso de los días la aplicac...