Jamás me habían echado de un lugar, y mucho menos de un hospital. Estando fuera de este, fue la primera vez que caí en cuenta de lo que mis celos me estaban provocando, había estado siendo un descontrol emocional, no me reconocía. Supongo que eso era el amor, estaba haciendo estupideces porque no sabía cual era la forma correcta de comportarme con Cesare. Quería ser la mejor versión para demostrar que era buena pero no encontraba la manera de ponerlo en marcha, cada vez que estaba junto a él vivía inconscientemente.
Estaba parada frente a las enormes puertas de cristal del hospital cuando me di cuenta que mi impulsividad me estaba separando de Cesare. Los ojos se me llenaron de lágrimas ante la indignación que había vivido y por la desesperación de no saber como llamar la atención de Cesare. Lloré, mis lagrimas cayeron a mares, y me abalancé sobre Dylan, quien confundido, se acercaba para ver que me pasaba.
—Me odio.— Le dije poniendo las flores que había comprado, arriba del carro, mi mejilla empapada de lágrimas se recargaba sobre su firme pecho. No podía ver su gesto, me resistí a hacerlo por la vergüenza que sentía. No me gustaba ser vulnerable frente a la gente.
—No digas eso.— Me pidió sutilmente rodeándome con ambos brazos, colocando su barbilla sobre mi cabeza. Yo chillé.
—¿Que pasó?— Me preguntó en cuanto me percibió más tranquila.
Lo miré directamente a los ojos, estaba preocupado por verme de ese modo, o al menos eso parecía. Me negaba a contarle lo que había pasado porque me importan sus sentimientos, y no quería que se alejara de mí si llegaba a saber que estaba enamorada de Cesare. Pero no podía hacerle daño a Dylan, porqué era gentil.
—Estoy enamorada de mi mejor amigo—expuse sin tapujos. Mirando reiteradas veces la mirada de Dylan, rogando por no encontrar su desprecio. Noté un sutil gesto de desilusión en su semblante, pero se mantuvo presente en lo que contaba. —Y está allá arriba con ese güey que seguramente conoció en tinder, quien segura se está aprovechándose de la situación en que se encuentra para enamorarlo.
—Gabriel, ¿no?
—Sí— corroboré sin importancia —pinche cajerito.—comenté furiosa y al ver el rostro de Dylan entendí que había hecho algo mal —O sea no tiene nada de malo ser cajero, pero entiendes porque lo digo... Desde que me di cuenta que Cesare me gusta, las cosas no han parado de ir mal, me gusta mucho y todo lo que hago con él sale mal, pero parece que con ese güey todo le va de maravilla, o sea mira a donde lo trajo, ¿te parece que con el salario de cajero puedes pagar tu estancia aquí?, evidentemente no, ese hombre esta gastando lo de tres meses de trabajo para comprarse a Cesare.
—Comprendo que estás sintiéndote intimidada, pero lo mejor que puedes hacer es no forzar las cosas Mera.— Comentó con suavidad en la articulación de sus palabras —El amor tiene que darse fácil, y se dará te pongas o te quites, si es la persona indicada va a estar allí pase lo que pase y viceversa. Pero sí formas las cosas con alguien, eso no va a funcionar.
Admito que me sentí ofendida cuando evidenció lo intimidada que ne sentía, porque no quería aceptarlo, siempre fui alguien muy confiada, pero me había quebrado por Cesare. Lo miré en silencio, tenía razón y por eso mismo me sentía apenada notando lo desesperada que me vi como para recibir ese buen consejo.
—Yo estoy para él siempre, yo pagué muchos de sus gastos cuando lo necesitó y nunca me lo pago, y nunca se lo he pedido ahora que sé muy bien que puede pagarme, porqué es mi amigo. Vine hasta aquí a pesar de sentirme incómoda por lo que siento por él.
—O sea sigues esperando algo a cambio.
—No, o sea sí pero no espero que me pague ni nada... es solo que, lo quiero, se lo estoy demostrando mientras empujo a un lado mi economía y la incomodidad que me hace sentir el amor.
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ONLY FANS
RomanceEsta historia comienza cuando Cesare Valeska crea desde su móvil la cuenta de Only Fans que desencadenaría la perdición de todos en la universidad de Harvard a la cual ingresa por medio de su amiga Mera Gutiérrez. Con el paso de los días la aplicac...