—Hola —dije más por compromiso de apiadarme al verlo en ese estado. Cesare me había hecho un berrinche porque Gabriel no quería verlo, pero omitió por completo comentar el estado animico evidente de este.
—¿Cómo entraste? —Me preguntó desconcertado. Noté que mi presencia lo aterró. No se sentía seguro estando a solas conmigo y seguro que menos en el estado indefenso en que se veía. No lo culpé.
—Entré con Cesare. Me dijo que te dijera algo que te hiciera hablar con él pero sinceramente solo entré para que se tranquilizara. Está desesperado.
—En verdad no quiero hablar con nadie —me dijo en un tono menos amable de lo que había comenzado.
—Pues yo tampoco quería hablar contigo pero viendote en esta situación no puedo dejarte solo y definitivamente no puedo permitir que Cesare entre a esta habitación porque ambos están mentalmente induspuestos en este momento. Claramente.
—Pensé que eras una perra insensible. —dijo desganado e intuí que lo hacía para bromear y esfumar la tensión que había entre los dos.
—¡Ouch! ¡Oye! —externé con una risa que no se terminaba de creer lo que me había dicho.— ¿Por qué me ves así? No me conoces —le hice saber amablemente entre risas.
—Disculpa —expresó con una risa desganada, quería ser amable pero noté que mi repentino e incensario exceso de amabilidad lo desconcertó.
—Descuida. ¿Estás bien?—pregunté.
—Sí.—respondió tajante.
—Es evidente que no, pero te lo pregunté para no verme intrusiva. —Puntualicé parándome para abandonar su casa, pero entonces habló.
—Me prometí que nunca echaría a perder nada como lo hice con Dylan. Pero lo estoy arruinando con Cesare porqué creo que todavía quiero a Dylan. —Sentí molestía porqué él tenía la atención de los dos hombres que más quería en ese momento, pero esa molestia fue banál. Dylan seguramente era un capricho mío pero no quería lastimarlo.
—Cesare puede parecer complicado pero no lo es. Es comprensivo, aunque últimamente lo bien que le va en su emprendimiento lo ha vuelto un poco soberbió y caprichoso. De lo segundo yo tengo la culpa, alimenté tanto sus caprichos y me olvidé de hacerle notar sus errores porque simplemente lo alentaba a continuar a pesar de que supiera que algunas cosas no estaban bien, pero me gustaba verlo feliz. Digo me gusta verlo así, quiero que sea feliz, pero ahora se está portando como un niño mimado. Entonces, no me parece que estés arruinando las cosas. Yo soy quien está complicando la situación.
—La verdad sí, no quería decirlo, pero un poco si te soy honesto.
—Bien, entonces ¿puedes recibirlo? —me miró y sin decir palabra alguna, asintió.
Salí de la casa de Gabriel y Cesare se quedó. Aguardé mis últimas esperanzas de que viniera conmigo, pero su decisión me otorgó la respuesta: elegía a Gabriel. Conduje sola de vuelta a casa averiguando si el problema de que nadie me escogiera era cien por ciento culpa mía, o si también se debía a la suma de un choque cultural.
Cesare no era bueno para mí como un interés rómantico, y tuve que hacerme la idea de eso. Y Dylan era dulce, evidentemente me había surgido interés después de querer usarlo para darle celos a Cesare. Me imagino que me gustó más por el hecho de que no podía haber algo entre nosotros porque amaba a alguien más.
Debía alejarme de ambos para evitarles inconvenientes. Ya tenían suficiente en un triangulo amoroso en el que yo no encajaba, así que me forcé a ignorar lo que sentía por Dylan y Cesare. Y aunque quisiera negarlo, no podía ignorar el hecho de que estaba celosa por culpa de Gabriel. Él tenía un cuerpo de ensueño y era guapo, pero era hombre, algo con lo que yo no podía competir. Me di cuenta que mi desesperación era estupida, por alguna extraña razón que no consigo comprender quería competir por el amor.
Entonces, una vez que salí de la residencial me encontré a Dylan arreglando la llanta ponchada de su auto. Estaba sudando de la frente, con su camisa arremangada y su ceño fruncido por culpa del sol que le pegó en el rostro mientras me saludaba sonriendo. Le sonreí y me orillé para finalmente estacionarme y ayudarlo.
Evidentemente iba a ver a Gabriel.—¿Qué pasó? —pregunté la obviedad para molestarlo, me reí.
—Una abeja me picó la llanta —respondió en broma y reí. El continuó forcejeando con la llave de cruz que no sabía usar correctamente. La había colocado visiblemente mal.
Me quede pensando en como hacerle saber que estaba haciendolo mal mientras miraba los terrenos que próximamente se convertirían en fraccionamientos de residenciales. Se veía bonita la manera en que el sol golpeaba con la maleza que quedaba. Estaba atardeciendo. Pero andaba tan ensimismada con mis desaires amoroso que visiblemente Dylan lo notó.
—¿Estás bien? —su pregunta me sorptendió.
—Sí, pero tú no, no sabía como decirte que así no se pone la llave de gato —Me miró con el ceño fruncido por el cansancio y luego miró la llave.
—¿La llave de gato? —me preguntó desconcertado y me reí.
—Perdón, o sea tienes que poner el gato para levantar el carro —me dirige a su cajuela para sacar el gato y procedí a colocarlo en el sitio correcto— y ahora sí usar la llave de cruz.
—Eso suena muy lógico, no sé porque no se me ocurrió —ambos estabamos incados cerca de la llanta y nos vimos, por la manera en que me miraba parecía que sentía lo mismo que yo pero no quería hacerme ilusiones, ni mucho menos lastimarlo, por lo que me forcé a ronper esa unión poniendome de pie. Él apenado, procedio a accionar el gato para levantar su auto.
—¿Te parece que soy mala persona? —le pregunté.
—No, ¿Por qué preguntas? —respondió. Ahora, usando la llave de cruz.
—No más.
—No lo creo. —Una vez que quitó la llanta habló nuevamente— ¿Estás bien?
—Cesare no me quiere de la misma forma, y creo que eso duele.
—¿Y que harás al respecto? —me preguntó.
—Nada.
—¿Nada? ¿Vas a rendirte tan rapido?
—¿Perdón?, he dado mucho por él, tanto emocional como materialmente para que sepa que lo adoro y me elija. No voy a reprocharle nada, no sería justo. Pero o sea lo intenté todo, incluso me acosté con él siguiendole el rollo cuando creo que soy asexual.
Continuará...
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ONLY FANS
RomanceEsta historia comienza cuando Cesare Valeska crea desde su móvil la cuenta de Only Fans que desencadenaría la perdición de todos en la universidad de Harvard a la cual ingresa por medio de su amiga Mera Gutiérrez. Con el paso de los días la aplicac...