Disculpas de un verdadero hyung.

398 66 6
                                    




Niki estaba ansioso. Mordía el extremo de su lápiz pensativo, con ganas de averiguar quién le había dejado esa nota y por qué.

"Van a confesarse", creyó por un segundo.

Entonces se sintió doblemente ansioso. ¿Y si en verdad alguna chica quería confesar sus sentimientos hacia él? Hasta el momento no había tenido ninguna confesión ni sabía de alguna chica que estuviera interesado en él, aunque Heeseung le decía que en varias ocasiones veía a algunas chicas mirarlo con interés cuando entraban a la escuela.

Tristemente no estaba preparado para una relación, él todavía se consideraba un bebé para esas cosas. Le costaba mucho conversar con las chicas, lo ponía nervioso de pies cabeza, no sabía qué decir o hacer. No tenía idea de por qué, simplemente le aterraban las chicas o la idea de estar en una relación considerando que era un total inexperto.

Entonces la mordida se volvió más intensa mientras pensaba en cómo rechazaría a quien se le fuese a confesar sin herir sus sentimientos.

"No estoy interesado" —Murmuró para sí mismo. "Muy frío, eso la lastimaría", pensó. —"No eres tú, soy yo que no estoy interesado" —Negó esa opción. —"Mira, me aterran las relaciones..." —Dejó caer su cabeza sobre sobre el libro de cálculo soltando un bufido profundo.

En algún momento de su adolescencia habrá leído novelas adolescentes llenas de drama, y odió mucho a quienes cruelmente rechazaban a la otra persona sin piedad, pero nunca imaginó que le tocaría experimentar ser el personaje que más odiaba.





[🍅]





Un viento cálido sopló algunos mechones de su pelo cuando abrió la puerta de la azotea. Las manos le temblaban exageradamente, y dudaba de si sus piernas durarían más tiempo sosteniéndolo. Los nervios lo consumían entero, al final no pudo preparar las palabras adecuadas para la situación, pero la persona que estaba esperándolo no estaría ahí todo el día, así que sí o sí tenía que ir e improvisar.

Utilizó su mano como una sombrilla para su vista cegada por los rayos del sol y poder visualizar a quien lo esperaba de espaldas cerca de la barandilla de la azotea.

Era un chico, no una chica como Niki esperaba. Y para su mala suerte, sus instintos se tensaron al reconocer la figura.

Asustado de morir y creyendo que quien lo esperaba en realidad no había subido, quiso abrir nuevamente la puerta para escapar, pero esta ya no cedía.

—¿Vas a continuar escapando? —Preguntó el pelinegro cerca del barandal, volteando a ver al chico tirando del picaporte desesperadamente. —Deja de intentar, no voy a golpearte. —Niki dejó de insistir al admitirse que la puerta no se abriría ni con una patada de los vengadores. —Hablemos.

El menor quedó estático, pensando en qué debía hacer, si volver a intentar romper el picaporte para correr por su vida o quedarse allí sin tener una más mínima idea de lo que llegaría a suceder. Sunoo se veía relajado, para nada amenazador, pero eso no lo tranquilizaba del todo. Su cuerpo seguía en alerta ante cualquier movimiento extraño del contrario.

—Hablemos a esta distancia entonces.

Sunoo sonrió burlesco, lo que estremeció la espalda del menor.

—Así no resuelven las cosas los adultos. —Sintió la muerte cada vez más cerca cuando los pasos de Sunoo acortaron lentamente la distancia entre ambos. Pegado contra la puerta como un inocente venado a punto de ser masticado por un gran león, el alma lo abandonaba.

Niki recordaba el temblor que recorrió toda su espalda cuando el mayor, con una mirada cargada de odio, le ordenó que no se volviera a acercar. Procuró ser muy cuidadoso desde entonces, ocultándose de él y evitándolo a toda costa para no cruzarlo y tener más problemas de los que ya tenían. En ningún momento pensó: "Oh, quizás en algún punto Sunoo quiera hablar", sus pensamientos eran puramente imágenes del mayor ahorcándolo o dejándolo calvo como venganza, ya que para él, Sunoo aún creía que era el culpable de poner la bomba de pintura en su casillero.

Decir que tenía miedo era poco, estaba a punto de orinarse ahí mismo cuando la distancia entre los cuerpos se volvió más corta.

Al ver al venado incapaz de sostenerle la mirada, el león río por lo bajo. Para sorpresa del venado que esperaba con los ojos cerrados el ataque, eso no sucedió. Justo cuando se preparó psicológicamente para recibir la paliza de su vida, los segundos pasaron en silencio y ningún golpe llegaba, lo que lo extrañó a tal punto de entreabrir sus ojos para ver si en verdad tenían planeado matarlo ahí mismo o si tenían otra idea.

Pero no.

Sunoo le extendía un contenedor hermético azul con figuras de sus superhéroes favoritos, el contenedor hermético que le había dado a Jungwon para que se lo diera a Sunoo cuando éste enfermó.

—Gracias, los sandwichs no son la comida indicada para curar la fiebre, pero la intención me hizo mejorar. —Conmovido por las palabras de su mayor, tomó temblando el contenedor, todavía siendo incapaz de asimilar lo que ocurría. —Yo... quería disculparme por lo que dije hace unos días. —Esta vez, Niki era quien quería conectar la mirada, pero Sunoo la apartó mirando el suelo. —Sé que dije cosas que te hirieron. En ese momento estaba muy enfadado conmigo mismo por muchas cosas malas que me estuvieron sucediendo, pero no fue correcto gritarte así. De verdad, lo siento.

Niki apretó sus labios un tanto apenado por Sunoo. Recordó que Jungwon le había contado lo mismo, que el mayor la estaba pasando mal, que muchas cosas no estaban bien a su alrededor, y que estaba tratando de sobrellevar sus problemas por cuenta propia. No podía preguntarle a Sunoo en esa situación sobre el tema. Comprendió su situación, así que esperaba que Sunoo lo comprendiera a él.

—¿Fui una molestia para ti este tiempo?

La imagen afligida del menor lo hizo sentir mil veces más culpable por lo que había hecho, pedir disculpas no iba a ser suficiente.

—Bueno... —Dudó un poco antes de dar su respuesta. —En parte sí, sin embargo era agradable. —Le sonrió amable para tranquilizarlo, esperando que no lo tomase mal. —Soy hijo único, por lo que nunca supe lo que es lidiar con chicos más pequeños que yo.

—Lo siento por molestarte. —Dijo dando una leve reverencia. —Mi hermano mayor es prácticamente invisible en mi vida, él vive en Alemania y nunca llama. Solo quería ser cercano a ti porque eres tierno y pareces agradable, como un hermano mayor, pero creo que no congeniamos.

Niki tiene un hermano mayor, Nishimura Takashi, que cuando él nació, este ya tenía que tomar un vuelo a Suiza para comenzar sus estudios sobre música. No le importaba mucho llamar, y si no fuera porque los muebles del living están decorados con cientos de cuadros de sus padres junto a Takashi, entonces él nunca se hubiese enterado que tenía un hermano mayor.

Se preguntó si incluso para su hermano mayor también sería insoportable, o si su hermano mayor sería insoportable para él.

Sin saber de dónde sacó el atrevimiento para hacerlo, Sunoo revolvió con ternura el cabello del menor.

—No te disculpes por ser tú, yo debería disculparme por haberte hecho sentir así.

"Aprovecha la situación, Nishimura Niki", le susurró una voz maligna en su interior.

—Voy a perdonarte con una condición.

Sunoo ladeó su cabeza sorprendido.

—¿Cuál?

—Que me dejes llamarte hyung. —Batió sus pestañas como un intento de convencer al mayor, ganando una risita de su parte.

—Puedes llamarme hyung.

Al primer segundo, el cerebro de Niki se negaba a aceptar esa información. Sunoo, Kim Sunoo, Kim Tomate, el hombre moco lo estaba dejando entrar a una zona más íntima de amistad, algo que por varios días creyó que sería imposible. Pero no, era real, Kim Sunoo le estaba cediendo el permiso para llamarlo "hyung".

—Si es así, entonces acepto tus disculpas, hyung.

La sonrisa radiante de Niki lo hizo temblar, o más bien, al débil corazón de Sunoo.

Eritrofobia [Sunki] 🍅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora