(Esta historia se encuentra de forma gratuita en Wattpad y Ao3, si lo ves en otro sitio es plagio)
Para Wei Wuxian, el apocalipsis comienza en una gasolinera, con un bebé llorando y su madre moribunda, y una horda de muertos vivientes afuera. Todo l...
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El frío lo iba a matar. Estaba mordiendo la cara de Wei Wuxian, atravesando su ropa, convirtiendo sus huesos en hielo doloroso, y no había dónde esconderse. No queda a dónde ir. No queda nada para usar para tratar de mantener el calor. Temblando, Wei Wuxian abrazó aún más al bebé acurrucado contra su pecho, tratando de mantener el frío alejado de él el mayor tiempo posible. El niño estaba abrochado dentro de su chaqueta, solo sobresalía la parte superior de su pequeño sombrero, y Wei Wuxian podía sentir las diminutas y cálidas bocanadas de su aliento contra su pecho.
Era el único calor que le quedaba a Wei Wuxian. No estaba seguro de cuánto tiempo habían estado en el congelador. No estaba seguro de cuánto tiempo más serían capaces de soportarlo.
No sabía qué más podía hacer.
Li Xiuying había perdido el conocimiento hacía mucho tiempo. La manta de emergencia metálica que había arrancado del botiquín de primeros auxilios estaba envuelta alrededor de ella, y el suéter de Wei Wuxian estaba amortiguando su cabeza, las mangas cubrían sus orejas y nariz para tratar de protegerlas de la congelación, pero todavía estaba pálida como la muerte. Apenas podía ver su aliento ya que se empañaba débilmente en el aire.
Cerró los ojos. Lo último que necesitaba eran más lágrimas que se congelaran en sus mejillas.
Hace dos días, había pensado que el mundo se estaba volviendo a su favor. Lan Zhan regresaba de estudiar del extranjero por su maestría y, según sus deberes oficiales como mejor amigo, Wei Wuxian se había ofrecido como voluntario para recogerlo en la estación de tren. Estaba tan emocionado de ver a Lan Zhan después de un año completo de separación en el que se había ido tan temprano.
Entonces, hizo lo que Jiang Cheng le había pedido antes de salir de la casa. Parar por gasolina. El medidor de gas apenas estaba un cabello por debajo de la línea media; solo Jiang Cheng podría contarlo como que se estaba agotando. Pero al final del día, era el auto de Jiang Cheng, y Wei Wuxian tenía tiempo de sobra. Así que se detuvo en la gasolinera.
Nunca llegó a la estación de tren.
Con hasta la última fibra de su ser, Wei Wuxian rezó para que Jiang Cheng y Yanli todavía estuvieran en casa, que no hubieran salido a buscarlo, que no los hubieran atrapado afuera cuando todo se vino abajo. Que habían tenido el sentido común de encerrarse dentro. Rezó para que el Pavo Real hubiera llegado a casa del trabajo, para mantener a salvo a Yanli y Jiang Cheng. Que no eran, que Wei Wuxian no era...
