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Para Wei Wuxian, el apocalipsis comienza en una gasolinera, con un bebé llorando y su madre moribunda, y una horda de muertos vivientes afuera. Todo l...
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Jiang Cheng no estaba contento sobre separarse. Sabía que no iba a ser exactamente de ayuda en el laboratorio, pero se sentía muy, muy incómodo dejando a su hermano. Por un lado, no confiaba en nadie que trabajara para Jin Guangshan, y por el otro, la última vez que había despegado la vista de Wei Wuxian fuera del búnker...
No le gustaba.
Pero al mundo nunca le había importado mucho lo que le gustaba a Jiang Cheng.
"Lo dije en serio cuando dije que no tenemos comida que podamos darles", había dicho Liu Yanling. "Dado que estamos en colaboración con Lanling, nos envían nuestros suministros dos veces por semana, racionados de acuerdo con las necesidades de los que están varados aquí. No hay extra, y no tenemos más de una semana de suministros en un momento dado. Sin embargo, aunque despejamos las cocinas, nunca registramos las habitaciones de los estudiantes; pueden echar un vistazo, si lo desean. Dudo que haya comida, pero pueden encontrar ropa u otros suministros que puedan usar. Cualquier cosa que encuentren en los dormitorios, pueden llevárselo. Si les incomoda separarse, entonces tengan. Conseguimos que estos funcionaran".
En este punto, para la sorpresa de Jiang Cheng, les habían pasado un juego de walkie-talkies. Cuando Wei Wuxian asintió con la cabeza, Jiang Cheng, de mala gana, estuvo de acuerdo. Los cuartos de estudiantes no estaban lejos, los walkie-talkies funcionaban y hacer algo era mejor que esperar sin hacer nada. Además, el guardia que Liu Yanling llamó para escoltarlos a los cuartos de estudiantes estaba armado solo con un machete: Jiang Cheng estaba seguro de que entre él y el Pavo Real, podrían derribarlo.
"Esperaré aquí hasta que terminen", dijo el guardia en la puerta del primer edificio, entregándole una tarjeta a Jiang Cheng. "La llave maestra. Les permitirá entrar en los dormitorios."
"Gracias", dijo Jiang Cheng, tratando de aplastar la incomodidad en su estómago. Miró a Zixuan, pero parecía perdido en sus propios pensamientos, con el ceño fruncido marcado en su rostro. Aún así, siguió a Jiang Cheng hasta la primera puerta, al primer dormitorio.
La incomodidad de Jiang Cheng se hizo más feroz. La habitación estaba cubierta por una capa de polvo, y olía a humedad y estaba sin ventilación, pero obviamente era el hogar de alguien. Había un tablero de corcho en la pared, cubierto con fotografías de adolescentes riendo y festejando. El escritorio estaba desordenado, lleno de bolígrafos de gel brillantes y cuadernos bonitos, y en la cama revuelta había un osito de peluche muy viejo y gastado.
Se le hizo un nudo en la garganta.
El dueño de esta habitación no había estado ahí durante algún tiempo.
El dueño de esta habitación probablemente estaba muerto.
No quería rebuscar entre sus cosas, para ayudarse a sí mismo con lo que pudiera encontrar. Saquear una tienda era una cosa, pero esto... esto era intrusivo, invasivo y le erizaba la piel.
