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"Let's write our own story, one that
does have a happy ending."

Martha.

—Emmm, bueno. ¿Quieres entrar? —le pregunté a Ben cuando llegamos a mi casa.

Se encogió de hombros y bajó detrás mía, mientras que yo buscaba en mi bolso las llaves. Cuando las encontré intenté meterla en la cerradura, pero estar tiritando de nervios no ayudaba de nada. Y, lo que menos ayudó fue sentir el cuerpo de Ben pegarse a mi espalda y su mano tocar con delicadeza la mía, guiando la llave a la cerradura al fin.

—¿Parece que te voy a tener que ayudar también a girarla, no?

—Pesado.

Sonrió burlón.

—Insoportable.

Suspiré y giré la llave para entrar, dejando que él cerrase la puerta.

Anduve hasta la cocina, y una vez allí, agarré unos fideos instantáneos y unos palillos chinos. Los preparé con su mirada recorriendo mi cuerpo de hito a hito —que no se note que eso me encantó. Cuando terminé, los llevé a la mesa junto a un refresco y un vaso de agua.

Se sentó y lo imité. Miró los palillos durante un instante y decidí ofrecerle otro cubierto por si no sabía utilizarlos.

—Si quieres te traigo un tened-

Agarró los palillos y comenzó a comer, guiñándome un ojo en el proceso. Observé mis fideos para disimular el rojo carmesí que tenía mis mejillas.

—¿Decías?

—Nada, olvídalo.

Asintió y siguió comiendo a la par que yo comenzaba, pero con la mirada puesta en mí. Y no lo sabía porque lo hubiese visto. No, lo sabía porque lo sentía. Sentía su oscura mirada en mí.

—¿Dónde has aprendido a agarrar los palillos?

—Secreto.

Rodé los ojos.

—Me encanta la comida China.

—Pues me lo apuntaré para la próxima.

Sonrió burlón.

—¿Y qué te hace pensar que va a haber una próxima vez?

Ese fue mi turno de sonreír.

—Tus ganas, las ganas que tienes de besarme de nuevo.

De vez en cuando, echaba ojeadas a sus labios. A sus carnosos labios. Dios, no podía soportarlo más. Cuando terminamos recogí la vajilla y la llevé al lavaplatos. Empezé a lavarlos, pero algo me interrumpió.

Sentí su aliento en mi oído derecho.

—Si tanto lo quieres, ¿por qué no lo pides?

Suspiré, intentando que un gemido involuntario saliera de mis labios. Sus manos se posaron en mis caderas y me atrajo hacia sí.

—Ben —solté casi jadeando.

—¿Qué, qué es lo que quieres, pelinegra? —indagó repartiendo pequeños besos en mi cuello, haciendo que perdiera la cordura y lo echase todo a la mierda.

—Bésame.

Me giró y me besó violentamente, casi con anhelo y necesidad. Sus manos bajaron a mi trasero y lo apretaron, haciendo que nuestras intimidades rozaran.

Agarró mis muslos y me cargó.

—Ahh —gemí echando la cabeza hacia atrás, dejándole mi cuello a su disposición.

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2022 ⏰

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CULPABLE [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora