Capítulo 10: El juicio de June.

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En un pueblo conservador es muy complicado que la gente no te juzgue por cualquier estupidez, es más, los rumores corren demasiado rápido y, en un abrir y cerrar de ojos, puedes llegar a estar en la boca de todos tus vecinos

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En un pueblo conservador es muy complicado que la gente no te juzgue por cualquier estupidez, es más, los rumores corren demasiado rápido y, en un abrir y cerrar de ojos, puedes llegar a estar en la boca de todos tus vecinos. Probablemente, esa fue la razón por la que mis padres descubrieron que había vuelto a encontrarme con Paula.

La fiesta de disfraces había dado lugar a un montón de historias nuevas: el comienzo de un romance entre Gale y June, Simón volviendo a confundir a Cooper, Amanda enamorándose perdidamente de un boxeador que sólo tenía ojos para una adolescente destructiva... y yo regresando a los brazos de Paula.

Todo había sido muy repentino y, aunque intenté no acercarme a ella para no seguir destruyendo el cuento de hadas de mis padres, el poder de la mezcla de alcohol y pastillas me impulsó a abrazarla por la espalda y besar su lindo cuello.

Me divertí, pasar tiempo con Paula era tan agradable que deseaba que el tiempo se detuviera, por desgracia, aquello nunca ocurría y, cuando era hora de regresar a casa, me daba cuenta de la gran mentira en la que vivía.

Y cuando me volvía valiente para vivir mi vida, allí se encontraban mis padres, esperándome en el salón con la lámpara encendida y pidiéndome explicaciones de algo que ni yo misma podía controlar. Me sentía una impostora por su culpa y, mientras ellos disfrutaban de las misas que dirigía mi abuelo paterno, yo buscaba con la mirada a la dueña de todas mis dudas existenciales.

Paula parecía feliz a su manera, con su singular aspecto perfecto y sonrisa dulce, y asentía con cada enseñanza que el pastor nos lanzaba desde el viejo altar. Mentía, pero a ella se le daba muy bien y yo, simplemente, aguantaba las ganas de romper a llorar, porque necesitaba saber fingir tan bien como ella para no ahogarme constantemente.

Mis padres me negaron acercarme a Paula dos días más tarde de la fiesta de disfraces, al parecer, una chica de la iglesia nos había visto besándonos en el baño y, al contárselo a sus padres, estos no tardaron en extender la anécdota por toda nuestra comunidad. Al principio, me negué a aceptar sus ordenes, pero la amenaza de regresar a las terapias religiosas del sur me asustaba y acabé evitándola durante las siguientes semanas.

Paula intentó acercarse en más de una ocasión, preocupada, y, aunque me partía el corazón verla sufrir por culpa de las miradas que le lanzaban en nuestra iglesia, no me atreví a protegerla.

A veces sentía la intensa necesidad de ser igual de valiente que Gale cuando cuidaba de June. La adolescente también estaba sufriendo los agobiantes juicios de sus compañeros de clase, pues, tras denunciar la situación de su hogar y exponer en palabras el abuso sexual que había vivido esa noche en Estelar, todos la trataron como la culpable. Dolía, a todos nos dañaba escuchar los comentarios de los alumnos que esparcían rumores sobre su actitud y, aunque reconocíamos que June se había equivocado en muchas ocasiones, todos los integrantes del grupo fuimos testigos de su deplorable aspecto esa fría noche.

Un lugar donde nadie pueda hacernos daño. [Saga: TEEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora