Los videos aumentaron conforme las semanas transcurrían. Para ese entonces, había recaudado dinero suficiente para pagar varios meses de luz y alquiler, sin embargo, aunque quise abandonarlo, existía una amenaza que no me lo permitía.
Nadie de mi circulo cercano era consciente de que Archie planeaba vengarse de cada uno de nosotros. Primero lo hizo con June, quemándole la chaqueta y la piel de la misma forma en la que ella lo había hecho en la fiesta de disfraces. Más tarde, le dio la dirección de Gale a los boxeadores de Estelar y, si no fuera poco, les informó de cada uno de los puntos débiles del deportista: June, su familia y sus mejores amigos. Más tarde, decidió engatusarme con el poder del dinero y, cada vez que trataba de escabullirme, me recordaba que podía revelar mi identidad a cada habitante de Sunsone. Por otro lado, Lizz y Cooper también estaban en su punto de mira. La rubia había vuelto a intentar una relación secreta con Paula y sus padres creían que, una vez que terminara el instituto, aceptaría casarse. Por desgracia, Archie sabía muy bien como estropear su amorío con la chica de dientes de conejo y planeaba seguirlas a cada lado para desenmascararlas. Y, por último, se encontraba Cooper, quien, aunque se negaba a aceptarlo, había perdido la oportunidad de ingresar a la universidad por el extraño extravío de sus emails.
Todo era un desastre.
Una agobiante serie de repercusiones que estaban apunto de estallarnos en la cara.
Yo no conocí la amenaza del antiguo entrenador de Gale hasta varios días más tardes. Cooper había venido a mi casa con la intención de aclarar nuestro repentino alejamiento y, aunque al principio me mostré reacio a solucionar nuestras indiferencias, recordé que, tal vez, el no era tan culpable como pensaba. Al fin y al cabo, yo mismo lo había rechazado de una manera totalmente distinta, callándome, actuando como si no hubiera ocurrido nada entre nosotros. Y Cooper no era de piedra.
Lo dejé pasar a mi dormitorio con el corazón en la garganta y me preocupé de sobremanera cuando se frotó el único oído por el que podía escuchar. Al parecer comenzaba a dolerle.
—Me estoy quedando sordo.—Me aclaró.
La noticia me afectó tanto que no me percaté de que había comenzado a llorar hasta que Cooper se acercó a mí para limpiar mis lágrimas con la yema de sus dedos. El tacto envió miles de descargas eléctricas a mis músculos y le observé directamente a los ojos, como si de esta forma pudiera dar marcha atrás al tiempo.
—Lo siento mucho...
—No hay nada que sentir.—Sonrió con tristeza y se alejó para no seguir incomodándonos.
Analicé su cabello rojizo y revuelto y descendí hasta su preocupado rostro, percatándome del moratón en su mejilla. Mi cuerpo actuó por si solo y, de la misma forma en la que él se había acercado, toqué aquel lugar. Él se estremeció y apretó los labios con fuerza antes de confesarme el motivo de aquel golpe:
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Un lugar donde nadie pueda hacernos daño. [Saga: TEEN]
Ficção AdolescenteCinco jóvenes con diferentes historias, sin embargo, con la misma palabra que los define: problemáticos. ¿Qué ocurrirá cuando la directora del instituto Esperanzas Eternas decida acabar con los incidentes que ocurren entre clases? Se puede leer ind...