Capitulo 14

71 11 12
                                    

Ania.

Al salir del baño me encuentro a Max sentado mirándome fijamente y alzando un vaso.

Me acerqué a él y sonreí al darme cuenta que era mi café favorito. Capuchino.

–Gracias—le sonreí y me senté frente a él.

–No hay de que—se encogió de hombros sonriente. Pareció dudar al decirme los siguiente—¿Quieres ir a la playa ahora?

Abrí la boca sorprendida.

–Ahora... pero si estoy vestida así....—mire mi feo atuendo con el ceño fruncido.

–Pero si estás hermosa—me miro de arriba abajo y me sonroje—, digo... siempre vistes de manera extraña pero.... logras verte preciosa aún así.

–Yo... gracias—sonreí ingenuamente sin despegar mis labios—Entonces.... ¿Vamos?

–Si, primero iré a mi casa a cambiarme de pantalón y de paso nos vamos en mi auto ¿Si?—asentí.

–Oye... Puedes enseñarme a manejar ahora ¿siiiiiii?—le supliqué con la mirada.

Pareció dudar, cerró los ojos y suspiró como si fuera una decisión difícil que tomar.

–Está bien...—susurró derrotado abriendo los ojos.

Terminé mi capuchino mientras Max pagaba yo salí para buscar un Uber e ir a su casa.  

El camino a casa de Max fue silencio. Casi llegando apoye mi cabeza en su hombro y de inmediato se tensó. Puse mi mano en su rodilla y se relajó un poco. Apoyo su cabeza junto a la mía.

Al llegar yo me quede en la puerta mientras Max entraba. Él me miró extrañado pero luego recordó lo que había pasado la primera vez que vine a su casa. Cerró los ojos, suspiró y me estiro su mano la cual agarre dudando.

–Mi mamá está aquí hoy—me sonrió divertido antes de entrar.

–Espera ¿Qué?—me alarmé.

–Tranquila—se rió.

Le entrecerré los ojos y entramos juntos de la mano. Mala idea.

Su mamá estaba en la cocina y tenía vista hacia la puerta. Y ¿quiénes estaban entrando?. Si, nosotros. De la mano. Solté enseguida su mano nerviosa.

Ella sonrió y se le iluminó la mirada.

–Hola chicos—dijo con voz animada—, vengan que hoy prepare un pastel.

–¿Preparaste un pastel?—Max miró a su mamá con el ceño fruncido.

–Tengo día libre y como dijiste que traías a una amiga—enfatizó la última palabra mirándome y enseguida me sonroje.

–Yo... Hola señora...–Deje la palabra en el aire sin saber su apellido ni su nombre.

–Emma—dijo rápidamente la mamá de Max.

–Mucho gusto señora Emma—estiré mi mano pero ella me apretujó en un abrazo.

–Solo Emma por favor—se separó y me miró divertida—, Lo de señora me hace ver muy vieja.

Desde que te vi ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora