Ania.
Abrí los ojos de golpe cuando Sara abrió las cortinas para que así entre el sol directo a mi cara.
–¡Joder Sara! Déjame en paz—le grite topándome con una almohada.
–Lo siento querida pero es hora de desayunar y también tienes que ir a comprarme unas cosas al supermercado después—dijo tan tranquila.
–¡No voy a ir a ningún lado!—gemí con desprecio—, No voy ni cuando quiero comprar algo para mi y te crees que iré por ti.
–Querida déjame decirte que si no lo haces te tocará limpiar la alberca de atrás—murmuró con aire de presumida.
–De todos modos me toca a mi hacer todo lo que tenga que ver con la parte trasera de la casa—dijo levantándome de la cama—, Solo iré si me das dinero para comprarme al menos tres libros.
Si, me gustaba mucho leer.
–Haz lo que quieras, pero vete ya.
Salió de mi cuarto, mientras yo me duché y me vestí de mala gana.
Quería que se fuera de esta casa ya. Pero para eso tengo que conseguir un abogado, que según ella mis padres le dejaron una parte de herencia a ella—cosa que dudo porque nunca fue allegada a la familia—, podría hacer todo eso pero la verdad me importa muy poco el dinero, ahora todo me da igual.
Aparte no se si vaya a morir rápido por la depresión, ya que me niego rotundamente a ir con un psicólogo.
Estoy estudiando psicología, mi madre era psicóloga y no quiero acudir a uno. Irónico ¿cierto?
Lo cierto es que ahora estoy estudiando eso porque Gaia me ayudó a ir al instituto desde el accidente solo pase seis meses en cama y pues ella me convenció de seguir estudiando. Porque la verdad es que no quería estudiar nada después de la muerte de mis padres.
Ahora que recién estoy en mi primer año de carrera, pues no les niego que muchas veces pienso en retirarme y quedarme en casa el resto de mi existencia.
Pero lastimosamente el dinero de mis padres no es infinito.
Y también tenía pensado volver al mundo del baile pero...
Desde lo de mis padres no he vuelto a poner un solo pie en aquella sala de bailar.
Muchas cosas deje de hacer desde aquel día que cambio mi vida por completo.
Y aunque Gaia dijo que poco a poco iré mejorando pero... no creo poder.... Después de la fiesta mis amigas me vinieron a dejar y ella se regresaron. Lo que no saben es que cuando llegue me dio otra ataque de pánico y aunque ya sabía cómo pasar de ellos no quita que cada que tengo uno sienta que mi mundo se derrumba. Quedamos de hoy meternos a la alberca—que tampoco me he metido en la patio trasero desde entonces—, Ahora me toca comprar unas cosas de Sara y venir a recibir a mis amigas.
Fui al centro comercial a comprar las cosas de Sara y luego pase por la librería comprando mas libro. En casa tenía una estantería llena en mi cuarto.
Después de la muerte de mis padres entré en el mundo de la lectura a refugiarme.
LLegue a casa en el uber y baje las bolsas. Estaba apunto de entrar para regresar a por las otras, cuando vi de reojo una camioneta negra que se me hacia muy conocida, estaba estacionada a los lados de mi casa...
Oh, no.
Dios dime que no es quien estoy pensando..
Puse los ojos en blanco y termine de bajar todas las bolsas con mala cara.
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Desde que te vi ©
Novela JuvenilAnia una chica que ha pasado por muchas cosas en su vida y recientemente acaba de perder a sus padres, cae en una depresión que solo una persona podrá lograr sacarla de ahí.. Max un chico muy atractivo que no le importa lo que diga la gente, problem...