Zack Holister es un cantante conocido mundialmente, cada vez que comienza un show le hace tributo a su cantante favorito: Bruno Mars.
En un show ve a una bonita chica, y desde entonces empieza a verle el sentido a las canciones de ese cantante.
•His...
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9|Versace on the floor
Zack Holister
Llegar a la casa luego de un ensayo y verla ahí, durmiendo en el sofá, debe ser una de las maravillas del mundo.
Oficialmente Bailey es mi novia, por fin puedo decir que estoy saliendo con la chica que se robó mi corazón desde aquella noche en Detroit. Hace una semana volvimos a Los Ángeles, estoy feliz de estar aquí, en nuestra casa. Ayer decoramos nuestra habitación y ahora está llena de pósters de bandas y fotos de Bruno Mars.
La veo ahí durmiendo y le dejo un beso en la cabeza, y me recuesto a su lado. Luego de veinte minutos estoy siendo despierto por besos en toda mi cara.
—Dormiré más seguido si me despiertas así— comento entredormido y sonriendo. Ella me devuelve la sonrisa.
—Tu madre quiere que vayamos a su casa hoy— informa, sin dejar de sonreír.
Vuelvo a besarla. El beso se torna diferente pero ella me detiene, poniendo el dedo índice en mi frente y presionando. La observo confundido.
—De tu madre— repite y se aleja. No puedo no mirarla mientras va caminando hacia nuestra habitación. La figura que se carga es... perfecta.
La sigo a la habitación y la miro mientras se termina de poner una pollera blanca y un top rosa floreado, amo cómo viste y me encanta verla mientras lo hace.
—Zack, siento tu mirada— dice y ríe.
—Cómo no verte— respondo.
Termina de abrocharse la pollera y se da vuelta para mirarme con esos ojos que me vuelven loco cada vez que vienen a mi dirección.
—Te amo— dice.
—Y yo a ti, Ley— le doy un beso corto en los labios y me cambio.
Decirnos te amo en cualquier momento ya se está haciendo costumbre entre nosotros.
En el auto vamos escuchando canciones de Bruno Mars, como siempre, y mirándonos cuando suena una canción que le dediqué. Estaciono en el garaje de mis padres y ambos entramos a la casa. Un llanto se escucha desde la puerta de entrada.
—Zack, Bailey— abre mi padre y nos sonríe—. Adelante.
—No hablen fuerte, por favor— dice mi madre mientras carga a Adelaide.
Mi hermana pequeña ya casi tiene dos meses de nacida, tiene un poco cabello castaño y los ojos ya se les notan claros como los míos. Cuando Adelaide ve a Bailey sonríe y le estira los brazos para que la alce.
