Zack Holister es un cantante conocido mundialmente, cada vez que comienza un show le hace tributo a su cantante favorito: Bruno Mars.
En un show ve a una bonita chica, y desde entonces empieza a verle el sentido a las canciones de ese cantante.
•His...
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13|That's what i like
Bailey White
Algo que acordamos con mi esposo (amo llamarlo así) es que cada uno tiene lo suyo, yo tengo mi dinero, él tiene su dinero. Todas las cosas por pagar las dividiremos en dos y ambos pagaremos. No me quiero sentir una mantenida, no cuando toda mi vida me la rebusque yo sola.
Zack insiste en que, como somos un matrimonio, todo su dinero es mío también, pero no quiero eso.
Ahora estamos en el avión privado, mi cabeza reposa en su hombro, y su cabeza reposa en la mía. Esto es lo que siempre quise, sentirme feliz y amada, y él me hace feliz y me ama.
Estamos viendo una película, Zack le presta mucha atención pero yo sinceramente no puedo no mirar su perfil, y esos ojos verdes mirando la pantalla me encanta. Sigo levantando la mirada
Él baja su mirada y sonríe cuando se percata de que lo estoy observando.
—Ley, me pones nervioso viéndome así— habla mi esposo.
Hace unos días dijo que no me llamaría más señora Holister, porque dice que me estaría rebajando a un hombre y eso no es justo, porque dice que no soy de su propiedad. Aunque a mí no me molesta, pero ese gesto fue dulce y hermoso.
—Lo siento— digo.
—No te disculpes, cariño, yo también a veces me paso mirándote— responde seguido de un guiño de ojos.
Me acomodo nuevamente y quedo dormida al instante.
***
La voz de mi esposo interrumpe mi sueño, seguido de una caricia suave por mi mejilla y un beso tierno en los labios.
—Ley, llegamos— dice.
Mis ojos tardan en abrirse, y cuando lo hacen veo a Zack bajando las maletas, con ayuda de una persona que no sé quién es.
Mi esposo me ayuda a bajar del avión y Paris nos recibe, con un clima frío pero con hermosos paisajes. Nos instalamos en un hotel de lujo y comienza nuestra luna de miel. Nuestra habitación consta de una cama matrimonial, dos sofás, una pequeña cocina con refrigerador y un cuarto de baño, todo con diseños rojos y dorados.
—Sí que esto es precioso, Holi— comento al entrar.
—Todo por ti.
La cuidad de la luz nos recibe y la Torre Eiffel nos da la bienvenida.
Con Holi vamos caminando de la mano por un puente mientras a lo lejos distinguimos la torre, tan brillante y hermosa. Ambos estamos abrigados ya que aquí es de invierno, nuestras manos están entrelazadas entre los guantes que llevamos puestos.
