𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗢𝗖𝗛𝗢

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DÍA DE DESCANSO

Savannah no tenía planeado levantarse, es más, no tenía pensado abandonar la comodidad de su cama y no le importaba matarse de hambre. Sus planes dieron un gran giro cuando recibió un mensaje de Luisa, la mujer estaba preocupada por su salud y deseaba visitarla con Rachel para poder ayudarla con sus actividades diarias, después de todo ya la consideraban una de sus amigas cercanas.

La castaña las invitó con gusto a su departamento, ya que no tenía ganas de salir, y por eso estaba terminando de arreglarse para verse un poco más presentable.

Su habitación estaba ordenada y lo único que debía terminar era su cama, las frazadas seguían echadas hacía atrás y su almohada estaba en el suelo. Su ventana estaba abierta y las cortinas se movían con el viento, Londres era frío, pero su departamento debía ventilarse.

El sonido del citofono sacó a la alemana de sus pensamientos — ¿Si?

— Lamento molestarla, señorita Parker. Pero hay dos chicas intentando subir a su piso, jamás las he visto en el edificio y por eso decidí hablar con usted primero.

— Oh, no hay nada de qué preocuparse, son mis invitadas y pueden subir sin problemas, Máx — Savannah contestó, antes de colgar nuevamente el teléfono

Se le había olvidado avisar en la recepción que sus amigas vendrían a visitarla y entendía que la llamaran para confirmar la visita de dos "desconocidas".

La puerta fue tocada con suavidad y la castaña se acercó para poder abrirla. Luisa fue la primera que apareció en su campo de visión y no tardó mucho en envolverla en un abrazo, siendo cuidadosa con su herida. Rachel fue la siguiente y le entregó una pequeña sonrisa, mientras se acercaba para dejar un beso sobre su mejilla.

— Compramos algunas cosas, sabíamos que ninguna querría salir más tarde y por eso nos adelantamos — Luisa explico, dejando las bolsas en la cocina

— Eso es fantástico, he estado pocos días en casa y no me he dado el tiempo de comprar mucha comida — Savannah respondió con una sonrisa

— Bien, tenemos helados de menta y chocolate, cupcakes con chispas de chocolate y otros rellenos con arándanos, medias lunas, gomitas ácidas, una tartaleta de durazno y todos los ingredientes para preparar sushi — Luisa finalizó depositando todo encima del mesón

Rachel negó con la cabeza divertida — Está usando su período como una excusa para comer dulces.

— Ya tenemos otra cosa en común — La castaña rió acercándose para botar las bolsas

— ¿Cómo está tu brazo? — Rachel preguntó mostrándose preocupada

— Bien, dentro de lo que se puede. Me molesta en las noches, pero los antibióticos ayudan — Savannah suspiro entregándoles una sonrisa de labios cerrados

— El operativo fue más peligroso de lo que todos imaginaban, muchos pensaron que caerían al vacío. No se como saltaron a tiempo — Luisa comentó con temor

Savannah recordó cómo Christopher se había encargado de "salvarla"  y sintió escalofríos en su cuerpo — El Coronel es una persona muy eficiente.

— ¿Qué haremos primero? — Rachel preguntó recogiendo su cabello en una cola de caballo

Luisa copió su acción — Empezaré a cocinar, preparar sushi tarda demasiado y se acerca la hora del almuerzo.

— Yo necesito cambiar las vendas, debía hacerlo en la mañana, pero estuve ocupada. ¿Rach, me ayudas? — Savannah preguntó, observándola asentir

Ambas abandonaron a Luisa en la cocina y se dirigieron a la habitación de la castaña. El botiquín estaba dentro de uno de los estantes del baño y Rachel se encargó de buscarlo, mientras Savannah la esperaba en la cama.

𝗟𝗼𝘃𝗲 𝗵𝘂𝗿𝘁𝘀 - 𝗖𝗵𝗿𝗶𝘀𝘁𝗼𝗽𝗵𝗲𝗿 𝗠𝗼𝗿𝗴𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora