𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝗖𝗨𝗔𝗧𝗥𝗢

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LA MAÑANA DESPUÉS

Una fuerte brisa de viento llegó al cuerpo de Savannah provocando que esta comenzara a despertarse, sus ojos se abrieron con lentitud y tuvo que parpadear varias veces para acostumbrarse a la intensa luz del día, un brazo descansaba sobre su cintura y el dolor de cabeza estaba haciéndose cada vez más fuerte. Sus ojos recorrieron el lugar con velocidad y cuando recordó los eventos de la noche anterior su mundo comenzó a derrumbarse.

Su primer trago fue con Rachel y los dos siguientes con Alexandra, pero todo empeoró cuando Patrick apareció con vasos de tequila para todos, Savannah sabía que esa era una de sus bebidas alcohólicas prohibidas, el tequila la transformaba en otra persona. ¡Dios, que estupida!

Las imágenes de Christopher follándosela en el baño se repetían en su mente como un disco rayado, ¿Como era posible que todo cambiará de la noche a la mañana?

La castaña deseaba irse y por eso intentó moverse hacía la orilla de la cama, pero él Coronel la sintió y colocó más fuerza en su agarre pegándola a su pecho desnudó.

— ¡Christopher! — Un grito agudo resonó por todo el penthouse y Savannah sintió su estómago apretarse

Recién ahora estaba recordando que se había despertado entre las suaves sábanas de un hombre casado.

El Coronel soltó un gruñido contra la almohada, antes de levantarse como Dios lo trajo al mundo. Savannah copió sus acciones y comenzó a buscar su ropa desesperadamente por toda la habitación.

— ¡Cariño! — Sabrina exclamó, acercándose a la puerta del cuarto de su esposo

Christopher suspiró — Jodida mierda.

— No puede encontrarme aquí — La castaña susurro con molestia ante su poca preocupación

— A mi no me importa, no es la primera vez que se encuentra con la misma escena por entrometida — Christopher contestó restándole importancia, pero al ver la desesperación en el rostro de la alemana, le indicó que se encerrara en el baño y guardara silencio

La puerta fue abierta y una mujer de cabello rubio y ojos verdes ingresó — ¿No me escuchaste? Estoy llamándote desde que entré al departamento, bebé.

— Aún no aprendes que entrar a un lugar sin ser invitada es de mala educación — El Coronel habló con desagrado acercándose a su armario en busca de ropa

Los intensos ojos de Sabrina sobre su cuerpo sólo le causaban náuseas.

— Ay, estamos casados, Chris. Lo que es mío es tuyo y lo que es tuyo es mío, ¿No lo recuerdas?

Un fuerte ruido se escuchó en la habitación y Christopher se giró con furia hacía Sabrina — Termina con tus juegos, maldita demente y dime que es lo que buscas.

— No hay necesidad de que me insultes, solo pensé que podríamos salir a desayunar juntos — Sabrina respondió con dulzura, mientras sonreía inocentemente

— Deja de hablar babosadas y lárgate, no te quiero dentro de mi departamento otra vez. ¡Vete!

La mujer sintió sus ojos aguarse y salió con rapidez de la habitación, Christopher pasó una mano por su frente y relajó sus músculos cuando escuchó la puerta cerrarse, sus ojos se dirigieron al baño y se acercó para abrir. Savannah se encontraba vestida y tenía una expresión de diversión cubriendo todo su rostro.

— Que mujer más intensa — Comentó evitando reír mientras pasaba por su lado

— ¿Ya se te fue el miedo? — El Coronel preguntó con ambas cejas levantadas

— Un poco, no necesito que toda la central sepa que estuve en tu departamento la noche entera — Savannah explicó revisando su celular — Debo irme.

Christopher se acercó — ¿Tienes que irte o simplemente no aguantas sentir mis ojos en tu cuerpo?

— Te conozco, Chris. No lograrás que me quede, pero puedes pajearte mientras piensas en mí, no sería la primera vez que lo haces — Savannah sonrió, tomando su cartera para poder desaparecer de su departamento

•••

La noche había caído en la ciudad y Savannah se encontraba cepillando su cabello, mientras se observaba en el espejo del baño. Su cuerpo estaba cubierto por una gran camiseta de color negro y debajo traía sólo sus bragas, usar sostén le molestaba demasiado y por eso se lo quitaba siempre que estaba en casa.

Luisa le había mandado algunos mensajes, pero Savannah no tenía ganas de responder, estaba cansada y debía admitir que aún se sentía extraña por lo ocurrido en el baño de la discoteca, no negaría que le había gustado, pero Christopher era un hombre comprometido y ninguna mujer merecía ser tratada de esa forma. Sabrina no parecía una persona del todo inocente, pero Savannah no sabía la historia completa y no podía juzgarla.

Dios, la castaña se sentía culpable, pero culpable por haber disfrutado tanto sus caricias. ¡Es solo Christopher! Uno de los mejores amigos de su hermano.

— Bienvenida a Londres — Savannah murmuró con sarcasmo, mientras salía del baño

Encima de su mesita de noche había un plato con galletitas de chocolate y una taza caliente de cocoa. Con cuidado abrió el cobertor y se acomodó en el lado izquierdo, regresando las tapas a su lugar. Una de sus manos sostenía su tazón y la otra el control remoto.

« Ni idea » comenzó a reproducirse en la pantalla y una pequeña sonrisa se formó en sus labios, estaba relajada y finalmente podía respirar en paz. Tendría mucho trabajo la próxima semana y por eso estaba intentando descansar todo lo que le fuera posible, quería ser una de las mejores en su rango y eso requería esfuerzo, sudor y lágrimas.

Una notificación llegó a su celular y frunció el ceño al ver que era de una persona desconocida, dejó su chocolate caliente en la mesa y entró enseguida a WhatsApp. En la foto de perfil estaba Christopher y al abrir el chat se encontró con una foto de su cuerpo en el espejo, mostrándole el gran bulto dentro de sus calzoncillos

« Pensaré en ti » leía su mensaje.

Savannah soltó una pequeña carcajada y guardó su número, antes de responderle con otra fotografía.

« Yo estaré acostada como una niña buena, viendo películas de adolescentes » luego de presionar enviar, Savannah acomodó su almohada y dejó caer su cabeza sobre esta, concentrándose en la escena de Cher.







𝗡𝗢𝗧𝗜𝗧𝗔
¡Vamos con el cuarto capituló!
Si me lo preguntan, debo decir que ame
la interacción entre Christopher y Savannah.

𝗟𝗼𝘃𝗲 𝗵𝘂𝗿𝘁𝘀 - 𝗖𝗵𝗿𝗶𝘀𝘁𝗼𝗽𝗵𝗲𝗿 𝗠𝗼𝗿𝗴𝗮𝗻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora