5. ¿Quién Es?

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Al llegar a las cocinas veo a mucho elfos- literalmente muchos, jamás había visto a tantos juntos- preparando el desayuno.

Cuando atravieso la puerta todos me quedan mirando y se acercan corriendo- me asustó, tengo que admitirlo- me rodearon y empezaron a ofrecer postres, dulces, carnes, de todo lo que se puedan imaginar.

-ya déjenla- dice el elfo que me trajo hasta las cocinas- no esta acostumbrada a las multitudes.

Todos los elfos lo miran con mala cara- aunque son muy adorables cuando se enojan- y se alejan silenciosamente.

-bueno señorita Mackensy.. - toma mi mano y me sienta en una mesa al final de la cocina- ¿Qué es lo que le duele?.

-todo.. - me avergüenza un poco decirlo así, pero realmente me duele todo el cuerpo- pero mayormente la espalda y..

Espera un segundo.

-¿cómo sabes mi nombre? - al haber despertado recién y con el dolor de espalda no me había percatado que nunca le dije mi nombre.

El abre como platos sus ojos verdes y me mira algo nervioso.

-dobby no puede decirlo señorita Mackensy.. - baja su enorme cabeza hasta mirar el suelo- dobby prometió no decirle a nadie que kreacher lo mandó..

Puedo ver como su cara forma una mueca de horror, se dió cuenta que me acaba de decir parte de lo que no puede decir- y no puedo evitar reírme- hasta que veo que se empieza a golpear la cabeza contra el mostrador.

-¡Dobby!- lo tomo de la cabeza para que se detenga- ¡¿Qué haces?!.

-Dobby prometió no contar nada, pero Dobby no pudo guardar el secreto y necesitaba castigarse..

Eso me entristece. En casa tenemos dos elfos domésticos libres y jamás había visto que se castigaran solos- aunque la abuela me contó que están acostumbrados a que los maltraten y cuando hacen algo mal pueden llegar a castigarse solos, por costumbre a los golpes- les costó muchos años entender que no debían castigarse, que todos pueden cometer errores. Ahora viven felices en casa.

-tranquilo, Dobby- me pongo de rodillas como puedo y quedo más o menos a su altura- no tienes que castigarte, es normal cometer errores- le sonrio y lo abrazo- no tienes que hacerte daño.

El queda inmóvil, no se esperaba el abrazo- y por su reacción creo que jamás le habían dado un abrazo-.

Al separarme de él, puedo ver una sonrisa y sus ojos muy llorosos.

-gracias, señorita Mackensy- sonríe.

-solo llamame Mackensy- le devuelvo la sonrisa. Evitaré el tema por ahora, no quiero que se vuelva a golpear.

Intento pararme pero suelto un pequeño quejido.

-ohh, si, su espalda- dobby me ayuda a sentarme y me trae un té de un color negro que jamás había visto.

-¿de qué es? - preguntó algo intrigada.

El sólo me mira y me indica que lo beba, así que lo obedezco y bebo todo el té de un sorbo.

Y vuelve a pasar..

-recuerda Mackensy- me mira a los ojos y su expresión es terror puro- ¡debes recordar, tienes que hacerlo!.

Empiezo a llorar- debo de tener un año, no creo que más- así que es una reacción normal para alguien de esa edad.

-vas a ser una gran persona- no aguanta las lágrimas y empieza a llorar conmigo mientras me toma en brazos- me gustaría poder verte cuando lo logres, cuando sepas quien eres realmente. Pero no siempre nuestros deseos se cumplen..

Mackensy Lupin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora