Me sorprende lo rápido que pasaba el tiempo, ya llevaba un mes trabajando, el trabajo es fuerte, me ha tocado limpiar baños vomitado, con desastre que sólo en sanitarios de autopistas se ve, pero no me quejo porque más difícil es estar sin empleo; tengo buena relación con todos los empleados menos con la rubia arpía, Álvaro es un amor de persona y siempre está para ayudarme, haciéndome reír y coqueteándome un poco y yo le sigo la corriente tonteando, Carmen se ha vuelto una gran amiga, un gran apoyo. Juan José, mi jefe es un amor de persona, te guía y motiva, siempre busca que el equipo esté en armonía porque él considera que si todos trabajamos en paz eso se siente en el ambiente de ninfas. Yo me sentía como en un lugar mágico.Mi hermana comenzó a trabajar y estaba feliz en lo que hacía, trabaja en la estética haciendo de todo y le están enseñando en otras áreas, me sentía feliz por ella, porque se veía que realmente le gustaba lo que hacía, además que ya hizo amigos. Lo malo es que casi no nos veíamos pero nuestro consuelo es que estábamos bien y con trabajo.
Estaba en la bodega organizando unas cosas del inventario, acomodando botellas de vino, condimentos, cajas de comida. Me gusta hacerlo en un orden que fuese fácil para los ayudantes del chef, que es Álvaro y que se vea lo que hay y lo que puede llegar a faltar. Salí de la bodega con una caja llena hasta el tope de pastas, harina de trigo y otras cosas. La caja era un poco pesada y no podía ver a mi alrededor, una fórmula perfecta para el caos.
Caminé con dificultad cuando sentí un gran muro que chocó contra mí o ¿yo choque contra él? el punto es que caí de espaldas y la caja me cayó encima dejándome sin aliento y la bolsa de harina de trigo se rompio llenando todo a su alrededor y dejándome a mí una capa blanca. Un chico alto se giró para pedirme disculpas y me extendió su mano para ayudarme, cuando levanté la mirada pude ver quién era.
—Shrek — di casi un grito, el chico me miró molesto por el apelativo que le había puesto, mi orgullo no me permitió que le aceptase la mano y como pude me levanté mientras me sacudía el trasero y la ropa — Se te está haciendo costumbre eso de tirarme al suelo.— Lo mire furiosa. Este chico me daba como una mala vibra, me caía, me caía, no encontraba calificativo para describirlo tal vez ¿pesado? Esa no era la palabra correcta para describir lo que me hacía sentir pero fue la primera que se me ocurrió.
—¿Cómo me dijiste? — Me veía furioso, se agachó junto a mí y me ayudó a recoger las cosas —No es mi culpa que estés en donde nadie te llama.— Me tendió una lata de tomates Cherry la cual yo le arrebate molesta, bien bueno, ahora yo era la culpable.
—En primer lugar estoy trabajando.— mire hacia mi uniforme lleno de suciedad.—En segundo lugar el único distraído que me empujó fuiste tú...
—Pero que mala leche tienes, tía.—bramo este- y que sepáis no me gusta que me estéis llamando Shrek, ahora mi hija me dice así.— Me mordí mi labio inferior para no reír al imaginar a la pequeña
-¿Cómo sigue la pequeña Mulán? —Le pregunté por la hermosa niña, él me veía sorprendido de que me acordará de ella
—De su rodilla fue solo un raspón de nada, ahora quiere que la llamen Mulan y no se quiere quitar la bandita esa de los cojones que le has dado.
—Es una gran niña.— Murmuré imagninádola, el chico iba a responder cuando rezonó un ridículo sobrenombre por todo el pasillo.
—¡Bambam!— Una voz chillona de esas que te revientan los tímpanos se escuchó creo que por todo el ninfas, yo ya sabía de quién provenía esa irritante voz, la rubia de los infiernos. Él arrugó la cara con pesar al escuchar ese tonto apodo, arqueé mi ceja mientras mordía mis mejillas para no reír. Ahora mi sobrenombre no parecia tan malo.
—No digas nada.— lo dijo tan serio que tuve que toser para ocultar una risita que se me había escapado.
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Mi nueva vida
RomanceLos comienzos nunca son fáciles y menos al otro lado del mundo, donde no conoces a nadie. Pero eso no iba a detener a Ari una chica de 28 años con tantos sueños y con unas enormes ganas de comerse al mundo pero a veces parece que el mundo se la va a...