•Seven•

1.2K 179 119
                                    

William contempló con atención a su nuevo prometido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

William contempló con atención a su nuevo prometido.

El alfa no era precisamente feo pero esa expresión de superioridad combinada con desagrado, arruinaba por completo sus rasgos. Además sus ojos ambarinos le causaban incomodidad.

Hace mucho que William no se sentía intranquilo al lado de un alfa.

—Gracias por aceptar la invitación para tomar el té, señor Milverton—a pesar de su desagrado tenía ser romper el hielo y ser adorable.

El hombre era dueño de un periódico que generaba polémica cada dos por tres, entonces William tenía que andarse con cuidado.

—No tenía nada mejor que hacer—el hombre lo barre con la mirada—No eres horrible así que me sorprende que a este punto no estés casado.

—No he tenido suerte con mis otros prometidos—si llamamos suerte a ahuyentarlos intencionalmente.

—¿Por qué será? Debes tener algo que aleje a los alfas.

—No lo creo.

—Es boca tuya puede ser el problema.

—¿Disculpe?

—Hablas con demasiada libertad. Un omega debería mantener la boca cerrada y preocuparse solo para lucir bien.

¿Acaso era un mueble? William se abstuvo de hacer una mueca—No creí que eso sería un problema.

—Lo es. Corrígelo, no quiero un esposo tan hablador.

Sus puños se apretaron con fuerza debajo de la mesa—Sí, señor Milverton.

—¿Serás capaz de darme hijos?

Hasta donde sabía estaba completamente saludable—Sí...

—¿Con tu edad?

Por amor a todo lo bueno, solo tenían veinticuatro. Científicamente estaba comprobado que a penas estaba en sus años más fértiles—Sí, señor Milverton, estoy seguro que puedo concebir perfectamente.

—Eso ya lo veremos—el alfa chasquea la lengua—No me agradas, hay algo en ti que no termina de gustarme pero no tengo mejores prospectos en la puerta así que tendré que conformarme contigo.

Como si le estuviera haciendo un favor, el tipo fácil del sacaba más de ocho años y ¿tenía que conformarse con él? De verdad tuvo que morderse la lengua para no soltar ningún comentario ácido, no le convenía tener a ese señor de enemigo ahora.

Compañeros de Crimen//Moriarty The Patriot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora