William Moriarty y Sherlock Holmes se ven obligados a comprometerse, cada uno por diferentes razones.
El gran detective de Londres sabe que ese omega quiere algo de él, pero no logra descifrar ¿qué? Liam es demasiado contradictorio y...peligroso.
...
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Advertencia: +18 (hijxs de Satán)
La ceremonia de matrimonio fue bastante superficial y nada emotiva.
Dado al poco tiempo para preparar la fiesta la decoración era muy austera. El sacerdote tenía otro compromiso por lo que habló muy rápido y ni William ni Sherlock se dieron el tiempo de preparar sus votos.
El omega podía asegurar que Sherlock improvisó todo lo que dijo justo en el momento.
Después, fue hora de la recepción.
Ahí, los recién casados pasaron mucho tiempo saludando a los invitados que solo lograron dar un par de probadas a su comida.
Para el momento del vals los dos ya estaban hartos de la fiesta.
—No me digas que ya te arrepentiste—murmura William muy cerca del oído de Sherlock.
Ambos están en el centro de la sala bailando la primera pieza de la noche. El detective estaba inusualmente callado y pensativo.
—¿Eh?—Sherlock despabila. Se da cuenta que se perdió en sus pensamientos, otra vez.
—Luces un tanto ido—apunta.
—No es nada, solo...nada. Te ves muy hermoso.
—Gracias, tu también luces encantador—William da un giro y regresa a los brazos del alfa con rapidez—¿Sabes?
—¿Mn?
—Puedes dejarme cuando quieras.
Sherlock le da una mirada de reojo—¿Por qué haría eso?
—No me debes nada. Si eres infeliz, puedes dejarme.
Sherlock pensó rápidamente en las consecuencias de ello. Uno omega abandonado por su esposo sólo significaba humillación. Si llegara a dejar a William todos los señalarían, lo etiquetarían como un mal omega, ya no sería recibido en la alta sociedad, lo tratarían como basura.
—¿Por qué hablamos de esto justo cuando llevamos un par de horas casados? ¿Tú quieres dejarme?
William se recarga en su hombro y niega con la cabeza.
—¿Entonces? ¿Por qué me dices todo esto?
—Te voy a decepcionar.
—Liam...
—Lo voy a hacer—asegura. No parece triste o consternado, solo derrotado—Vas a terminar odiándome.
—Yo no...
—Lo harás. Pero está bien, no me voy a enojar. Tampoco te guardaré rencor, sea cual sea el camino que decidas tomar yo estaré bien con ello.
—No te entiendo—suspira el alfa—Realmente no lo hago, Liam.
