•Twelve•

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Mycroft acudió al lugar donde Albert lo citó a la hora indicada

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Mycroft acudió al lugar donde Albert lo citó a la hora indicada.

Cuando llegó se encontró con este alfa castaño sentado en una silla, derrochando elegancia y poder. Casi suspiró ante la vista.

Mycroft Holmes siempre fue considerado por sus padres, como el hijo que conservaría el honor de la familia y del cual debían sentirse altamente orgullosos.

Mientras Sherlock se empeñaba en ir contra corriente, ser rebelde y libre, él era la persona más correcta del mundo, tan recto como una regla y un seguidor fiel de los preceptos. O al menos lo era hasta que conoció a Albert Moriarty.

Ese alfa tenía un encanto natural, arrollador. Era carismático, agradable, muy político. Sus gestos, sus acciones y sus palabras, eran la definición de elegancia y elocuencia, haciendo gala de la exquisita educación que recibió como noble.

No era fácil que Albert pasara desapercibido, por lo tanto tampoco era fácil que Mycroft apartara su mirada de él.

No está muy seguro de cómo es que sus encuentros clandestinos empezaron. Simplemente ese alfa de peligrosos ojos verde esmeralda pasaba de vez en cuando a su oficina pidiendo información. Platicaban un rato, compartían una copa de vino y una que otra broma.

Cuando se besaron por primera vez, más que culpa, se sintió como una ráfaga de aire fresco. La tensión entre ellos crecía más y más con el tiempo, así que ese primer encuentro fue refrescante.

No importaba que los dos fueran alfas. La química entre ellos era palpable y la atracción innegable.

Y estaba mal, muy mal.

Mycroft estaba cometiendo errores más graves que los de Sherlock pero no podía resistirse a tan exquisita persona.

—Mycky, qué bueno que viniste—Albert le da una gran sonrisa que hace que su corazón palpite desbocado.

—Me dejaste intrigado—admite.

—Señorita Adler—llama el alfa castaño.

La mujer aparece de entre la sombras con William y Louis Moriarty a cada lado.

Mycroft suspira, la misión original de Albert era liquidar a la mujer. Que no lo hiciera realmente no era sorpresa—Supongo que tienes una buena explicación para esto.

Los elegantes dedos de Albert se deslizan por el sobre que reposa en su regazo de una manera casi hipnótica—El contenido de estos papeles es ciertamente interesante: Como la revolución rusa fue un experimento ideado por Gran Bretaña.

Compañeros de Crimen//Moriarty The Patriot Donde viven las historias. Descúbrelo ahora