William Moriarty y Sherlock Holmes se ven obligados a comprometerse, cada uno por diferentes razones.
El gran detective de Londres sabe que ese omega quiere algo de él, pero no logra descifrar ¿qué? Liam es demasiado contradictorio y...peligroso.
...
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—Estoy preocupada por Will.
Sherlock aleja el arco de la cuerdas del violín para prestarle atención a Irene.
La omega estaba leyendo el libreto de la nueva obra de teatro en la que sería participe pero parecía muy distraída.
—¿Qué pasa con Liam?
Habían pasado un par de semanas desde que el joven Moriarty dejó de ser su prometido y no había pensado mucho en él por la gran cantidad de trabajo que tenía.
Ahora que era conocido en todo Londres como detective, miles de clientes llegaban a su puerta por pequeñeces que no le interesaban del todo.
También estaban estas muertes de nobles que ocurrían de la noche a la mañana y se resolvían con relativa rapidez. Quizá solo estaba sobre pensando pero algo le decía que la muerte de esos alfas era algo más complejo.
Lamentablemente no tenía evidencia suficiente que le dieran bases para construir sus hipótesis así que todo se quedaba en suposiciones vacías que lo estaban estresando mucho.
Y, por si fuera poco, la idea de la mente maestra aún no podía descartarla del todo. Su intuición así se lo marcaba.
—Se va a casar en breve ¿sabes?—sigue hablando la mujer.
Como William dijo la última vez, Irene era más que bienvenida en la mansión Moriarty todo el tiempo. Por eso la joven, cada que podía, iba a tomar el té con el otro omega. Como amigos íntimos.
—Mn—claro que lo sabía.
—Pero su prometido, me da mala espina—reflexiona.
Sherlock, con mucha ceremonia, dejó el violín en el estuche y procedió a prender un cigarro que se llevó rápidamente a la boca—Cualquier noble da desconfianza, no es raro.
—Pero este en especial, realmente no me agrada—insiste—La última vez que fui a tomar el té con los Moriarty llegó. No me gustó la manera en la que miró a Will, como si fuera basura. Además le habló con un tono condescendiente.
—¿Quién es?
—Charles Augustus Milverton.
Sherlock se gira para mirarla de frente—¿Estás jodiendo?
—Claro que no. ¿Por qué lo haría?
—¿En qué demonios están pensando los Moriarty al casar a Liam con esa escoria?
—Te dije que daba mala espina.
—Él ese dueño de un periódico, conocido por crear polémica de cualquier cosa—escupe—Hay rumores de que Milverton consigue información de primera por su habilidad para chantajear. ¿Los Moriarty quieren formar lazos con ese tipo de gente?
