09 - Boast -

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Se puso de pie muy lentamente dejando al contrario confundido.

–¿No vas a continuar?

Hanma estaba tenso, moviéndose a trompicones intentando erguirse mirando a un punto fijo algo lejos de ellos.

Apoyado en el marco de la puerta, mirando en otra dirección con cara de pocos amigos, estaba Kisaki.

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El carácter de Hanma cambió bruscamente ante la intromisión del pequeño rubio, estirándose intentando demostrar indiferencia ante lo que acababa de suceder. No sabía cuánto tiempo podía llevar ahí, pero tratándose de él, seguramente el suficiente como para haber presenciado más de lo necesario.

Kisaki giró la cara directamente hacia él, encontrándose con unos ojos ambarinos completamente neutros. Por dentro, la rabia ardía con una fuerza sobrehumana. ¿Qué parte de "su putita" no había entendido? Analizó la inexpresión del moreno lo suficiente para darse cuenta que no le importaba que le hubiese descubierto, siendo una situación incómoda incluso para alguien que simplemente hubiese pasado por ahí.

–Oye Kisaki...

Con la cara seria, avanzó hacia ellos, soltando un breve suspiro de hastío mientras pasaba por su lado. Hanma le seguía atento con la mirada, por si giraba en algún momento la cara hacia él para decirle algo. Le había pillado enormemente de pleno, aunque pensándolo bien, no debería importarle una mierda. Con el nerviosismo comiéndole por dentro intentó decir algo pero no le salió más que una bocanada de aire, cosa que Kisaki interpretó como un gesto de contener la risa.

Kazutora volvió a ponerse los pantalones en su sitio observando la tensión que podía palparse en el ambiente. En ningún momento vio al rubio girarse hacia ellos, pero él si sabía desde cuándo llevaba ahí por su posición.

Salió por la puerta del cuartel, dejándola cerrada.

Sin mediar palabra, Hanma se precipitó para seguirle, dejándole solo nuevamente, con sus pensamientos.

–Qué situación más rara... –pensó en voz alta.– En fin, me da igual.

Kazutora se levantó y cogió la chaqueta que seguía tirada en el suelo. Terminó de vestirse y siguió los pasos de los otros dos, sujetando la palanca del pomo entre los dedos y haciendo presión para poder abrir.

Una extraña sensación le recorrió el cuerpo al cruzar el umbral de la puerta. Cerró procurando no hacer ruido para no avivar la sensación. Mientras se disponía a andar pudo distinguir un pequeño murmullo de alguien poniéndose de pie pegado al cristal de la vieja y abandonada recreativa. Sería algún integrante aleatorio de Valhalla.

Prosiguió andando hasta que la mano del susodicho se posó delicadamente en su hombro.

–Kazutora...

Se quedó petrificado en el sitio. Conocía esa voz perfectamente y el especiado aroma a canela que le seguía. Giró la cabeza robóticamente hasta encontrarse con unos ambarinos ojos cansados.

–¿Podemos hablar?

Baji hizo una sonrisa triste mostrando la punta de uno de sus caninos.

Le latía el corazón con fuerza en el pecho intentando descifrar la cara que le había puesto. ¿Qué quería tanto hablar como para presentarse antes de la guerra?

––

Hanma andaba detrás del rubio con pasos lentos. A pesar que Kisaki iba más rápido, el tener las piernas largas le hacía tener que andar con menos violencia.

–Kisaki... –susurró ya por decimoquinta vez. La primera vez puede que no le hubiese oído, pero las siguientes catorce no eran una excusa.

El sujeto paró en seco apretando los puños.

–¿Te das cuenta que puedes haber jodido todo mi plan por ponerte a jugar?

Hanma tragó duro buscando confort con la mirada en una de las costuras de la cazadora que llevaba Kisaki. Suspiró con fuerza, sacando un pequeño gruñido.

–¿Me vienes con esas ahora? –rió Hanma notando como le empezaban a picar las manos por la rabia.– El sexo es sexo, nada más. No va a afectarle en nada.

Kisaki se giró levantando la cabeza para encontrarse con los ojos ambarinos mirándole con sorna. Apretó la mandíbula.

–Necesitábamos a Kazutora espabilado –se llevó una mano a las gafas para quitárselas, llevando la otra a una de sus sienes apretando con fuerza. A pesar que el dolor de cabeza ya se había ido, comenzaba a notar palpitaciones por el pequeño estrés.

Hanma inclinó la cabeza notando como el pendiente se mecía, golpeándole el cuello con la punta.

–¿Qué más te da lo que haga? De todas formas no había ningún tipo de inconveniente, perdiese o ganase Valhalla.

Kisaki apretó los dientes torciendo la cabeza para mirarle con furia.

–No me jodas el puto plan Hanma. Lo que hagas o dejes de hacer con tu cuerpo me da igual.

Hanma le llevó la mano al rostro, poniendo los dedos en la posición de sus mejillas.

–No te pases ni un pelo, Kisaki –le apretó ambos lados de la cara acercándose a él– ahora mismo no estamos en la cama. No puedes hablarme así.

El rubio sonrió, zafándose de su agarre.

–Irónicamente,  ¿ahora no puedo decirte la verdad? Por si a caso lo habías olvidado, te lo recordaré una vez más: solo eres una mera pieza en mi ajedrez. Se útil o te desecharé.

Hanma alzó una ceja.

–Mira como lloro.

Kisaki chistó la lengua, frustrado internamente.

–Vete a casa. Mañana espero que estés en tus cabales en la pelea.

El moreno se giró dejándole solo mientras andaba alejándose de él. Subió una mano para ondearla suavemente en un gesto de despedida.

–Lo que tu digas –proyectó lo suficientemente alto como para que le oyese desde su posición.

Kisaki le imitó y se dio la vuelta para volver a su hogar.

Imbécil –pensó para sus adentros apretando los dientes.

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¿Me tomo un hiatus de tres meses y vuelvo con un capítulo corto y agresivo? Sí. Eso ha pasado. Soy bien casposo.

En principio aquí iba a terminar el arco de Valhalla pero vamos a darle un empujoncito extra. No por nada me gusta el drama.

Ea, bebed agua.

Y ahora sí, mi café.

A nadie le importa pero llego tarde a clase. Whatever.
Feliz cumpleaños Kisaki y esas cosas.

Hanma to KisakiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora