Hanma to Kisaki

05 - Blur -

El moreno le golpeó justo debajo de la cintura, oyendo como siseaba quejándose. Mientras él respiraba de forma pausada, controlándose, la corta respiración de Kisaki era un desastre. El aire, completamente cargado de vapor y calor no le ayudaba a oxigenar los pulmones.

Notó como los oídos empezaban a oír los movimientos como si fueran lejanos. La cabeza le daba vueltas. Quería vocalizar pero la mano de Hanma en el cuello le oprimía completamente, dejándole a penas entrar aire. Los ojos le pesaban.

Completamente ajeno a su voluntad, cerró los ojos, dejándose llevar por la fatiga, sintiendo como podía oír sus propios y lentos latidos en los oídos. Notaba la vibración. Hanma le estaba diciendo algo, pero no lo llegó a escuchar antes de desmayarse.

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El cuello de Kisaki se destensó de golpe y todo su cuerpo dejó de ofrecer resistencia. El moreno se detuvo. Notó como el cuello blando podía moverse a su merced.

–¿Kisaki?

El rubio no contestaba a su nombre. Le quito la mano del cuello y le dio unas suaves palmaditas en la espalda, intentando obtener respuesta.

Al solo obtener un silencio comenzó a preocuparse.

Salió de su interior sujetándole el cuerpo para que no se moviese y comenzó a girarle la cara suavemente. Respiraba con dificultad, aun teniendo el cuerpo completamente ido.

Chasqueó la lengua.

Le puso una mano en el vientre, la otra en el pecho y tiró hacia atrás, acercándose el pequeño cuerpo de Kisaki hacia él. Poco a poco fue agachándose mientras le sujetaba, hasta poder quedar sentado al suelo. Le dejó suavemente y se dispuso a estirarle las piernas. Una vez hecho eso le levantó la cabeza y le puso la toalla del lavamanos doblada, justo debajo.

Le dejó descansar la cabeza en la toalla. Tenía los labios pálidos.

Acarició de forma pausada el rostro impregnado de sudor frío, mirando como su pecho se subía y bajaba con completa normalidad desde que le quitó del mármol. Juntó su frente con la ajena y suspiró calmándose.

Después de un par de segundos volvió a separarse y comenzó a darle pequeñas palmadas a las mejillas. El color, poco a poco fue retomando su lugar.

Kisaki movió los ojos debajo de los párpados de forma lenta y comenzó a abrirlos poco a poco.

Hanma, aliviado, hizo una media sonrisa.

–Buenos días princesa –se burló mientras inclinándose para depositar un pequeño beso en la punta de su nariz, arrepintiéndose en el momento y parando a medio camino.

El rubio no contestó. Solo miraba un punto fijo, con los ojos desenfocados, completamente ausente mientras movía los labios al respirar por la boca.

Hanma se levantó de su lado y entró a la bañera, bajando el cabezal de la ducha dejándola apoyada en el grifo. Volvió a mirar a Kisaki.

–¿Puedes levantarte? –preguntó dubitativo.

Como si le hablase al aire, el rubio seguía tendido en el suelo sin mover un músculo.

–Venga –suspiró.– Vamos a limpiarte –habló en voz alta aunque solo era un dato para si mismo.

Salió de la bañera y se arrodilló delante del cuerpo de Kisaki, sujetándole de las rodillas y la espalda. Con un poco de dificultad, le subió para meterle en la bañera. Un peso muerto ofrecía mayor resistencia.

Depositó el cuerpo en la bañera con sumo cuidado y se dispuso a limpiarle desde fuera.

Le mojó el cuerpo, fijándose como se deslizaba el agua por la sudada piel. Cogió una de las dos botellas que había apoyadas en el borde de la bañera y vertió el líquido de dudosa procedencia en la mano.