𝔅𝔲𝔱𝔱𝔢𝔯𝔣𝔩𝔦𝔢𝔰

XXIV: Renacer.

El beso fue apacionante, y, aunque ella lo negara, ambos deseaban que eso sucediera.

Shadow la había atrapado nuevamente en sus garras, y por más que lo intentara, no podía escapar, el agarre en su mentón era suave, más luego evolucionó a uno más fuerte, al situarse ahora en su cintura, sentía que él quería acercarla más, pero no se lo pondría tan fácil, así que, con ayuda de su mano derecha, empujó firme su pecho manteniendo la distancia entre ellos dos, separando ese beso, o al menos pararlo hasta que fuera momento de seguir.

- Te sonrojaste. - susurró lentamente en su oído mientras ella, si no estaba así antes, lo estaba ahora. - Eres bastante linda cuando lo haces.

Respondió acompañando su jugada mientras la conducía a un rincón de la pared, ella se dejo guiar mientras los nervios la invadían, aunque era totalmente capaz de decir que no, su mente sólo suplicaba una cosa...

Él se detuvo al verla ahí, estática, dándole, como de costumbre, un minuto para decidir quedarse o irse.

- Shadow... - lo nombró con la mirada baja, eso atrajo su atención, lo que hizo que su brazo se moviera solo y, por instinto, alzara ese bello rostro para que sus orbes se encontraran. - Esto está mal. - le dijo al fin.

- Puedes irte si así lo quieres. - respondió con seriedad, aunque su postura no parecía tener intenciones de liberarla.

Luego el silencio reinó, él ya no dijo nada más y ella no hizo ningún movimiento idóneo.

Eso le permitió continuar.

Beso lentamente sus mejillas una y otra vez, ella solo cerraba los ojos dejándose llevar, hasta el momento en el que sus labios se volverían a juntar.

- Shadow. - lo detuvo nuevamente. - Yo no puedo...

- Shhh. - le calló colocando su dedo pulgar sobre los labios rosados. - No digas nada. - pidió suplicante con sus ojos y un tono autoritario en su voz. - ésta vez, en éste instante, solo seremos los dos, nos pertenece únicamente a ti y a mi.

Primero fue un roce, luego un pequeño beso, él deseaba que ella la buscara, era su último paso para así corroborar algo que ya sabía.

Y, cómo si pudiera predecirla, ella dió el paso esta vez, sus pequeñas manos se deslizaron sobre sus hombros hasta llegar a su cuello, después, con la suavidad que la caracterizaba, acercó su cabeza a la de ella, uniendo al fin ese beso largo que le dispersaría todas las dudas al azabache, ella aún lo amaba, y podía recuperarla, pero no se lo dejaría tan fácil. Y así como inició, en un instante tan rápido, terminó.

Amy salió caminando de ahí mientras su mente quería explotar, la mitad de ella se sentía en el cielo, las mariposas en su estómago re-aparecieron, aunque ahora era con más intensidad, sus labios le pedían que volviera a él, pero su otra mitad difería de eso, ella estaba arrepentida, había ido a ese lugar para enfrentarlo, pero, al parecer, había caído directo en su trampa, odiaba hacerse eso a ella misma, y también odiaba haberle hecho eso a Sonic.

Pero lo que vio le ayudó a eliminar esa culpa, ahora podía apostar que estaban a mano.

Todo parecía claro, por eso se veía tan nervioso al ver a la ardilla, querían tenerla lejos, y Scourge se había prestado a eso, ahora estaba molesta, ¿pero por qué razón?, ellos no eran nada, y hace poco acababa de hacer lo mismo, ahora tenía mucha confusión; era hora de irse.

- ¿Qué eliges? - preguntó Sally cansada de ese silencio infernal, ella lo odiaba, aunque no podía reprochar, tenía el destino del erizo en sus manos, pensarlo bien era su única opción.

- ¿Por qué lo haces? - preguntó ahora él. - tú ni siquiera me amas, no tienes ni tenías un interés en mí, eso nos convenía a los dos, no puedes negarlo, tú tampoco te querías casar.

- Claro que no quería. - reveló. - pero era lo que el pueblo necesitaba, la unión de ambos reinos para lograr la paz entre ellos mismos. - continuó. - tú, tú no tienes idea de lo humillante que fue llegar al altar y ver que nadie estaba esperándome, fuimos la burla de todo el mundo, entendía que me hicieras eso a mi, pero... ¿A tus padres, a tu familia?, ¿cómo puedes ser tan egoísta? - reprochó mirándolo de arriba a abajo. - podríamos haber pensado en algo, la idea de tener un matrimonio no deseado también me mataba, pudimos haberlo arreglado, pero tú decidiste irte, huiste cómo todo un cobarde sin importar el daño que dejabas; yo quería que te dejaran, no gastaría el tiempo de mis guardias en una basura como tú, pero el reino quería verte pagar por eso... No solo el mío, el tuyo también te considera un traidor, así que cuando supe de tu paradero, no lo dudé. - terminó mientras se ponía de pie frente a él. - esto no es personal, Sonic, pero entiende que no puedo dejar que te salgas con la tuya, no sin recibir el castigo que mereces por tus actos. - ahora estaba cerca de su rostro, él podía verlo, sus azules brillaban con intensidad, esa era la señal, estaba acabado. - Buscame cuando decidas, quizá podamos hacer un trato. - dijo como último para voltear a la ventana, observando a la rosada pasar cerca de ahí. - Y, para asegurarme.

Bajó en sus rodillas, le tomó de su barbilla y lo besó.

No era como que quisiera lastimar a Amy, la pelea no era con ella, pero era su único obstáculo, ella lo iba a destruir, solo quería que le quedara en claro con quien estaba tratando.

La vieja princesa que lloró día y noche por su falta ya no estaba, eso es lo que pasa cuando un corazón es fracturado.

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