Cumpleaños Parte I

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Varias semanas más transcurrieron, esta mañana estaba muy silenciosa. Al menos del lado de la habitación de Mirabel. Apenas había sonado el despertador traído por Casita, y la joven empezaba a estirarse cuando la puerta se abrió de golpe, dejando ver a toda su familia.

—¡Feliz cumpleaños!- Gritaron todos al mismo tiempo desde el marco de la puerta.

Mirabel se levantó de golpe, pasando del susto a la felicidad al ver a todos incluyendo a Bruno ahí, sus padres al frente de la multitud sosteniendo un pastel lleno de mariposas y enmedio los números 17 en velas.

—Felices 17 mi amor- se acercó Julieta abrazándola, para que luego su padre la imitara.
Isabella se acercó e hizo un gigantesco ramo de las flores favoritas de Mirabel y aparte una corona de las mismas que colocó con una risita en la cabeza de su hermana.
Luisa llegó con una gran caja de estambres de todos los colores conociendo que su hermana adoraba adornar todo a su paso con sus bordados. Camilo y el resto también fueron dejando cada quien su obsequio y abrazo para retirarse después.

El tío bruno al final por que te hizo algo súper especial! - anunció Antonio luego de dejar él mismo su pequeño obsequio y abrazar a su prima favorita.

—Oh siendo así- dijo Julieta que aún permanecía sentada en la cama aun lado de su hija- Los esperamos abajo, prepare todo lo que te gusta para desayunar. Y en la cena vendrá todo el pueblo para celebrar- le informo, para darle otro par de besos como la madre amorosa que siempre había sido.

Cuando Julieta se retiró, Mirabel se sentó entonces a la orilla de la calma, palmeando con su mano para que Bruno se acercara, con un pequeño “oh” así lo hizo, el ojiverde tomó asiento, y sacó de su poncho una pequeña cajita.

—Uh también decoraste la caja? - pregunto Mirabel notando que había puesto muchas mariposas doradas sobre esta-

—Antonio…- respondió Bruno con una risita —Bueno, abrela.

Mirabel también río, y procedió a jalar el listón, dentro de la caja, había un peluche de ratita, tan parecido al que ella dio a Antonio.
—Me tomó meses lograrlo- dijo con una sonrisa nerviosa —Antonio me prestó el suyo para tomarlo de modelo pero ya andaba temiendo que no se lo devolviera. Deberías ver que el resto de los intentos es una masacre.

—Pues me encanta. - Mirabel lo colocó sobre su almohada muy contenta- Son de la buena suerte cuando te los da una persona especial-

—Justo eso me dijo Antonio- Mirabel no se contuvo abrazandolo y susurrando un Gracias.
Bruno correspondió el abrazo, y al separarse ambos bajaron.

Fue como un parpadeo cuando un par de meses después fue el cumpleaños de los trillizos, el primero que Bruno celebraba nuevamente en la mesa después de una década. Solía tararear silenciosamente mientras les cantaban a sus hermanas prendiendo una velita sobre lo que sea que se hubiera robado de la cocina.

Mirabel convenció a su madre de lo especial que era la ocasión, y como todos los años hicieron un pastel para cada quien, con el color característico correspondiente de cada hermano. Pero este año el verde era realmente grande, Mirabel se le ocurrió que era una buena idea después de todo era como festejar toda una década además de que estaban oficialmente entrando a los 40.

La reacción de Bruno al ver a sus sobrinos Camilo e Isabela trayendo el pastel de sus respectivas madres y luego a Luisa trayendo el suyo que era como 7 veces más grande.

—wow-

Mirabel río por la reacción tan… Bruno. Las hermanas hicieron lo mismo aplastandolo en un abrazo de sandwich.

Una profecía muy peligrosa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora