1Corintios 13:4-8

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Un día estaban todos los sentimientos reunidos en un solo lugar, un lugar lejano y remoto que nadie conocía sino ellos.
Pues bien, se habían reunido los sentimientos porque habían decidido elaborar un plan, un plan que tenía un único y exclusivo fin: matar al amor, puesto que últimamente todo el mundo lo consideraba el sentimiento más fuerte y poderoso de todos, lo cual hacía que a todos los demás sentimientos les corroyera por dentro la envidia cual lluvia ácida desgastando las paredes de los edificios.

— ¡Yo lo mataré! - dijo la ira, que era el más valiente y más ansioso de acabar con Amor de todos.
— De acuerdo. Tómate tu tiempo, pero asegúrate de darle un golpe letal, para que nunca más pueda levantarse ni volvamos a saber más de él en toda la existencia.
— No se preocupen, acabaré con él en un brevísimo periodo de tiempo - y dicho esto, se fue la ira a enfrentarse al amor, mas tras solo un par de horas, Ira regresó derrotado y malherido, doliéndose y sangrando por todos lados, pues todos los duros ataques que este había utilizado contra Amor habían vuelto en su contra. Los demás sentimientos, viendo el lamentable estado de Ira, comprendieron que el poder del amor no era algo que pudieran ni debieran tomarlo a la ligera, así que otro de los sentimientos, al cual se le consideraba audaz y fuerte en gran manera, alzó su voz y dijo que él sería el siguiente en intentar matar al amor: era el odio.

Se fue entonces el odio a enfrentarse al amor. La lucha fue larga e intensa, pero al igual que Ira, el odio volvió al lugar en condiciones deplorables y nefastas. Y así, todos los sentimientos fueron cayendo uno tras otro, hasta que ya no quedaba ninguno que pudiera enfrentarse al amor, pues todos estaban dolidos y malheridos por sus luchas, hasta que alguien se dejó oír entre la multitud con voz tranquila y sosegada. Este ni siquiera era un sentimiento, era más bien un estado emocional de la vida cotidiana.
Este, con tono burlesco y vacilón, les dijo que si alguno de ellos creía ser capaz de derrotar al amor, era un necio y un iluso, pues al amor se le vence con la inteligencia y la estrategia y no con fuerza o el poder de combate.

Los otros sentimientos empezaron a burlarse y reírse a carcajadas de ese estado emocional de la vida, pues según ellos, Amor era demasiado poderoso como para ser tan siquiera dañado. Pero ese sujeto misterioso les dijo que él conocía la forma perfecta de cómo matar al amor. Les dijo que le llevaría un poco más de tiempo de lo normal, pero que les prometería la victoria absoluta sobre el amor.

— Intenta destruirlo si te ves capaz, pero caerás igual que nosotros- dijeron todos al unísono.
— Eso ya lo veremos- dijo él. Y acto seguido, se fue a enfrentarse al amor, como todos ellos habían hecho antes.

Pasó un día entero, ese sujeto no aparecía. Pasaron dos, ni rastro de él. Pasó una semana, nada de nada. Pasó un mes, los sentimientos estaban empezando a aburrirse. Algunos comenzaban a murmurar entre ellos que ese misterioso sujeto se había quedado con todos, que seguramente habrá perdido su batalla y se habrá ido por ahí como un cobarde sin querer saber nada de nadie, hasta que sobre el mes y medio, casi dos, ese estado emocional apareció con el amor muerto en sus brazos, y sin una sola herida: era LA RUTINA.

Todos los sentimientos estaban muy contentos y felicitaban y gratificaban a la Rutina a cada rato, pues al fin habían conseguido su objetivo de destruir al amor. Ahora ya nadie les robaría más el mérito o el protagonismo y podían hacer literalmente lo que les viniera en gana. O eso creían...

Al poco tiempo de la ingente proeza de la Rutina con la supuesta destrucción del amor, una suave brisa comenzó a pasearse y deslizarse por todos los rincones del mundo. La brisa se volvió viento, el viento se volvió tornado, y el tornado se volvió un INMENSO huracán, el cual soplaba como si fuera un león rabioso queriendo cazar su presa. Los sentimientos comenzaron todos a temblar y a tener palpitaciones fuertes y taquicardias y, al poco rato, el miedo y la ansiedad se adueñaron de todos ellos. Del ojo del huracán se alzó una voz, enérgica y poderosa cual relámpago tronando con fuerza desde un cielo tempestuoso:

— "Yo soy Amor, el sentimiento más fuerte y vigoroso de todos. Yo soy paciente, soy bondadoso, no soy envidioso ni orgulloso ni jactancioso. No me comporto con rudeza, no soy egoísta, no me enojo fácilmente y no guardo rencor. Yo no me deleito en la maldad, sino que me regocijo en la verdad. Todo lo disculpo, todo lo creo, todo lo espero, todo lo soporto. ¡¡¡¡YO JAMÁS ME EXTINGO!!!!"
Y tras estas palabras, un tenaz y poderoso rugido resonó desde el centro de esa enorme tormenta.
Tras oír esto, todos los sentimientos se postraron con temor ante el Amor y le suplicaron clemencia y perdón. Entonces el Amor calmó su enfado y les perdonó y tuvo de ellos misericordia, ya que miró y vio en ellos arrepentimiento sincero, pues en definitiva, el Amor es la representación sensible pero no palpable del ser más fuerte y clemente del universo: Jesús ❤🔥

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⏰ Última actualización: Jan 21, 2022 ⏰

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