Prólogo

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La Familia Lynch, un joven matrimonio del pueblo de Little River, en el este de Estados Unidos, vivía felizmente junto con su pequeño hijo, Zack de 7 años. Con el propósito de huir del frío invierno, la familia se preparaba para tomar un viaje exótico hacia el océano índico. Jonathan Lynch, el padre de la familia, llevaba meses planeando dicho viaje junto a su esposa Karen, pues estaban de acuerdo con que sería un lugar precioso para pasar las navidades y recibir el año nuevo juntos. Sin embargo, había una razón un poco más grande del por qué la familia decidiría viajar a un sitio tan remoto.

Zack siempre había sido un niño astuto, bastante perspicaz y atento para su edad, aprendió a caminar cerca de los 2 años, entró al jardín de niños a temprana edad y cuando ingresó a la escuela primaria sus profesores estaban encantados con su desempeño y su comportamiento. Sin embargo, había algo que inquietaba a todos los adultos que rodeaban al pequeño y eso era el hecho de que el niño decía "haber visto cosas". Al principio todo era tomado como una asombrosa capacidad de imaginación o quizás simple casualidad, pero el abanico de sucesos que presenciaron los padres de Zack iba desde supuestas visiones de gente que no existía, lugares que nunca habría visitado y sucesos que aún no habían pasado.

La primera vez que esto ocurrió, una mañana de primavera, tras llegar la hora del desayuno, el pequeño Zack habría asegurado a sus padres que por la noche vio un hada en su habitación, como cualquier padre, rieron ante tal afirmación y preguntaron al niño inocentemente como era esa hada, para sorpresa de los mismos, la descripción del niño fue muy detallada, mencionaba una figura de una mujer muy hermosa, que brillaba con la luz de la luna, sus alas eran amplias y majestuosas como las de una mariposa, su cabello largo color plateado y ojos verdes como el pasto, decía que el hada le hablaba, pero él no podía entenderle, que ella recitaba una melodía mientras Zack dormía y los sonidos de los animales nocturnos se silenciaban. Encantados con la descripción, los padres asumieron que el niño tenía una excelente imaginación, ante esto, Zack insistía en que lo que decía era real, pero estos no se lo tomaban en serio.

No fue sino hasta un par de meses después, una tarde, el niño bajó las escaleras llorando buscando consuelo de sus padres, estos se notaban preocupados, le preguntaron que le sucedía y este respondió "Mi amiga, el hada, ya no está, estaba triste, dijo que ya no podía estar conmigo". Los padres lo miraron preocupados e intentaron calmarlo, este dijo "Un hombre extraño se la llevó, estaba en la habitación". Ante esta afirmación, los padres genuinamente se preocuparon y subieron las escaleras para investigar el lugar, no encontraron nada, más que la ventana abierta y la cortina ondeando por el viento. A partir de este momento, cosas extrañas empezaron a ocurrir más seguido, Zack escuchaba voces, a veces veía gente a su alrededor, en sus sueños veía sitios, ciudades, lugares que nunca había visitado. Los padres no dejaban de estar preocupados, lo llevaron a diferentes especialistas y médicos para saber qué ocurría, sin embargo, no encontraron alguna respuesta satisfactoria.

La desesperación de la madre, la llevó a buscar métodos poco ortodoxos, indagando de un sitio a otro, buscaron la ayuda de una médium espiritual, una mañana de otoño se dirigieron a la ubicación de la médium, no quedaba tan lejos del pueblo, habitaba en una vieja cabaña y su trabajo era tratar casos paranormales o poco comunes. Al llegar al lugar y empezar la sesión, la médium, una mujer ya en sus 70 años, examinó al niño y le hizo diversas preguntas.

¿Qué ves? ¿Qué escuchas? ¿Qué sabes? ¿Por qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Quién? ¿Dónde? La mujer estaba encantada con lo detalladas que eran las descripciones que daba el niño, el padre se mostraba cada vez más impaciente y la madre temblaba del nerviosismo. La Médium se tomó un momento para discutir con los padres.

-Hay algo que quiero intentar, nunca he visto algo como esto. Dijo la anciana.

Tomó un extraño objeto, lo colocó en la mano del niño y le instruyó a cerrar los ojos, le susurró en el oído que tratara de pensar en su amiga, el hada, mientras lo sostenía. Sin embargo, a los pocos minutos, Zack soltaría el objeto y comenzaría a llorar desconsoladamente, sus padres corrieron a consolarlo y preguntarle qué sucedía, el pequeño no paraba de decir que había visto algo muy horrible que no quería que pasara, que tenía miedo de que se hiciera realidad. Teniendo suficiente de toda la situación, el señor Lynch se despidió de la médium y partieron de inmediato del lugar, no sin antes llamarla estafadora y amenazarla con una denuncia. Con el pasar de los días, Zack se notaba distante, deprimido, no dejaba de llorar y cada noche se iba a dormir con sus padres, siempre le preguntaban qué era lo que había visto aquel día, pero el niño se negaba a responder. Ante esto, concluyeron que lo que necesitaban eran unas largas vacaciones, divertirse, irse lo más lejos que pudieran de casa y pasarlo bien.

El destino era las maldivas, islas paradisiacas de belleza sin igual, no había nada similar en Norteamérica, por varios días la familia fue feliz y no dejaban de disfrutar su tiempo juntos. Sin embargo, el día después de año nuevo, el destino de la familia Lynch cambiaría para siempre. Jonathan, el padre, era un gran pescador y proveedor en su pueblo, acostumbrado a las aguas de los ríos de su país, jamás había intentado pescar a mar abierto, tomó una barca, se aventuró en solitario a pesar de las recomendaciones de su esposa. Por la tarde una fuerte tormenta azotó las islas, la señora Lynch y su hijo esperaron durante horas el regreso de Jonathan, pero nunca volvió, por desgracia la tormenta se lo había llevado y nunca se encontró su cuerpo. La señora, ahora viuda, regresó con su hijo a América, fueron días duros tras el funeral, iba a ser difícil adaptarse a esta nueva vida, no obstante, el pequeño Zack, ahora más calmado que nunca, era quien consolaba y ayudaba a su madre día tras día, nunca dejó de apoyarla y con el pasar de los años, juntos salieron adelante.

Con el tiempo, Zack olvidó todo lo que había sucedido en su niñez, ya que reprimía esos recuerdos para no pensar en su padre, al punto en el que solo recordaba cosas pequeñas de su infancia. Desde entonces, sus experiencias peculiares jamás volvieron a manifestarse y el chico había tenido una vida relativamente tranquila.

Las Siete AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora