Capítulo 14: El Pacto

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Holdvèr acarició su barba mientras miraba grotescamente a todos los presentes, se preguntaba quien de ellos sería su primera víctima, podían notar como el anciano hablaba solo y murmuraba cosas para sí mismo, en ese momento, Zack le interrumpió.

—Oye anciano, ¿Cómo estuviste vivo durante tantos siglos? — Le preguntó con firmeza.

Holdvèr soltó una carcajada mientras miraba a Zack. —¿Quieres conocer la historia del viejo Julius? —Seguía riendo y nuevamente se ahogaba con su propia saliva.

—Creo que te mereces conocer un poco de mi historia. —Dijo Holdvèr mientras se sentaba en su trono.

Miró a su al rededor y empezó a relatar una historia. Holdvèr había nacido en el seno de una familia muy pobre en el este de Europa, alrededor del año 1340 no recordaba exactamente el lugar luego de tanto tiempo, pero si mencionó que quizás estaba cerca de Rumanía. Tenía 12 hermanos, era el menor de todos ellos, su padre era un granjero y su madre se encargaba del cuidado de la casa, vivieron tiempos muy duros, la peste negra azotaba a Europa, algunos de sus hermanos murieron, las cosechas rara vez daban frutos y cuando llegaba el invierno, todos dormían juntos para compartirse un poco de calor.

El padre de Holdvèr, estaba desesperado, le imploró a cualquier dios que le estuviese escuchando, que por favor le diera algo para revivir sus cosechas, sus plegarias fueron escuchadas, un dios le había escuchado. Su hijo Julius Cerberus, al cabo de unos días, comenzó a experimentar cambios en su comportamiento, al igual que Zack, tenía experiencias paranormales, podía ver, escuchar, sentir cosas. Pero un nuevo don se le fue otorgado, Julius podía revivir las cosechas del huerto de su padre a voluntad.

Fueron años prósperos para la familia, sin embargo, el padre empezó a aprovecharse de Julius, utilizaba sus poderes en otros cultivos, negociaba para que otros comprasen sus servicios y en ocasiones, le maltrataba para que le obedeciera. Con el pasar de los años, el odio del pequeño Julius hacia su familia aumentaba, sus hermanos lo llamaban fenómeno, su madre procuraba que los demás niños no se le acercaran, pues tenia miedo de su propio hijo. Una tarde Julius, harto de toda la situación, sintió la tentación de cobrar venganza, sin embargo, una voz le susurraba en la oscuridad de su habitación, una voz que había escuchado antes. Se presentó a sí mismo como Rebernus, un señor infernal, le reveló al pequeño Julius que el fue quien le otorgó su don a petición de su padre, le dijo a Julius que su alma era peculiar, única, que podía utilizar su don para conquistar y dominar, jamás volvería a recibir órdenes de nadie, jamás iba a responder a nadie que no fuera sí mismo.

Julius aceptó, lo vio todo con claridad, esa noche, mientras todos dormían, asesinó a sus padres y a sus hermanos, dedicó sus muertes en nombre de Rebenus mientras le declaraba lealtad incondicional, este se manifestó a través de una cabra y le prometió a Julius que si seguía el camino que había trazado para él, obtendría riquezas, mujeres y todo el poder que podía imaginar. Julius partió de ese lugar, pasó diversos años refinando su magia y sus conexiones con la sociedad, con el tiempo, descubrió lo verdaderamente útil que era la magia oscura, aprendió a hechizar personas para que hicieran su voluntad, encantó mujeres que le seguían por doquier, obtuvo poder para influenciar sociedades enteras.

Por desgracia, en cada lugar que pisaba, hacía nuevos enemigos, envidiosos por su poder, siempre planeaban maneras de asesinar a aquel hombre. Julius murió en más de una ocasión, pero el don que se le había otorgado por parte de Rebenus, lo devolvía a la vida una y otra vez. Era un ciclo interminable, nada saciaba su hambre de poder, llegaba a un pueblo, hacía su voluntad, terminaba asesinado y luego revivía con otro nombre. Esto se repitió durante décadas hasta que Rebenus, le asignó una nueva misión.

En el nuevo continente, había algo oculto que le sería de gran utilidad a Rebernus y a Julius, los conquistadores exploraban nuevas tierras, saqueaban sus tesoros y se apoderaban de sus territorios, era algo que parecía ser ley en los humanos y no fue la excepción cuando América fue descubierta, los españoles buscaban la ciudad dorada, los portugueses la fuente de la juventud, los ingleses y franceses el santo grial, todos buscaban el mismo poder pero con diferentes nombres, pero por desgracia, nunca dieron con él. Holdvèr abandonó Europa, cruzó el océano junto con dos de sus súbditos mas fieles, sabía de una posible ubicación, Rebernus se la habría revelado, su misión era obtener aquel poder perdido y utilizarlo para traer a Rebernus a la tierra, si hacía esto, no habría nadie mas que se le interpusiera, conquistaría el mundo mortal y todos obedecerían su voluntad.

Tardó mucho en encontrar lo que buscaba, pero estaba seguro de que se encontraba oculto en alguna parte de Norteamérica, investigó cada pueblo de la costa este, hasta llegar a una pequeña localidad llamada Little River, Holdvèr notaba algo en ese lugar, una presencia, estaba seguro de que había llegado al lugar correcto, sin embargo, tal como había sucedido en cada lugar que visitaba en Europa, su plan falló, fue expulsado del pueblo junto a su culto de brujos y años mas tarde, fue asesinado por un cazador de recompensas.

Esta vez decidió no volver, se mantuvo oculto, dormitó durante siglos, no sin antes indicarle a sus seguidores que siguieran su doctrina, que siguieran buscando y que cuando por fin, dieran con la ubicación del poder oculto, lo despertaran. El culto de Holdvèr operó de manera menor durante todos esos años, estaban dispersos, pero nunca abandonaron las minas de Little River como cuartel general, por años utilizaron su magia para cometer atrocidades, influenciaron personas importantes, ejecutaron su voluntad en los asuntos del pueblo, hasta que un día, en 1990, dieron con la ubicación de aquel poder.

Despertaron a Holdvèr, habían descubierto una tumba, sin embargo, no podían entrar a ella, estaba protegida por una magia muy antigua, Holdvèr inspeccionó la tumba y bajo las instrucciones de Rebernus, ordenó realizar sacrificios y rituales de sangre para quebrantar aquella protección. Durante varios años, en cada luna llena, se sacrificaba un alma inocente como un animal o un infante, hasta que, por fin, en 2006, lograron profanar la tumba.

Por suerte, el resto es historia, aquel poder escapó de la tumba. Holdvèr estuvo durante años intentando encontrar el paradero de aquel poder, pero nunca obtuvo resultados, meditó durante largas noches, hasta que un día recibió por fin una nueva orden de Rebenus, le indicó que siguiera sacrificando, que siguiera matando, que siguiera con sus rituales, un último sacrificio era necesario, Holdvèr debía traer a Rebenus a la tierra con un gran festín. Según Rebenus, solo se necesitaba un alma inocente y al menos un alma entrometida, la pequeña Lily y Lisa Maxwell eran las indicadas. No obstante, Holdvèr se regodeó de placer al descubrir que ahora, aparte de Zack y Lisa, había más almas entrometidas para el ritual.

De inmediato la sala se llenó de brujos, una gran cantidad de ellos, tenían trajes elegantes y mascarás hechas con piel y hueso animal, la misma indumentaria que portaban los brujos que atacaron a Lisa aquella noche. Dibujaron un pentagrama y unas runas con sangre en el suelo, encendieron unas velas en cada punta y comenzaron a recitar unas palabras en un idioma extraño.

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