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Esa misma noche luego de haberme instalado, de hacerme nuevamente un recorrido por toda la casa, me siento un poco libre, Damián me ha pedido una cita, no sé exactamente cómo reaccionar, me dijo que me llevara a cenar, es un poco extraño pero a la vez me deja nerviosa, la señora Gina me ha ayudado a vestirme adecuadamente, ha elegido un vestido negro con un escote en V que llega un poco más abajo de mis pechos, es un vestido revelador, me hace sentir deseable, me maquillo sutilmente y me dejo los cabellos sueltos, me he puesto unos zapatos de tacón espero estar a la altura.
-Te ves hermosa mi niña –dice la señora Gina, le sonrío y me dispongo a salir de la habitación, estoy nerviosa.
Cruzo el pasillo y bajo las escaleras, veo a Damián sentado en el sofá de espaldas a mí, tomo aire una vez que piso el último escalón.
-Estoy lista –anuncio.
Damián gira el rostro y me ve de pies a cabeza, hay un brillo en sus ojos que no sé cómo interpretar, se levanta lentamente y camina hasta situarse enfrente de mí.
-Me dejas sin aliento –susurra y me sonrojo violentamente, es seguro que mis mejillas han quedado completamente rojas.
Me tiende la mano para sacarme de mi turbación, le sonrío débilmente y se la tomo, engancha mi mano en su brazo y me guía a la salida, pasamos a los guardias y nos dirigimos a la limusina, el chofer nos abre la puerta y Damián cortésmente me cede el paso para que me adentre en ella.
En todo el trayecto no dejo de removerme en mi asiento, no sé lo que me espera en esta salida, luego de varios minutos la limusina se estaciona, nos abren la puerta y salimos, Damián me tiende el brazo y lo tomo, estoy tan concentrada en mis pensamientos, que no me doy cuenta hasta que tomamos asiento en el piso superior, en un balcón, la noche ya cayó y se vislumbran las luces de la ciudad, es algo mágico, al percatarme del interior del restaurante me doy cuenta de que estamos completamente solos.
- ¿Damián no hay nadie aquí?
-No, pedí que solamente estemos nosotros.
- ¿Se puede hacer eso?
-Si tienes influencias, sí.
-Mmm.
La noche fluye armoniosamente, nos sirven la cena y degustamos todo con una tranquilidad que me hace sentir bien... Damián está sentado frente a mí en este idílico lugar...sus ojos se encuentran con los míos. Mientras hablo con él me doy cuenta de que hacía mucho tiempo no me reía tanto.
- ¿Te apetece sentarte cerca del balcón?
-Si –digo –la vista es alucinante.
-Y de cerca es mucho mejor.
Nos levantamos, al acercarme a él me doy cuenta de que tiene una manta en la mano, luego me señala la cornisa del edificio, donde han colocado un banco situado hacia las increíbles vistas de la ciudad. De improviso, me levanta y me lleva en brazos hasta el banco. Mi cabeza reposa en su pecho y aspiro su aroma. Una vez sentados en el banco, Damián coloca la manta sobre mis hombros y los suyos. Mientras admiro la vista de la ciudad, se gira y empieza a jugar con mi pelo. Enreda mechones entre sus dedos y acaricia suavemente mi mejilla con el dorso de su mano.
-No voy a mentirte, me vuelves loco.
Me giro hacia él
-Nunca te he tomado por mentiroso –digo.
Juega con su pulgar en mis labios entreabiertos. Me devora con la mirada antes de que sus labios reclamen los míos. Es un beso apasionado y urgente que calienta todo mi cuerpo.
-Estaba deseando hacerlo desde el primer momento en que te vi a los pies de las escaleras.
Después de volverme a besar apasionadamente, acerca sus labios a mi oreja y me susurra. Siento como su cálido aliento envía oleadas de placer a través de todo mí ser.
-Cierra los ojos y déjate llevar.
Con una mano en mi nuca, aprieta sus labios contra los míos. Mientras su otra mano baja hasta mi pecho, apretándolo con dulzura.
-Cierra los ojos... por favor –suplica –deja que te demuestre lo mucho que te deseo –cierro los ojos y apoyo mi cuello en su mano –Eres una mujer impresionante... y necesitas que te amen... completamente.
Muerde mi cuello mientras lleva su otra mano por mi pecho y la desliza hasta mi abdomen, mi respiración se acelera, los músculos de mi estomago se contraen de placer cuando su mano se desliza por debajo de la falda del vestido para llegar a la parte superior de mis bragas.
-Quiero sentirte húmeda de placer.
Sus dedos se introducen dentro de mí con confianza, sin vacilar, reflejando su fuerte personalidad. Su pulgar excita mis partes más sensibles.
-Quiero hacerte gritar de placer esta noche.
Su mano se separa de mi cuello y baja deslizándose hasta la parte baja de mi espalda, acercando mi cuerpo al suyo, permitiendo a sus dedos penetrarme aún más adentro.
-Quiero que grites mi nombre mientras te corres ¿Harás eso por mí? –pregunta.
Me rindo a la fuerte sensualidad que desprende a través de cada vena de su cuerpo, alcanzando las profundidades de mi deseo.
-Prepárate para gritar mi nombre, nena.
Olas de éxtasis recorren mi cuerpo mientras me estremezco y alcanzo la cima del placer.
- ¡Damián! –digo sin aliento.
-Me encanta escucharte gritar mi nombre.
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Cambiaré por Tí (Damián)
RomanceDamián un hombre que siempre consigue lo que quiere tiene un objetivo y esa es la adorable Keira que estaba de paseo con sus amigas, el amor a primera vista puede existir pero que pasa cuando no comienza con buen pie. ¿podrán olvidar su comienzoy d...