●▬๑۩11۩๑▬●

82 3 0
                                    

——റ—ང❋°°°♤°°°❋ང—റ——

Damián me ha ignorado en estos días, desde que me desperté nuevamente el celular desapareció de mi vista, baje a almorzar y solo encontré a la señora Gina, no le preste demasiada atención pero conforme pasaron las horas me di cuenta que me estaba evitando, me quede dormida rápidamente y al despertar no lo encontré en la habitación y así sucedió el resto del día, no me lo cruzaba, ni siquiera sé si dormía conmigo en la cama o en alguna habitación y claramente me siento algo decepcionada por el hecho de que en cierta forma me está presionando a darle una respuesta, no he querido apresurarme, y tal vez eso lo vuelva loco pero tomar una decisión así de rápido, sin pensarlo, no es una buena forma.
He estado dándole vueltas a este asunto una y otra vez, pero no sé bien que hacer, amo el hecho de volver a verlos, de abrazarlos, de tenerlos cerca, pero que para poder hacerlo tenga que firmar una especie de contrato, no sé si es lo correcto, ciertamente he creado una especie de adicción a Damián, no puedo negarlo, se ha convertido en mi droga, en algo que no puedo dejar pero siempre la misma pregunta ¿Estoy en verdad enamorada de él?





——റ—ང❋°°°♤°°°❋ང—റ——

Luego de pasar la mayor parte del día sola, lo he decidido, necesito aclararle mis dudas y sus dudas, tenemos que hablar con el corazón en la mano, así que me acerco con paso decidido a la biblioteca, tengo la intención de tocar pero me detengo, tomo una gran bocanada de aire, antes de arrepentirme y tomo la perilla, la giro con sumo cuidado y abro la puerta lentamente, al dar un paso al frente y mirar al interior, me paralizo, lo observo recostado en el sillón, tiene los ojos cubiertos por su antebrazo, esta descalzo una pierna cuelga del sillón, termino por introducirme en la habitación y cierro con cuidado, le paso el pestillo, me quito los zapatos y me dirijo sigilosamente hacia él, al llegar a su lado, me deslizo hasta el suelo, quedo junto a su rostro.
-Damián –susurro, no quiero asustarlo.
Le tomo el brazo y se lo aparto, está profundamente dormido, lo observo detenidamente, sus facciones están relajadas, dista mucho de cómo se ve despierto, las facciones algo duras, el semblante constantemente serio, sin pensarlo paso las yemas de mis dedos por su rostro hasta llegar a sus labios, los delineo con ellos, estoy tan embelesada con ellos que no me percato de que Damián tiene abierto los ojos, cuando lo miro a los ojos retiro rápidamente mi mano.
-Disculpa –susurro.
Se incorpora lentamente manteniendo la vista en mí, yo solo me quedo en el piso, observándolo.
- ¿Qué haces aquí?
-Yo...
-Necesito descansar, vete.
¿Cómo? ¿Enserio me está sacando?
-Damián, necesitamos hablar.
-Yo no tengo nada que hablar contigo.
-Damián.
-Por favor vete.
- ¡No! –me rebelo y le levanto la voz.
Veo que frunce el ceño, pero no me echo para atrás, al contrario.
- ¿Por qué no puedes obedecer?
- ¿Entonces vuelvo a ser una simple prisionera?
Al terminar la frase, veo que palidece, lo veo cerrar los ojos y tomar aire.
-Escucha, sé que estas molesto.
- ¿Enserio?
-Deja de comportarte como un niño mimado –lo amonesto –tal vez estás molesto porque no acepte casarme contigo a la primera, pero... debes entender que hay muchas cosas que debo considerar.
- ¿Cómo cuáles?
-Damián, yo no quiero presiones, te lo dije desde un principio. Y esto es coacción –me arrimo y me coloco en medio de sus piernas arrodillada –escucha, he aprendido a entenderte en cierta manera, hemos convivido en este tiempo de forma armónica, no puedo negarlo, he descubierto otra faceta tuya, y es la que más me ha gustado hasta ahora, no rompas eso.
-Solo dame una razón para no aceptar mi propuesta, solo una.
-Damián, por favor aun no sé si lo que siento por ti es lo suficientemente fuerte para llegar a eso.
-Ni siquiera eres capaz de decirlo.
- ¿Qué cosa?
-Matrimonio.
Lo miro confusa, es cierto que evite decir la palabra pero que este rehuyendo de ello no creo que sea verdad.
-Yo...
-Lo ves huyes de eso.
-Bueno –digo mirándolo –no sé si estoy lista para el matrimonio –digo recalcando la palabra matrimonio.
- ¿Por qué? Si te estoy dando la oportunidad... –lo interrumpo.
-Me estás dando la oportunidad de estar con mis padres, a cambio de casarme contigo, me estas presionando con eso y no se me siento rara, es algo incómodo.
-Lo siento, pero tengo tanto miedo de que me abandones.
- ¿Y en verdad crees que esta es la mejor forma de evitarlo?
- ¿Qué quieres decir?
-Me refiero que, si yo quisiera escapar, aceptaría y al llegar a mi hogar te denunciaría, diría que me obligaste a mentir, que me amenazaste con matarlos por eso acepte.
Me mira pensativo, asimilando lo que acabo de decir, en cierta forma es cierto, hasta ahora no he querido huir de él, al contrario, busco su calor, me tranquiliza que este junto a mí, he descubierto muchas cosas de Damián que no pensé que hubiera en él, y si puede ser que me esté enamorando, pero no estoy segura de su proposición.
- ¿Ya no deseas huir de mí? –lanza esta pregunta con esperanza en la voz.
-No –digo con convicción.
En su rostro se dibuja una tierna sonrisa, pero se queda en eso, no lo entiendo, hay una cierta tensión sexual entre los dos, literalmente puedo sentirla, pero la está controlando. Para demostrárselo, aunque sea sexualmente me aparto aun de rodillas, y tomo el borde de mi vestido, y me lo levanto, lo paso por mi cuerpo y me lo quito, lo miro, me observa y ciertamente adoro el modo en que mira cada centímetro de mi cuerpo, sin pudor alguno, esta tan calmado, wow jamás pensé que pudiese ser tan... calmado y sutil, es como si toda su brutal pasión estuviese dormida. Esa mezcla y esta dulzura le hacen completamente irresistible.
Me levanto lentamente, sin dejar de mirarle, me pongo completamente de pie frente a él, mientras él sigue sentado en el sofá, se recuesta, y empiezo a desnudarme, sus ojos recorren mi cuerpo, cuando estoy completamente desnuda, me subo a su regazo. Le beso el cuello, aspirando su profundo aroma, y comienzo a desabrocharle la camisa, sus manos al fin recorren mi cuerpo, empezando por mis hombros, baja por mis pechos, rozando mis pezones y sigue bajando por mi abdomen en dirección a mi húmedo monte, gimo al sentirlo rozándome donde ciento que mi sangre se acumula.
-Mmm, me encanta cuando gimes así.
Mis ojos se abren con sorpresa cuando sus dedos van más allá, deteniéndose muy poco en mi ardiente cueva y moviéndose hacia la parte trasera, me está probando lo sé, está tratando de ver hasta dónde llega mi lujuria, casi sin tocarme, rozándome levemente, invocando unos niveles de pasión que no había sentido hasta ahora, la lujuria sin límites se dibuja en mi cara poco a poco, mientras tomo su mano, y lamo provocativamente su dedo. Baja nuevamente su mano y masajea suavemente la cerrada entrada a mi pasaje anal, introduce su dedo, con cuidado al principio, susurrándome con su grave voz.
-Relájate...
Me cuesta, pero logro relajar mi tensión mientras penetra mi estrecho canal, mi cuerpo reacciona con una mezcla de dolor e intenso placer. La voz de Damián está llena de pasión, su respiración es acelerada, sigo abierta, invitándole y extremadamente excitada. Mi cuerpo se acostumbra a la extraña sensación cuando va aumentando los dedos en mi interior y olas de intenso placer me recorren desde la cabeza hasta los pies, sus dedos entran cada vez más y cada movimiento en tijera dispara un indescriptible placer dentro de mí, me inclino hacia él, mis labios en su oído.
-Hazme tuya.
Damián gruñe y mete sus dedos una vez más, llevándome hasta la locura, su brutal y salvaje energía vuelven con fuerza, como si hubiese liberado a su animal interior.
-Te voy a follar tan fuerte que mañana no podrás caminar.
Diciendo eso, me levanta de su regazo y me gira, me pongo de rodillas con las manos en el suelo, ofreciéndole mis nalgas, Damián se quita la camisa y la arroja, se desabrocha rápidamente los pantalones, se coloca detrás de mí y me sujeta por las caderas. Con un solo movimiento, entra hasta el fondo de mi húmeda cueva, sus manos me sujetan y me empujan contra él para que sea más intenso, después de lubricar su enorme erección, se mueve hasta mis nalgas, lo recibo inclinándome hacia delante, mientras espero el intenso placer que voy a recibir. Lentamente comienza a penetrarme por detrás, centímetro a centímetro, hasta que siento que está completamente dentro de mí, duele en un principio, pero relajándome voy olvidando el dolor.
- ¿Te gusta?
No respondo, simplemente no puedo, Damián empieza a sacarla, no del todo, y empuja de nuevo y con cada vaivén aumenta la velocidad, enviando espasmos de placer por todo mi cuerpo, sus embestidas se vuelven más profundas, más salvajes y más rápidas, el inmenso placer que recibo va más allá de lo imaginable, mientras mi cuerpo se convulsiona con cada mini orgasmo.
-Nena... estoy a punto... ¡carajo!
-Sigue... te necesito.
Como si mis palabras hubiesen enviado a Damián al cielo, empieza a moverse de adentro hacia fuera. Cada penetración es más placentera que la anterior, tanto que pienso que me voy a desmayar por la intensidad del momento, siento como acelera el ritmo y como la culminación de mis deseos se acerca. Con una última y profunda penetración su pasión explota dentro de mí, y los dos gritamos con el intenso éxtasis que nos recorre el cuerpo. Me estoy derrumbando y Damián evita que caiga de bruces ya que mis brazos no me pueden soportar, me toma de la cintura y me incorpora, sus labios besan mi hombro, estoy en el limbo del clímax más intenso que he tenido, estoy agotada tras el extraordinario momento.





Cambiaré por Tí (Damián)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora