●▬๑۩14۩๑▬●

95 4 0
                                    

——റ—ང❋°°°♤°°°❋ང—റ——

El nerviosismo desde que desperté en la mañana no me ha dejado en estas tres horas, he estado repasando la historia para poder contarla tal cual lo planeamos, es domingo y todo está tranquilo, Damián ha puesto el GPS ya que no se bien en que parte de la ciudad estamos y no lo puedo guiar hasta la casa de mis padres, viajamos por una hora hasta que llegamos, cuando estaciona en frente de la casa mi nerviosismo aumenta, son las 10 de la mañana. Damián apaga el motor del auto y nos quedamos en silencio adentro, mis piernas tiemblan, mis manos también, mis ojos están fijos en frente.
-Estás nerviosa.
- ¿Se nota tanto?
-Cálmate, o trata de hacerlo te aseguro que todo saldrá bien.
-No quiero imaginar el impacto que tendrán al verme.
-Ahora quieres huir.
-Lo siento.
-Si quieres regresamos otro día, después de todo ya le avisamos a Gina y tenemos tiempo de sobra.
-No... –Tomo una gran bocanada de aire –hagámoslo.
Luego de respirar un par de veces me dispongo a abrir la puerta, bajo algo temblorosa, cierro la puerta y rodeo el auto, Damián me espera del otro lado, al llegar a su lado me ofrece la mano, entrelazo los dedos con los suyos y nos dirigimos a la puerta de la casa, pasamos el pasillo y toco el timbre algo asustada, no sé cómo reaccionaran y me aterra asustarlos de muerte. Esperamos un rato y se abre la puerta, veo asomarse a mi padre, sus ojos se iluminan al verme, me examina de pies a cabeza, luego se acerca lentamente, le suelto la mano a Damián y dejo que mi padre me abrace, como cerciorándose de que en verdad estoy aquí.
-Estas aquí –dice probando esas palabras en su boca, dejando que salgan para que se vuelva realidad.
-Estoy aquí –corroboro.
Me suelta y se concentra en Damián.
-Usted me la trajo, gracias –dice y lo abraza, al principio no sabe cómo reaccionar, pero le palmea la espalda.
-Yo...
-Papá, tranquilo ¿y mamá?
-Está preparándose para ir a misa, yo ya estoy listo.
- ¿Misa?
-Si cada domingo vamos a misa y pedimos por tu regreso.
Trago saliva, mis padres han vivido un verdadero infierno desde que desaparecí.
-Quiero verla.
-Entren –dice y nos guía al interior de la casa, encuentro a mi madre en la sala, poniéndose los zapatos. Levanta la vista en el momento que doy un paso hacia ella, cuando me ve al momento corre hacia mí y se aferra a mi cuerpo, sus lágrimas brotan descontroladamente, la abrazo en consecuencia, tratando de calmarla, pero mis intentos solo hacen que mis lagrimas salgan, me aparta y toca mi rostro, sonríe.
-No sabes cuánto he rezado para que vuelvas a nosotros.
-Mamá.
-Es un verdadero milagro.
Asiento y me abraza nuevamente, mi padre se une al abrazo por un largo tiempo. Luego nos invitan a sentarnos, mi madre nos ofrece un vaso de jugo, mientras Damián toma el mando de la conversación y les va contando la historia que acordamos, mi madre me aprieta la mano, esta temblorosa, escucha todo atentamente junto a mi padre, le hacen ciertas preguntas y respondemos intercaladamente, lo saco de ciertos apuros. Tratamos de aclarar todas sus dudas y al parecer lo logramos.
-Señor, yo... –dice mirando seriamente a mi padre –nosotros nos casamos por el civil, debo decir que no pude esperar, pero su hija me exigió que hasta que no pueda tenerlos cerca no podíamos casarnos por la iglesia.
Mis padres guardan silencio por un lapso, los observamos, debo admitir que Damián no eligió las palabras adecuadas para dar esta noticia.
- ¿Por qué tanta prisa? –preguntan.
-Yo la amo, y quería tenerla siempre a mi lado, la amé desde el momento que la conocí y cuando conocí su interior supe que era la mujer de mi vida.
-Yo me enamore de él papá, si fue algo apresurado debo admitirlo, pero es el hombre que elegí para formar una familia, olvidando el hecho de que me salvo, conocí su verdadero ser y eso me atrapo.
-Conociste el verdadero amor mi niña –dice mi madre.
-Si mamá.
-Con ese argumento no puedo rehusarme a aceptarlo, pero hubiera preferido que el mismo día sean las dos ceremonias.
-Papá lo siento.
-No te preocupes, pero la boda religiosa se hará como se debe.
-Si señor –por el rostro de Damián veo que esta aliviado de que lo hayan aceptado.
Se escuchan las campanadas.
-Vamos a misa –anuncia mi madre –podemos pedir que cambien la intención por la celebración de tu regreso.
-Mamá yo... –dudo.
-Es lo ideal, celebrar este gran acontecimiento.
Al ver la hora veo que estamos rozando la hora de la misa, pero no estoy segura de querer ir y tener que repetir la misma historia una y otra vez, porque lo más seguro es que me interroguen.
-Amor esto es digno de celebración –dice acercándose, lo miro a los ojos con pánico.
-Damián.
-Muchos estarán felices de verte –dice mi madre.
-Si –corrobora mi padre.
-Lo sé, pero tengo miedo.
- ¿Miedo? –Pregunta Damián –estas con nosotros no tienes por qué.
Asiento y tomo aire, nos dirigimos a la salida, estoy aferrada a la mano de Damián, mis padres se adelantas varios pasos, caminamos las tres cuadras que nos separan de la iglesia.
-Estás nerviosa.
-No quiero interrogatorios.
-Lo sé, y no pensé que fuera tan difícil convencer a alguien con esto.
-Yo tampoco lo pensé, estoy asustada.
-Todo saldrá bien.
Llegamos a la entrada de la iglesia, mi madre me sonríe y entran, los veo dirigirse a la banca de enfrente, lo que faltaba, Damián y yo nos detenemos en la entrada, me mira y tomo aire, con paso vacilante nos dirigimos donde ellos van, mis tacones repiquetean por el lugar, no miro a nadie pero puedo sentir las miradas en mí, mis mejillas comienzan a tornarse rojas, tal vez estoy comenzando a hiperventilar, llegamos cerca del altar y me persigno, Damián me cede el paso y me acomodo en la banca junto a mis padres, él se sitúa a mi derecha, me toma la mano y le agradezco el apoyo, se la aprieto en señal de nerviosismo, comienzan los acordes del cantico de entrada, al parecer mis padres no tuvieron tiempo de cambiar las intenciones, no sé si es un alivio o no, pero sé que mucha gente aquí se ha dado cuenta de mi regreso.
-Queridos hermanos –dice mirando a todo el mundo aquí reunido, sus ojos pasan por todo el lugar –estamos aquí reunidos para celebrar la santa misa dominical –sus ojos se encuentran con los míos, pasan a mis padres y vuelven a enfocarme, lo veo dejar el micrófono, alejarse del altar con paso decidido, se sitúa frente a mí –hija mía.
A la vista de todos me abraza, algo extraño para él y para mí, luego pide el micrófono.
-Hermanos hoy es un día de fiesta, celebraremos el regreso de nuestra querida hermana –dice mirándome –celebraremos que ha vuelto la alegría en un hogar que se llenó de tristeza tras su desaparición y hoy vuelve a resplandecer –no sé si estoy pálida, o los colores han subido a mi rostro.
Los aplausos se oyen, pero solo me quedo mirándolo, mis padres me abrazan y solo puedo sonreír. La misa transcurre sin contratiempos, pero no logro escuchar nada, mi mente, mis pensamientos, mi cabeza, todo está bloqueado, no sé qué sentir, no sé qué pensar, estoy abrumada por todo esto, Damián me ha pasado el brazo por lo hombros, es en cierto modo un confort que ha evitado que me derrumbe, al terminar la misa, el sacerdote me pide hablar a solas. Me dirijo a la sacristía, donde hay una pequeña oficina.
- ¿Para que desea hablar conmigo padre?
Me mira curioso.
-Hija en todo este tiempo he visto las almas desconsoladas de tus padres, su martirio en vida, su infierno debo decir, al verte de regreso ha sido un alivio, pero estoy curioso de saber cómo volviste.
Trago saliva, es un sacerdote, y ciertamente sería un pecado mentirle descaradamente, no sé qué hacer.
-Padre yo...
-Hija, cuéntame que ha pasado contigo.
Uy si yo le contara, no sé qué hacer con esto, si le miento me condeno de alguna forma con Dios, pero si digo laverdad, puede ser que me obligue a decirla como penitencia.
-Hay cosas que no puedo decir padre... –comienzo –hubo tantas cosas involucradas en esto que preferiría mantenerlo entre Dios y yo.
- ¿Es tan malo hija?
-En cierto punto si, lo que les he contado a mis padres es lo más cercano a la realidad, he omitido muchas situaciones que solo los perturbarían, pero hay un hecho que es el que me trajo aquí, el hombre que nos acompaña, es mi esposo.
- ¿Tú esposo?
-Si sé que suena increíble que vuelva casada, y sé lo que muchos pensaran, pero él me salvo de la vida que me esperaba –una mentira sale de mis labios –me enamore, esa es la única verdad, al igual que yo él se enamoró de mí, me protegió, estuvo conmigo todo este tiempo, me ayudo a regresar, a darles paz a mi familia –sé que con cada palabra me condeno, pero es la única forma de que crean en mí.
-Es bueno saber que encontraste a alguien que se apiado de ti en este cruel laberinto, alguien que sostuvo tu mano y te trajo de vuelta con nosotros.
-Damián y yo solo estamos casados por el civil, quisiéramos que más adelante se realice la ceremonia religiosa, queremos unirnos en el altar bajo las leyes de Dios.
-Es maravilloso escucharte decirlo, y sería un honor realizar esa ceremonia.
-Se lo diré padre.
-Gracia hija, y me alegro mucho de tenerte de regreso –dice eso y se pone de pie, rodea la mesa y me abraza fuertemente, luego salgo de su oficina.
Siento en el momento de salir que acabo de pasar por una enorme prueba, al caminar siento las miradas, Damián se acerca al verme aparecer, me besa brevemente en los labios y me abraza, necesito sus brazos, porque si no sé qué caeré de bruces, todo este día ha sido de locos, no sé si resistiré más preguntas y si podre contestarlas como es debido. Puedo ver en el umbral al sacerdote me mira sonriendo, puedo decir que ha creído mi historia y que acepta el hecho de que no quiera contar lo que realmente sucedió conmigo, pero aun así cree en mi y es un alivio enorme. Decidimos regresar a la casa, mis padres querían que me quedara, pero Damián prometió volver mañana ya que estoy estresada, los eventos de hoy han sido muchos para asimilarlos de un día a otro, así que quiere que descanse, lo entendieron y se despidieron de nosotros, no recuerdo bien el llegar a la casa, solo sé que subí a la habitación y me tumbe en la cama, sentía que mi cabeza iba a explotar.







Cambiaré por Tí (Damián)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora