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——റ—ང❋°°°♤°°°❋ང—റ——

Cumplió su promesa, en el momento que volví a poner un pie en la casa, pude ver todos los cambios pasando en mis narices, había trabajadores poniendo una malla eléctrica en el muro, la seguridad aumento, Damián me sujeta con fuerza y me guía adentro de la casa, siento la presión de sus dedos clavándose en mi piel, veo levantarse a la señora Gina del sofá al momento de poner un pie dentro, quiere decir algo y Damián la calla con un movimiento de la mano, trago saliva con fuerza, él prosigue su camino pero toma un rumbo opuesto a las escaleras, pasamos junto a las puertas de la biblioteca, y seguimos por el pasillo, ¿a dónde me lleva? Al final bajamos unas escaleras, nos topamos con una puerta, lo veo abrirla, y me empuja dentro, caigo de bruces al tropezarme con mi propio pie.
-Este es tu nuevo hogar –dice sombríamente.
Levanto el rostro y observo el lugar, hay una cama, un buró con una lámpara encima, una puerta en mi campo derecho, me incorporo lentamente, hay un pequeño mueble, un escritorio y una silla, en la parte de arriba se encuentra una ventana rectangular demasiado delgada, con barrotes, la luz es cálida pero muy poca, el lugar es cerrado y da la impresión de ser una prisión.
- ¿Qué lugar es este?
-El sótano.
Me giro de golpe y lo miro, sus ojos muestran indiferencia.
-No me puedes dejar aquí encerrada –susurro.
- ¿No?
-No.
-Es lo mínimo que te mereces ¡escapaste, jugaste conmigo, te dije que no lo hagas, pero me tomaste por idiota! –me grita –Tu misma provocaste esto.
-Yo...
-No esperes que tenga compasión por ti.
-Damián –suplico.
-A partir de hoy, este será el único lugar que veras, hasta que yo decida el límite de tu castigo, tus alimentos serán reducidos, así que cuida lo que te traigan, siempre habrá agua no te preocupes por eso, te proporcionare lo que necesites, pero no veras la luz del día en el tiempo que se me pegue la gana –dice mirándome con el ceño fruncido, una vena palpita en su sien, las venas del cuello resaltan por el esfuerzo de tener la mandíbula apretada.
Me mira por última vez y procede a retirarse.
- ¡No me puedes dejar aquí! ¡No soy una prisionera!
-Lo eres –dice girándose para mirarme –lo fuiste desde el momento en que decidiste escaparte de mí, así que no tienes derecho a reclamarme nada.
Me abalanzo contra él.
- ¡Déjame salir! –Le lanzo una bofetada que fácilmente intercepta, me aprieta la muñeca, intento darle con mi otra mano, pero me agarra fuertemente, me trata de doblar las muñecas, me retuerzo de dolor, trato de zafarme, pero la presión me obliga a arrodillarme ante él –Damián –sollozo.
-Comienza a acostumbrarte a mi nueva actitud, porque es lo que tendrás a partir de ahora –dice –así que, si deseas que vuelva a ser el hombre amable, será mejor que cambies tu actitud conmigo, y no vuelvas a intentar escapar, hasta ahora tu familia ha estado a salvo de todas tus acciones, no me provoques.
-No les hagas nada –suplico.
-Entonces obedéceme –diciendo esto me suelta bruscamente y caigo al piso, no puedo evitarlo, las lágrimas fluyen, veo entre lágrimas sus pies todavía frente a mí, se acerca se pone en cuclillas y me toma de la mandíbula, un gesto firme, hace que lo mire a los ojos.
-Damián –pronuncio su nombre, mi voz suena apagada incluso para mí.
-Guarda tus lágrimas, ya no creo en tu vulnerabilidad –dice y se levanta.
Lo veo dirigirse a la puerta y dar un fuerte portazo que me sobresalta, escucho el ruido del cerrojo, me quedo en el piso un largo tiempo, en el fondo sé que esto iba a suceder, no jugué bien mis cartas, tal vez me apresure demasiado, no lo sé, pero estoy cansada en todos los sentidos, saber que me tendrá aquí por un largo tiempo me eriza la piel, estoy prácticamente en una prisión, me encerró en un sótano, prácticamente un calabozo, sola, alejada de todo, no tengo ninguna escapatoria.
Sus palabras siguen rondando mi cabeza, no me preocupa tanto la comida, y lo demás que menciono, lo que me preocupa es que mi familia ahora es un tiro al blanco para él, si doy un pequeño paso en falso, mi familia pagara por mis errores, y no quiero que eso suceda, si quiero sobrevivir debo mantener la calma, a como dé lugar debo adaptarme a su forma, a sus deseos, volver a ser lo que él quiere, no será fácil, para nada, lo cual me estresa, quisiera dormir profundamente y despertar en otra dimensión, en otras circunstancias, pero la triste realidad es que nunca sucederá.






Cambiaré por Tí (Damián)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora