Capítulo II
Las luces de neón lo hechizaron, los laceres lo atravesaron. Estaba seguro de que ese era el lugar donde debería haber estado siempre. ¿Cómo es que sus amigos fiesteros no le habían pasado la data? Porque estaba seguro de que encontraría a más de uno bailando o contra la pared con alguna que otra bailarina.
El escenario brillaba, mujeres y hombres bailaban sensualmente, y a nadie parecía importarles la orientación sexual. Una sonrisa se le formó en la cara cuando divisó a un rubio meneando las caderas, que le guiñó el ojo como podría haber hecho cualquiera pero no creyó que pudiera lograr en él semejante calentura. Ese lugar era como el punto en el que se juntaban el cielo y el infierno… y la propuesta era bastante tentadora.
—Cierra los ojos, Liam—se pidió a sí mismo. —Tranquilízate. Ya sabes cómo te pones cuando tienes fuego alrededor, eres como la gasolina.
Cuando se permitió abrir los ojos, el rubio ya había perdido el bóxer y ahora llevaba algo mucho más pequeño. Liam se mordió el labio y quiso avanzar, necesitaba darle dinero, verlo más de cerca, hacer algo. Pero cuando intentó el primer paso dos hombres a sus costados lo encerraron y lo apretaron contra su cuerpo… Sus respiraciones eran pesadas, calientes. Sus perfumes suaves y sensuales. Cada tanto se echaban algunas risas que le erizaban los vellos del cuello… Lo había decidido, esto era el infierno, y él era una rama seca muy fácil de quemar.
Levantando la vista vio a ese rubio que lo miraba con ganas y complicidad. Sabía que tenía la noche asegurada con ese hermoso hombre, y no tendría que ni pedírselo porque el joven parecía entregado en bandeja. Su ego subió al anteúltimo escalón. Pero justamente cuando todo parecía en orden, cuando sus pies avanzaron dejando atrás al sensual par lejos, y aproximándose al bailarín… Un morocho flaco, moreno y con un antifaz rojo le eclipsó la vista.
—¡Quítate! —le gritó, pero en medio de tanta fiesta, música y baile nunca lo escuchó.
Solo le faltaban unos cuantos metros para llegar al rubio, pero la vista se le había posado en unos boxers negros que llevaban una Z marcada justo en el trasero. El morocho volteó y lo miró, esos ojos, incluso debajo del antifaz le congelaron y sintió que debía parar de caminar y reconsiderar su decisión. ¿El rubio, o el morocho? Pero el del antifaz le facilitó el trabajo porque se acercó al rubio y lo besó con pasión, en ese momento Liam sintió que el líquido pre-seminal se escurría entre sus piernas. El rubio dirigió sus manos al calzoncillo negro y metió sus manos dentro, lo corrió más abajo dejando ver ese perfecto trasero que pedía a gritos ser comido crudo… y Liam ya tenía mucha hambre.
***
Una vez que ambos ingresaron, Z empujó a Liam contra una pared y unió sus labios en un beso caliente que despertó en ambos todos los sensores de su cuerpo. Cuando se separó le mostró una sonrisa de lado y lo tomó de la muñeca llevándolo hacia la cama. Una vez sentados sobre la seda blanca, Z se acostó sobre ella y hallando el cinturón, lo quitó y bajó los pantalones junto con los calzoncillos. Al hacerlo, vio saltar fuera el pene de Liam, Z echó una risita.
Miró hacia arriba con complicidad y se metió el miembro de Liam en su boca.
—Mhm—gimió Liam apenas sintió la sensación. La única vez que sus labios dejaron su pene fue para ordenarle que terminara de desvestirse.
Z era impresionante, sabía mucho, como si se hubiera leído libros enteros de sexo, conocía hasta el más insignificante truco para llevarlo a la locura. Que sus dientes rozaran la piel sensible, que su boca le proporcionaran esa succión, su lengua, la forma en la que se masturbaba mientras se lo hacía lo hacía aún más excitante. Liam estaba deshecho en gemidos. Le tomo de los cabellos y mantuvo su cabeza fija en un lugar. Le penetró la boca con alevosía, hasta que se vio justo al límite de eyacular.
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Restart (Ziam Fanfiction)
FanficBajo el antifaz esconde más de un secreto… y Liam moverá cielo y tierra para descubrirlos. ¿Te animas conocerlos?